El Espectador le explica: ¿por qué se disparó la venta de armas en Brasil?
En Brasil ya se vende un arma cada 3 minutos. El presidente del país, Jair Bolsonaro, es uno de los responsables de este alarmante incremento. Desde que asumió el poder ha defendido que “el pueblo se arme”, a pesar de que expertos le han advertido que eso no es una buena idea.
En Brasil, la expedición de los permisos de porte de armas tuvo un aumento gigantesco y preocupante en el último año. En el primer periodo de 2020 se registraron 73.996 emisiones de permisos de este tipo, lo que indica un aumento de 205% frente al número de documentos expedidos durante el mismo periodo en 2019, cuando se emitieron 24.236. Pero ¿cuál es la explicación para este aumento y qué implicaciones tiene? El Espectador le explica.
¿Por qué aumentó la emisión de permisos?
La razón es muy simple para los expertos: la legislación se volvió mucho más flexible. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó en mayo de 2019 dos decretos que ampliaron las categorías de personas que podían estar autorizadas para portar armas en el país. Luego firmó 11 resoluciones y dos decretos más en el último año. Con esas reformas, 19 millones de personas tuvieron acceso a armas. Los resultados eran de esperarse: el porte se triplicó. El Estatuto de Desarme, el conjunto de leyes que controlaba el porte de armas, se ha desmoronado, y eso es preocupante. Los brasileños hoy están mucho más armados, pero menos seguros.
¿Qué implica que haya más armas circulando por las calles?
Esto no es nada positivo. El control estricto de armas que otorgaba el Estatuto de Desarme salvó cientos de miles de vidas. Más armas circulando no significa más seguridad, sino todo lo contrario.
“Según un estudio del Instituto de Investigación Económica Aplicada, generalmente por cada 1% más de armas en la población, hay un aumento del 2% de homicidios”, le dijo Isabel Seixas de Figueiredo, consultora del Foro Brasileño de Seguridad Pública, al diario El País de España.
Datos recolectados por el Foro Brasileño de Seguridad Pública en colaboración con el Núcleo de Estudios de la VIolencia de la Universidad de Sao Paulo indicaron que el aumento del porte de armas vino de la mano con un aumento de los homicidios. En el primer semestre de 2020 se registró un 7% más de asesinatos.
Seixas advierte que “no se puede afirmar que, en este caso específico, exista una relación entre el aumento del número licencias de armas y los homicidios, porque es un fenómeno reciente y el homicidio es un fenómeno multicausal”. Sin embargo, Gabriel Sampaio, coordinador del Programa de Combate a la Violencia Institucional de Conectas, apunta que sin duda el mayor porte de armas tiene un efecto en la seguridad pública.
La velocidad administrativa en la concesión de la tenencia de armas deja dudas sobre si la evaluación del perfil de quienes solicitan el permiso se lleva a cabo con el debido cuidado. Este crecimiento muestra que o bien se está asignando una gran cantidad de recursos humanos a analizar estas solicitudes o bien el análisis no se está haciendo de manera rigurosa”, dice Sampaio en El País.
¿Quién se beneficia de que los permisos sean más fáciles de conseguir?
Sin duda la industria de las armas es la que más provecho puede sacar de esta situación. Las empresas que venden armas han aumentado su volumen de ventas y, por lo tanto, su facturación.
Pero por otro lado, existe el peligro de que las armas que se sacaron con permisos legales terminen en manos del crimen organizado, quienes también se estarían beneficiando de la situación. Entre el 30% y el 40% de las armas que son incautadas por las autoridades corresponden a personas que no tienen conexiones criminales, lo que indica que fueron vendidas a las bandas del crimen organizado o también pudieron ser robadas a sus propietarios originales.
Bolsonaro no solo hizo que comprar un arma fuera más fácil, también hizo que fuera más inseguro. El presidente debilitó el control sobre la circulación de armas, revocando las órdenes para marcar y rastrear armamento y munición. Las medidas han sido criticadas, pero hasta el momento no han podido ser revocadas.
En Brasil, la expedición de los permisos de porte de armas tuvo un aumento gigantesco y preocupante en el último año. En el primer periodo de 2020 se registraron 73.996 emisiones de permisos de este tipo, lo que indica un aumento de 205% frente al número de documentos expedidos durante el mismo periodo en 2019, cuando se emitieron 24.236. Pero ¿cuál es la explicación para este aumento y qué implicaciones tiene? El Espectador le explica.
¿Por qué aumentó la emisión de permisos?
La razón es muy simple para los expertos: la legislación se volvió mucho más flexible. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó en mayo de 2019 dos decretos que ampliaron las categorías de personas que podían estar autorizadas para portar armas en el país. Luego firmó 11 resoluciones y dos decretos más en el último año. Con esas reformas, 19 millones de personas tuvieron acceso a armas. Los resultados eran de esperarse: el porte se triplicó. El Estatuto de Desarme, el conjunto de leyes que controlaba el porte de armas, se ha desmoronado, y eso es preocupante. Los brasileños hoy están mucho más armados, pero menos seguros.
¿Qué implica que haya más armas circulando por las calles?
Esto no es nada positivo. El control estricto de armas que otorgaba el Estatuto de Desarme salvó cientos de miles de vidas. Más armas circulando no significa más seguridad, sino todo lo contrario.
“Según un estudio del Instituto de Investigación Económica Aplicada, generalmente por cada 1% más de armas en la población, hay un aumento del 2% de homicidios”, le dijo Isabel Seixas de Figueiredo, consultora del Foro Brasileño de Seguridad Pública, al diario El País de España.
Datos recolectados por el Foro Brasileño de Seguridad Pública en colaboración con el Núcleo de Estudios de la VIolencia de la Universidad de Sao Paulo indicaron que el aumento del porte de armas vino de la mano con un aumento de los homicidios. En el primer semestre de 2020 se registró un 7% más de asesinatos.
Seixas advierte que “no se puede afirmar que, en este caso específico, exista una relación entre el aumento del número licencias de armas y los homicidios, porque es un fenómeno reciente y el homicidio es un fenómeno multicausal”. Sin embargo, Gabriel Sampaio, coordinador del Programa de Combate a la Violencia Institucional de Conectas, apunta que sin duda el mayor porte de armas tiene un efecto en la seguridad pública.
La velocidad administrativa en la concesión de la tenencia de armas deja dudas sobre si la evaluación del perfil de quienes solicitan el permiso se lleva a cabo con el debido cuidado. Este crecimiento muestra que o bien se está asignando una gran cantidad de recursos humanos a analizar estas solicitudes o bien el análisis no se está haciendo de manera rigurosa”, dice Sampaio en El País.
¿Quién se beneficia de que los permisos sean más fáciles de conseguir?
Sin duda la industria de las armas es la que más provecho puede sacar de esta situación. Las empresas que venden armas han aumentado su volumen de ventas y, por lo tanto, su facturación.
Pero por otro lado, existe el peligro de que las armas que se sacaron con permisos legales terminen en manos del crimen organizado, quienes también se estarían beneficiando de la situación. Entre el 30% y el 40% de las armas que son incautadas por las autoridades corresponden a personas que no tienen conexiones criminales, lo que indica que fueron vendidas a las bandas del crimen organizado o también pudieron ser robadas a sus propietarios originales.
Bolsonaro no solo hizo que comprar un arma fuera más fácil, también hizo que fuera más inseguro. El presidente debilitó el control sobre la circulación de armas, revocando las órdenes para marcar y rastrear armamento y munición. Las medidas han sido criticadas, pero hasta el momento no han podido ser revocadas.