El cerco internacional contra Venezuela se dio también hace 117 años

En 1902 grandes potencias europeas le plantearon un ultimátum a Venezuela y la bloquearon económicamente para forzar la salida del presidente Cipriano Castro. Un episodio histórico que guarda extrañas similitudes con la actual situación del gobierno de Nicolás Maduro y el cerco diplomático del que ha sido objeto.

Jesús Mesa
24 de febrero de 2019 - 02:00 a. m.
Cristian Garavito - El Espectador
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Hay titulares que no cambian con los años. Intervención internacional, fuerte polarización, crisis económica… son todos términos que se repiten en la historia de los países latinoamericanos una y otra vez. En esta ocasión el turno fue para Venezuela, que hoy se encuentra en el medio de un pulso político internacional por el poder, que, paradójicamente ya vivió hace más de un siglo.

Nicolás Maduro lleva seis años en el poder, pero el chavismo ha estado gobernando Venezuela desde 1999. La crisis política y social que se desencadenó en el mandato del heredero de Chávez ha provocado que hoy su permanencia en el poder tambalee por la fuerte presión internacional a la que se ha visto sometido su gobierno.

Hace justo un mes el líder opositor Juan Guaidó se proclamó presidente encargado, desafiando el poder de Maduro, quien resultó reelegido en 2018 en unas elecciones que la comunidad internacional desconoce. Por eso, más de cincuenta países reconocen hoy a Guaidó como presidente legítimo de Venezuela.

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Pero hay quienes afirman que la historia suele repetirse, pues un episodio histórico similar se llevó a cabo hace más de un siglo en Venezuela, exactamente en 1902, cuando el entonces presidente Cipriano Castro tuvo que defenderse de las presiones de potencias internacionales para mantener su gobierno. Dos mandatarios que tienen mucho en común a pesar del tiempo.

Quienes han analizado el fenómeno de la crisis social y política que hoy se vive en Venezuela, con una inflación del 1’000.000 % según el Fondo Monetario Internacional, concuerdan en que la debacle del modelo chavista se empata con la baja de los precios internacionales del petróleo, principal fuente de ingresos del gobierno venezolano durante el siglo XX y comienzos del XXI, que en su momento la hicieron el país más rico de Latinoamérica.

Pero así como hoy, hace más de cien años, Venezuela también tuvo que pagar el precio de la caída de los precios de su principal producto, que era entonces el café. El país vecino era a comienzos del siglo XX el segundo exportador mundial del grano (solo superado por Brasil), pero la contracción de los precios en 1902 (casi del 20 %) sumada a una incipiente guerra civil, que entonces se desarrollaba en el país, hicieron que Venezuela se quedara sin flujo de caja.

La situación venezolana era crítica. El conflicto interno y la desaceleración de la economía en Venezuela habían provocado la muerte de 50.000 personas en un país que contaba con apenas tres millones de habitantes. Hoy, como para hacerse una idea, ese es el mismo número de venezolanos que 117 años después, de acuerdo con distintos organismos internacionales, se han visto obligados a emigrar de su país.

Pero volviendo a 1902, en ese momento en Venezuela se llevaba a cabo un proceso histórico conocido como la “Revolución Libertadora”, el cual duró aproximadamente un año y en el que diferentes caudillos del país se enfrentaron al gobierno de Castro, al que acusaban de no satisfacer las necesidades de los venezolanos. Una máxima parecida a la que hoy mueve a los opositores del chavismo, que acusan al gobierno de provocar una crisis humanitaria.

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Para financiar su defensa, el presidente Cipriano Castro ordenó suspender el pago de la deuda externa venezolana, decisión que no gustó a las potencias europeas, que eran también sus principales acreedores.

Alemania y el Reino Unido, enemigos históricos, se pusieron de acuerdo y cooperaron estrechamente para bloquear económicamente a Venezuela. A la causa de las grandes potencias se sumaron luego el reino de Italia, España y los Países Bajos, con el objetivo de cumplir con sus obligaciones. Algo parecido a lo que vive hoy el gobierno de Nicolás Maduro con las sanciones impuestas por Estados Unidos en contra de sus exportaciones petroleras.

El bloqueo entonces se hacía de una manera diferente a la de hoy, mucho más directa, taponando los puertos marítimos. Los europeos dispusieron entonces su moderna flota de barcos para bloquear la salida al mar de los productos venezolanos y dejaron al presidente Castro en un problema interno. Los principales puertos del país fueron bloqueados y Venezuela se vio impotente ante el poderío de alemanes y británicos.

Pero así como Maduro cuenta hoy con amistades poderosas como las de Rusia o China, en 1902 el presidente Castro contó con un inesperado aliado en su lucha por quedarse en el poder: los Estados Unidos, que no deseaban la intromisión ni presencia de los europeos en el Caribe.

Washington acababa de salir victorioso de la guerra con España, en la cual se adjudicó los últimos territorios coloniales que le quedaban a la madre patria en el continente. Tras el éxito del conflicto , el presidente estadounidense Theodore Roosevelt, que lideraba una ofensiva intervencionista en varios países de la región, aplicó la conocida doctrina Monroe: “América para los americanos”, justificada en Venezuela por la injusta situación que se vivía en el país debido a los bloqueos. Finalmente, en 1903, Estados Unidos y los países europeos firmaron un convenio y acordaron el levantamiento del bloqueo.

Comparar la situación de aquella época con la actual en Venezuela no parece entonces algo vago o superficial. Si en ese momento los Estados Unidos no querían a los europeos en su zona de influencia, hoy ocurre lo mismo, pero con distinto enemigo. Por eso el marcado interés del presidente estadounidense Donald Trump por reducir la influencia de Rusia y China en su “patio trasero”.

También resulta difícil no encontrar semejanzas entre los mandatos de Cipriano Castro y Nicolás Maduro, dos presidentes venezolanos con más de un siglo diferencia, pero que guardan particulares similitudes. Ambos gobiernos se caracterizaron por ser personalistas, despóticos y autoritarios con quienes rechazaron sus políticas. Ambos, también, afirmaron defender a Venezuela de una amenaza extranjera.

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“Durante su mandato como presidente, sostuvo con determinación la lucha por defender la soberanía ante las arremetidas de las transnacionales”, celebró en un trino Nicolás Maduro durante el aniversario del nacimiento del presidente Cipriano Castro.

El temor de muchos es que en esta ocasión ocurra lo mismo que hace 117 años. No fue el bloqueo a Venezuela el que acabó con el gobierno de Castro; al contrario, la agresión de las potencias lo atornilló en el poder. Estados Unidos fue en ese entonces su aliado y en plena época de la doctrina Monroe obligó a los europeos a irse de América.

El final del presidente Castro lo terminaría provocando una enfermedad que lo obligó a tratarse en Europa, paradójicamente en Alemania, país que le dio sendos dolores de cabeza en la época de la Revolución Libertadora. Cuando quiso volver a Venezuela, uno de los suyos, el general Juan Vicente Gómez, le dio un golpe de Estado y lo obligó al exilio. Jamás volvió hasta el día de su muerte, en Puerto Rico en 1924.

¿La historia se repetirá con Nicolás Maduro? Los militares, como en 1903, tendrán la última palabra.

Por Jesús Mesa

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