El grupo de extremistas republicanos que ni Trump puede controlar, ¿qué buscan?
Considerados “talibanes” por sus colegas, estos congresistas han impedido la elección de Kevin McCarthy como presidente de la Cámara de Representantes. El jueves lo hicieron de nuevo, marcando el séptimo fracaso del candidato al cargo de “orador”. Todavía no consigue los 218 votos necesarios.
Algunos congresistas los han llamado “Los 20 talibanes” o “El Caucus del Caos”. Es un grupo conformado por 20 republicanos con tendencia a la ultraderecha que continúan frenando la elección de un nuevo presidente de la Cámara de Representantes, pues consideran al candidato principal del partido, Kevin McCarthy, muy débil y fuera de sintonía de lo que buscan. El jueves, impidieron de nuevo que este alcanzara los 218 votos necesarios para llegar al cargo de “orador”. Es el séptimo fracaso de McCarthy en la semana. Todo parece indicar que la votación se extenderá al menos hasta una novena sesión.
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Algunos congresistas los han llamado “Los 20 talibanes” o “El Caucus del Caos”. Es un grupo conformado por 20 republicanos con tendencia a la ultraderecha que continúan frenando la elección de un nuevo presidente de la Cámara de Representantes, pues consideran al candidato principal del partido, Kevin McCarthy, muy débil y fuera de sintonía de lo que buscan. El jueves, impidieron de nuevo que este alcanzara los 218 votos necesarios para llegar al cargo de “orador”. Es el séptimo fracaso de McCarthy en la semana. Todo parece indicar que la votación se extenderá al menos hasta una novena sesión.
¿Quiénes son?
Este grupo se caracteriza por reunir a congresistas que son apoyados por el expresidente Donald Trump, que se niegan a reconocer los resultados de las elecciones de 2020 y que pertenecen al Freedom Caucus, un grupo ultraconservador.
“El presidente Trump ganó esa elección”, dijo Anna Paulina Luna, de Florida, una de las cinco recién llegadas que se opuso a la candidatura de McCarthy a la oratoria.
No están solos: al menos 180 republicanos de la actual Cámara de Representantes también han cuestionado las elecciones de 2020, pero este grupo es el más insistente en tomar medidas contra los demócratas e incluso iniciar un juicio político contra el presidente Joe Biden para sacarlo del cargo.
Sin sus votos, al menos el de la mayoría, McCarthy no puede alcanzar su anhelado cargo de orador de la Cámara. Ni siquiera las intervenciones del expresidente Trump, quien pidió a todos los congresistas republicanos votar por “su Kevin” —como llama a McCarthy— ha servido para que el grupo de rebeldes dé su brazo a torcer.
“Es hora de que todos nuestros grandes miembros republicanos de la Cámara (baja) voten por Kevin”, afirmó Trump en su red social Truth, un raro apoyo público de su parte. “Republicanos, no conviertan un gran triunfo en una gigantesca y vergonzosa derrota”, urgió el exmandatario republicano.
Casi la mitad de los legisladores que se opusieron a McCarthy representan distritos en los estados de Texas, Arizona y Florida, pero se puede observar en el mapa que están repartidos por buena parte del territorio estadounidense, en especial en las áreas más conservadoras.
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¿Qué quieren?
Ese grupo reducido, pero intransigente a la hora de promover proyectos, quiere aprovechar que el partido solo dispone de una corta mayoría tras las elecciones de mitad de mandato de noviembre para imponer sus condiciones.
Entre otras cosas, el grupo de rebeldes quiere que se usen los cierres de gobierno para forzar negociaciones con Biden, una medida bastante hostil, pero usada con frecuencia en los últimos gobiernos. Los dos últimos presidentes demócratas enfrentaron cierres de gobierno provocados por los republicanos cuando tenían el control de la Cámara de Representantes. Ahora que han vuelto al control, la bancada republicana podría emplear esta maniobra para forzar negociaciones con Biden.
McCarthy ya ha objetado el proyecto bipartidista de financiación del gobierno, señalando que “el gasto es demasiado” y necesita recortarse. Así, los demócratas verían obstaculizados algunos puntos de su agenda política y se verían forzados a aceptar objetivos republicanos, como las barreras físicas en la frontera sur, para evitar un cierre del gobierno. También ha aceptado otras de las condiciones del grupo, pero aun con todo lo que ha entregado, los rebeldes no quieren ceder. De momento, tienen a McCarthy como rehén y lo llevarán al límite para que acepte todo lo que impongan.
Puntualmente, estas son las demandas del grupo:
- Menos gasto público
- Más poder para ellos y menos para el orador (es decir, McCarthy)
- Que solo sea necesario un voto para dejar vacante el puesto de presidente de la Cámara
- Que los Comités de Acción Política (PAC) no gasten dinero en campañas contra otros conservadores
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¿Por qué es problemático el estancamiento?
Esta situación, que no se presentaba desde hace un siglo, paraliza por completo la institución. Sin presidente de la cámara, los congresistas no pueden prestar juramento y, por lo tanto, aprobar ningún proyecto de ley.
Se seguirá votando hasta que salga un presidente, algo que puede tardar horas, o semanas, como ocurrió en 1856, cuando se necesitaron dos meses y 133 vueltas.
Los republicanos tampoco pueden abrir las numerosas investigaciones que habían prometido contra el presidente Biden. Además, sin una agenda unificada o un liderazgo claro, los republicanos enfrentan la posibilidad de que el fervor antisistema que ha impulsado al partido en los últimos años ahora pueda devorarlo.
“Abraza el caos. Nuestro movimiento está abrazando el caos”, dijo John Fredericks, un locutor de derecha bastante conservador.
“Los miembros que comenzaron esto tienen poco interés en legislar, pero están más interesados en quemar la estructura de liderazgo republicano existente”, agregó Karl Rove, estratega republicano de la era previa a Trump.
La situación es “vergonzosa”, afirmó Biden, quien advierte que “el resto del mundo” observa la situación de cerca. Entre risas sarcásticas y aplausos, los demócratas parecen divertirse durante las votaciones en el hemiciclo.
Una cámara hostil, pero dividida, podría ser una bendición para Biden, si confirma su intención de postularse nuevamente a la presidencia en 2024, una decisión que se espera que anuncie a principios de este año.
Pero los demócratas también saben que es urgente que el Congreso entre en funciones, pues el país requiere que el Legislativo debata y apruebe con urgencia ciertas medidas: el gobierno necesita elevar el techo de la deuda para evitar un incumplimiento potencialmente catastrófico de la deuda nacional.
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