El otro Vladimir que asusta a Perú
Dicen que el hombre en la sombra de la campaña de Pedro Castillo, el fenómeno electoral en Perú que se disputa la presidencia del país con Keiko Fujimori, es un médico, exgobernador de Junín acusado de tener una conducta delirante por el poder. ¿Quién es?
Si hay un personaje que los peruanos no olvidan, es Vladimiro Montesinos, un oscuro y siniestro hombre que se movió como pez en el agua durante los diez años de gobierno de Alberto Fujimori. Este exmilitar, hoy preso y condenado a 22 años de prisión por varios delitos, era conocido como el “Rasputín” del fujimorismo.
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Si hay un personaje que los peruanos no olvidan, es Vladimiro Montesinos, un oscuro y siniestro hombre que se movió como pez en el agua durante los diez años de gobierno de Alberto Fujimori. Este exmilitar, hoy preso y condenado a 22 años de prisión por varios delitos, era conocido como el “Rasputín” del fujimorismo.
Montesinos fue, en la sombra, el ejecutor de todos los actos de corrupción y violación de derechos humanos del gobierno fujimorista. Se convirtió en la mano derecha del entonces mandatario y con ese poder construyó en el seno del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) una enorme red de información, que infiltró a Sendero Luminoso y al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, hasta derrotarlos. No sólo eso. También desde ese organismo espió a políticos, empresarios, jueces y periodistas.
“No hay nadie que pueda competir con Montesinos en el gobierno peruano, y nada dte lo que el gobierno haga en términos de inteligencia, implementación y seguridad, se produce sin su bendición”, decía un cable del Departamento de Estado de Estados Unidos de 1999.
Montesinos estuvo detrás de cada hecho clave que marcó el gobierno de Fujimori. También en todos los escándalos. Fue acusado de estar vinculado con graves violaciones de derechos humanos: las matanzas en Barrios Altos (1991) y La Cantuta (1992), atribuidas al grupo militar encubierto Colina, son algunas de ellas; investigaciones lo ubican también como cerebro de la tortura y posterior asesinato de la agente del Servicio de Inteligencia Mariela Barreto, en 1996, y la tortura a la exagente de Inteligencia Leonor La Rosa, en 1997.
Nacido el 20 de mayo de 1945 en la sureña ciudad de Arequipa, se inició en la vida militar en la Escuela de las Américas de Panamá. Fue expulsado del Ejército en 1977 por falsificar un permiso para viajar a Estados Unidos y fue sentenciado a dos años de prisión.
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Eso lo llevó a estudiar Derecho y, como abogado, defendió a narcotraficantes peruanos y colombianos, antes de acceder al entorno de Fujimori durante la campaña electoral de 1990, cuando éste venció en las urnas al escritor Mario Vargas Llosa.
Esos contactos nunca los dejó. La red de abogados y policías que usó para defender a narcotraficantes, también la manejó cuando llegó al Estado peruano, creando una organización de narcotráfico que actuaba con total impunidad. Fujimori siempre defendió a su asesor, quien terminó con una fortuna incalculable cuyo origen nunca se esclareció.
Esa relación Fujimori-Montesinos fue siniestra por el grado de manipulación y los límites que cruzaron por mantener el poder. Siendo un “simple asesor”, Montesinos hizo lo que quiso en el país.
El otro Vladimir
Toda esta historia para recordar las peligrosas asesorías y porque hoy otro Vladimir que asusta a miles de peruanos, que no olvidan esos tiempos oscuros. Vladimir Cerrón, polémico personaje peruano, a quien analistas, periodistas y políticos acusan de mover los hilos de la campaña presidencial de Pedro Castillo, el fenómeno electoral peruano que se disputará la presidencia con Keiko Fujimori el 6 de junio.
En este momento, Castillo, candidato izquierdista, supera en intención de voto a Fujimori, según los últimos sondeos. Castillo, un maestro de escuela rural, concentra el 43 % de la intención de voto, mientras que Keiko Fujimori, recibe un 34 % de las preferencias, señala la encuesta de Ipsos.
Castillo, candidato del partido Perú Libre, es un misterio que comienza a preocupar por su discurso. Este hombre dice que, de ganar la Presidencia, redactará una nueva Constitución, aumentará el presupuesto para agricultura, establecerá una “economía popular con mercados", cambiará el Estado supervisor por uno "interventor, planificador, innovador, empresario y protector", y renegociará el reparto de utilidades de las empresas extractivas trasnacionales.
Además, propone aumentar el presupuesto para la educación del 3,5 % al 10 % del PIB. En el tema social, Castillo ya no es de izquierda ni revolucionario, está en contra de legalizar el aborto y tampoco piensa aprobar el matrimonio igualitario.
¿Dónde habían escuchado eso los peruanos? De Vladimir Cerrón, el fundador de Perú Libre, el partido de Castillo. Este hombre, calificado como “obsesivo, oscuro y siniestro”, habría sido el gestor de toda la campaña de Castillo y quien le habla al oído. De acuerdo con analistas políticos peruanos e informes de prensa, Cerrón ha armado durante los últimos diez años un poderoso aparato político en Junín, donde fue gobernador en 2010, basado en la corrupción e intimidación de sus críticos.
César Combina, senador peruano, lo describió en el programa Día D de la televisión peruana como “la peste de Junín, que limitó todas las posibilidades de la región”. Cerrón gobernó Junín hasta 2014 y aunque dice que su gestión fue exitosa, Combina lo contradice y no sólo le recuerda la sentencia que tiene por corrupción, sino que lo acusa de acabar con el desarrollo social y de salud de la región.
Periodistas como Jaime Bayly advierten que Castillo repite la jerga ideológica de Cerrón. “Qué peligro escuchar al jefe ideológico de Pedro Castillo, el señor Vladimir Cerrón, hablando de Venezuela y de cómo Venezuela debe ser un modelo para perpetuarse en el poder”, comentó.
“Está diciendo nosotros vamos a llegar al poder y no vamos a entregar el poder nunca. Ese es el modelo comunista, el modelo chavista, qué peligro que los peruanos voten por ese modelo”, agregó. “Mi gran temor es que la mayoría de los casi 2 millones ochocientos mil peruanos que han votado por él, no saben que si Castillo llega al poder será otra Venezuela. Sueñan con que Castillo les va a mejorar la vida y yo sospecho que es al revés”, manifestó el periodista.
Cerrón no oculta su admiración por Nicolás Maduro, quien lo invitó a un foro en Caracas para hablar de modelos políticos. “Si uno gana las elecciones, confisca las instituciones del Estado porque hay un mensaje que la izquierda no entendió y que uno aprende y es que hay que quedarse en el poder”, señaló este médico neurocirujano, graduado en Cuba, en una entrevista.
“Si Castillo es elegido como presidente de Perú, quien gobernaría en la sombra sería Cerrón, quien en 2016 intentó ser presidente”, dijo Combina. El profesor Castillo niega cualquier asesoría de Cerrón, quien a su vez ya dijo que no ocupará ningún cargo en el gobierno. Montesinos era un simple “asesor”… y la historia reveló hasta dónde llegaron sus ansias de poder y siniestra influencia.