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A Theresa May, primera ministra británica, su “cercanía” con Donald Trump le está causando serios dolores de cabeza.
La visita del estadounidense esta semana a Reino Unido, justo en un momento de debilidad del Gobierno británico, golpeado por la dimisión de dos ministros por discrepancias sobre la estrategia para salir de la Unión Europea (brexit), complicó aún a May.
Trump, quien ha dado sobradas muestras de ser leal solo a sus propios intereses, criticó duramente a May, una de las pocas líderes europeas que se preciaba de tener buenas relaciones con el presidente de EE. UU.
En una entrevista al diario The Sun, que empezó a difundirse el jueves por la noche cuando May presidía una cena de gala en honor de Trump, el presidente dijo que “los planes de May de mantener vínculos con la Unión Europea, tras el brexit, imposibilitan un acuerdo comercial con Estados Unidos”. Primer golpe bajo, pues un Acuerdo de Libre Comercio con ese país es la gran apuesta de la Primera Ministra.
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“Yo lo habría hecho (brexit) de manera muy diferente. De hecho le dije a Theresa May cómo hacerlo, pero ella no estuvo de acuerdo, no me escuchó”, aseguró Trump, quien consideró que siguió un camino que no se corresponde con lo que apoyaron los británicos en el referéndum de 2016, sobre la salida de Reino Unido de la UE.
Trump, lenguaraz como pocos, además, acusó al alcalde de Londres, Sadiq Khan, de haber hecho un trabajo “terrible” contra el terrorismo, un año después de la oleada de atentados de 2017, en unas declaraciones sísmicas que provocaron una caída de la libra.
Un duro golpe para la debilitada Primera Ministra, que intenta asentar su autoridad en el seno de su partido conservador, actualmente muy dividido.
Aunque, en enero de 2017, May se convirtió en la primera líder internacional en visitar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y parecía que entre los dos líderes tenían sintonía en temas clave, Trump decidió criticarla en su propia casa.
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Ya lo había hecho desde el término de la cumbre de la OTAN, en Bruselas, cuando dijo que “no está haciendo un buen trabajo con el brexit”. Trump hundió aún más el dedo en la yaga, al considerar en The Sun que el exministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, un posible competidor para May, podría ser “un gran primer ministro”.
Esto recordó otros desplantes que le ha hecho Trump a su “amiga” May. En mayo de 2018, aseguró que Londres era como “un hospital de guerra”, por los acuchillamientos. “Es verdad, no tienen pistolas, tienen cuchillos, y hay sangre por todo el suelo de este hospital”. En enero de 2018, Trump declaró que no iba a inaugurar la nueva embajada estadounidense en Londres, porque su ubicación era mala, producto de “un mal acuerdo”.
En noviembre de 2017, cuando Trump replicó los mensajes de un grupo ultraderechista británico, May le dijo que había cometido un error, y él le respondió: “No te concentres en mí, concéntrate en el terrorismo radical islámico que ocurre en el Reino Unido”.
Ayer Trump intentó rectificar el daño político causado a May durante su visita, diciendo que “es una mujer excelente, toda una profesional”, pero se marchó con otra declaración polémica: “Es bueno mantener una buena relación con Rusia”. Ni una sola condena a este país por el uso de veneno en territorio británico.