El golpe que no fue: así se gestó la más reciente crisis en Bolivia
El comandante del Ejército llegó hasta la sede del gobierno en La Paz. Tropas bajo su mando tumbaron la puerta en medio de la amenaza de nombrar un nuevo gabinete para “restaurar” la democracia. El presidente Luis Arce, no obstante, nombró de inmediato a una nueva cúpula, que logró el retiro del personal militar. Le contamos cómo llegó el país a este punto.
María Alejandra Medina
“Raro” y “delirante” son algunas de las palabras usadas para describir el intento de golpe de Estado que sacudió a Bolivia el miércoles, cuando Juan José Zúñiga, comandante del Ejército, pasado el mediodía y sin explicación, desplegó personal de las Fuerzas Armadas del país de forma irregular. Minutos antes de las 3 de la tarde (2 p. m. en Colombia), el presidente constitucional, Luis Arce, denunció los movimientos, casi al tiempo de que su otrora aliado y hoy contendor político, Evo Morales, alertara de un golpe de Estado en curso. Lo siguiente fueron imágenes de un tanque tumbando la puerta de la antigua sede del gobierno, el Palacio Quemado, en La Paz.
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“Raro” y “delirante” son algunas de las palabras usadas para describir el intento de golpe de Estado que sacudió a Bolivia el miércoles, cuando Juan José Zúñiga, comandante del Ejército, pasado el mediodía y sin explicación, desplegó personal de las Fuerzas Armadas del país de forma irregular. Minutos antes de las 3 de la tarde (2 p. m. en Colombia), el presidente constitucional, Luis Arce, denunció los movimientos, casi al tiempo de que su otrora aliado y hoy contendor político, Evo Morales, alertara de un golpe de Estado en curso. Lo siguiente fueron imágenes de un tanque tumbando la puerta de la antigua sede del gobierno, el Palacio Quemado, en La Paz.
En medio de la intentona Zúñiga afirmó: “Las Fuerzas Armadas pretenden reestructurar la democracia, que sea una verdadera democracia”. La destitución del comandante se esperaba desde el martes luego de unas declaraciones que dio contra las aspiraciones presidenciales de Evo Morales: “Ese señor no puede volver a ser presidente de este país”, había dicho en unas palabras televisadas en las que incluso amenazó con detener al expresidente, que quiere postularse a un nuevo mandato en las elecciones de 2025.
El relevo de la cúpula militar llegó en medio del intento de golpe. El nuevo comandante, el general José Wilson Sánchez Velásquez, nombrado por Arce, tomó el mando de inmediato y ordenó el repliegue: “Dispongo que todo el personal que se movilizó en las calles debe retornar a sus unidades”, rozando las 6 de la tarde. El ya excomandante Zúñiga se retiró dentro de un vehículo blindado y la situación empezó a normalizarse, sin haber dejado personas heridas o víctimas fatales. Una investigación en contra del destituido y detenido general fue abierta.
“Su accionar fue raro. Entró al palacio presidencial y conversó con Arce, después salió y dio una entrevista a los medios”, resaltó Jan Souverein, representante de la Fundación Friedrich Ebert en Bolivia, sobre el proceder del excomandante Zúñiga. En efecto, el cara a cara entre el presidente, que llamó públicamente a defender la democracia, y el jefe militar fue una de las imágenes más representativas de la jornada.
Para Souverein, si la intentona estuvo motivada por su “inminente destitución”, “no lo pensó bien evidentemente”. No obstante, señala otras hipótesis que surgieron en medio del episodio: “Hay una fuerte narrativa desde la oposición y el MAS evista (facción del partido de gobierno fiel a Evo Morales) que todo fue armado desde el gobierno. En cualquier caso, Arce sale fortalecido”.
Tras su remoción, Zúñiga afirmó que ejecutó el intento de golpe por órdenes de Arce, para mejorar la imagen del presidente.
“Con el transcurrir de las horas se observaba ministros que paseaban entre los militares lo que se comenzó a observar que no era un intento de golpe de los que vivimos y sufrimos los bolivianos”, comentó Henry Montero, jefe de bancada de Creemos, partido opositor al gobierno. “En las redes sociales ya se comentaba de un supuesto autogolpe. Luego el general Zúñiga es detenido y posteriormente señala que lo ocurrido hoy había sido planificado el día domingo en el colegio la Salle, y con el objetivo de mejorar la popularidad del presidente que enfrenta una serie de conflictos”.
“Como oposición exigimos que se pueda esclarecer estos hechos suscitados en Bolivia que se involucra la Presidente como ser parte de la planificación de un autogolpe”, agregó en diálogo con El Espectador.
Para la senadora Cecilia Requena, de la coalición Comunidad Ciudadana, todo lo sucedido, el “supuesto intento de golpe”, en sus palabras, fue muy “raro”, por lo que señala que quedan muchas “dudas” en el ambiente. Sin embargo, “más allá de las sospechas sobre la motivación y quién está detrás, está el hecho de la debilidad institucional de Bolivia, es un síntoma de la descomposición de la institucionalidad democrática”, resumió la legisladora para este diario.
Requena ha sido una de las muchas voces que han denunciado la cooptación de la justicia, así como las amenazas contra el Legislativo por parte del Ejecutivo. Asimismo, ha insistido en la crítica situación financiera del país, bajo el mando de un economista cuya gestión llegó a gozar de buena reputación. Hoy Bolivia se enfrenta a los efectos de rebajas en la calificación de la deuda pública, escasez de divisas, entre otros problemas de gran envergadura.
Por el lado político, las aspiraciones de Evo Morales han sido otro factor de tensión en el país. Hay que recordar que en 2020, tras la victoria electoral de su sucesor, Luis Arce, el exmandatario volvió triunfante de Argentina. Allí estuvo asilado un año mientras en su contra pesaba una orden de detención en Bolivia por sedición, terrorismo y financiamiento al terrorismo tras su caótica renuncia de 2019.
Aquella salida del poder, según Morales, acusado en ese momento de fraude electoral, fue forzada en medio de un “golpe de Estado”, tras el cual Jeanine Áñez asumió como presidenta interina. Áñez hoy se encuentra detenida, condenada a 10 años, por delitos relacionados con su toma irregular del poder en 2019, según la justicia de ese país. El nombre de la exmandataria fue, de hecho, mencionado por el comandante Zúñiga durante el intento de golpe entre los de los presos políticos que hay que liberar. Sin embargo, la cuenta oficial de Áñez en X se desmarcó de esto al rechazar lo sucedido el miércoles. “Repudio total a movilización de militares en plaza Murillo, pretendiendo destruir el orden constitucional, el MAS con Arce y Evo deben irse a través del voto el año 2025. Los bolivianos defenderemos la democracia”, fue el mensaje.
También hay que mencionar que durante su mandato de Arce se ha distanciado de Morales y han surgido profundas fracturas, hasta el punto de que el partido MAS hoy se encuentra dividido entre los “evistas” y los “arcistas”. Para Requena, lo del miércoles también es consecuencia de no haberle dado el cierre adecuado a la crisis de 2019. “No hubo un proceso judicial justo, que recogiera las evidencias que estuvieron en los informes de entidades como la OEA sobre el fraude y lo que pasó después”, añade.
Manifiesta su preocupación por la debilidad que hoy también proyecta el poder electoral. “La situación para 2025 es muy complicada”. Aunque la justicia ha ratificado la inhabilitación de Evo Morales, el exmandatario, con un nada despreciable apoyo popular y dentro de su propio partido, sigue peleando por sus aspiraciones en un país que el miércoles volvió a enfrentarse al fantasma de los golpes militares.
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