“Brasil será como Venezuela”: así se coló la migración en la campaña de Bolsonaro
El lema “Brasil se convertirá en Venezuela”, que ya había ganado notoriedad, se articuló en la campaña de Bolsonaro en diferentes redes sociales.
Denise Cogo, Amanda Alencar y Julia Camargo / Latinoamérica21
El tema de la migración aparece en las campañas electorales de distintos países, especialmente a través de discursos racistas, xenófobos y nacionalistas contrarios a la inmigración. Construidos y amplificados en los medios de comunicación, estos discursos han tratado de asociar el crecimiento de la migración a las crisis económicas, la violencia y los problemas sociales de los países receptores. En Europa, Estados Unidos y, más recientemente, América Latina, partidos políticos de extrema derecha han accionado ampliamente esos discursos para movilizar emociones e instaurar el miedo entre los electores.
En su última campaña electoral, el expresidente de EE. UU., Donald Trump, buscó beneficiarse de las noticias negativas sobre los inmigrantes para obtener apoyo de la opinión pública a favor de la aprobación de la ley que prohíbe la entrada de musulmanes en el país y de la ampliación del muro en la frontera mexicano-estadounidense. La campaña del brexit, que llevó al Reino Unido a retirarse de la Unión Europea, también estuvo impulsada por las acciones antinmigración y la reanudación del control de fronteras. La retórica antinmigración se ha invocado, asimismo, en períodos electorales para desviar el debate público de asuntos como la inflación, el desempleo y la falta de inversión en políticas sociales.
Aunque se reconoce que los políticos de extrema derecha utilizan la migración para obtener beneficios políticos, las elecciones de 2022 en Brasil estuvieron marcadas por una estrategia discursiva diferente de la extrema derecha representada por Jair Bolsonaro y los recientes flujos de inmigración venezolana en el país. Entre los años 2016 y 2020, alrededor de 261.000 migrantes venezolanos llegaron a Brasil, según datos de la Plataforma de Coordinación Interinstitucional para Refugiados y Migrantes. La mayoría de ellos son reconocidos como refugiados, debido a las políticas de acogida implementadas por el gobierno de Bolsonaro.
En las elecciones de Brasil, el aumento de la presencia de refugiados venezolanos no alimentó los discursos antinmigración. Al contrario, el Gobierno y sus aliados lo utilizaron para divulgar una retórica antivenezolana. Al pasar del miedo al inmigrante a la amenaza representada por su país de origen y su régimen gobernante, esta retórica sirvió para que la extrema derecha alertara sobre el riesgo de implantación del socialismo y/o comunismo que supuestamente representaba Luiz Inácio Lula da Silva.
A lo largo del gobierno de Bolsonaro y durante la campaña electoral, esta retórica ha impulsado un tipo de narrativa creada y difundida por sectores políticos conservadores latinoamericanos que han buscado vincular a la actual situación económica y política de Venezuela con otras propuestas provenientes de campos progresistas en América Latina.
En el primer debate presidencial emitido en agosto de 2022, Bolsonaro utilizó esta estrategia en su última intervención: “¿A quién apoyó Lula en el pasado?”. Apoyó a Chávez, apoyó a Maduro. ¿A dónde fue a parar Venezuela? Hoy recibimos más de 500 personas al día en Pacaraima, huyendo del hambre y la miseria, de la violencia, pesando una media de 15 kilos menos, y Lula apoyó estas candidaturas”.
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La circulación de contenidos sobre la crisis humanitaria en Venezuela atribuida al régimen autoritario de Maduro y desencadenante de la migración masiva venezolana tuvo como protagonistas a Bolsonaro, políticos aliados, votantes y simpatizantes del Gobierno, así como a los propios inmigrantes venezolanos. El lema “Brasil se convertirá en Venezuela”, que ya había ganado notoriedad, se articuló en la campaña de Bolsonaro en diferentes redes sociales y grupos de WhatsApp y Telegram de inmigrantes venezolanos.
El eslogan “El socialismo segrega, Brasil acoge”, acompañado de la imagen de dos niños venezolanos, compuso una pieza institucional producida por la Operación Acogida, la Fuerza de Tarea Logística Humanitaria del Ejército Brasileño, junto con la Secretaría de Comunicación (Secom) de la Presidencia de la república. La pieza fue difundida, a su vez, en las redes sociales durante el período electoral. Esta invitaba a conocer “los resultados del Grupo de Trabajo que el gobierno federal creó para ayudar a los refugiados venezolanos”. La Operación Acogida también es el tema central del documental Acolhidos–A verdade sobre o fracasso da esquerda na Venezuela, que analizó la trayectoria de los refugiados venezolanos acogidos en Brasil.
El documental, sin identificar a su autor, circuló por redes sociales y grupos de WhatsApp tras ser compartido en el canal de YouTube del empresario y periodista brasileño Paulo Figueredo, partidario de Bolsonaro y quien vive en Florida y trabaja para Jovem Pan, una cadena de radio y televisión comercial brasileña que está alineada con el gobierno de Bolsonaro. En el documental, refugiados venezolanos relatan sus experiencias para reforzar lo que destaca el texto que acompaña su estreno en Youtube: “Vidas destrozadas, familias separadas, toda una sociedad rehén de un régimen tiránico y sádico que ha sumido en la pobreza al 95% de la población y que siempre ha contado con el apoyo y la admiración de la izquierda brasileña”.
Los migrantes también ganan protagonismo en un video de una manifestación de venezolanos en la ciudad de Boa Vista, en la que pedían a los brasileños que votaran por Bolsonaro. Y en diferentes mensajes se podía leer: “Vota, vota y confirma a Bolsonaro 22″ y “Reflejo de los que sienten en la piel lo que es el comunismo”, “Esto es realmente una lección moral para ‘los brasileños’, PT nunca más”.
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*Denise Cogo es profesora de la Escuela Superior de Publicidad y Marketing, ESPM (São Paulo, Brasil). Coordinadora del grupo de investigación Deslocar-Interculturalidad, Ciudadanía, Comunicación y Consumo. Investigadora de Productividad 1C del CNPq e investigadora asociada del InCom-UAB.
*Amanda Alencar es profesora asociada del Departamento de Medios y Comunicación de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Países Bajos).
*Julia Camargo es profesora del curso de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Roraima y doctoranda del programa de Posgrado en Comunicación y Prácticas de Consumo de la ESPM (São Paulo, Brasil).
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El tema de la migración aparece en las campañas electorales de distintos países, especialmente a través de discursos racistas, xenófobos y nacionalistas contrarios a la inmigración. Construidos y amplificados en los medios de comunicación, estos discursos han tratado de asociar el crecimiento de la migración a las crisis económicas, la violencia y los problemas sociales de los países receptores. En Europa, Estados Unidos y, más recientemente, América Latina, partidos políticos de extrema derecha han accionado ampliamente esos discursos para movilizar emociones e instaurar el miedo entre los electores.
En su última campaña electoral, el expresidente de EE. UU., Donald Trump, buscó beneficiarse de las noticias negativas sobre los inmigrantes para obtener apoyo de la opinión pública a favor de la aprobación de la ley que prohíbe la entrada de musulmanes en el país y de la ampliación del muro en la frontera mexicano-estadounidense. La campaña del brexit, que llevó al Reino Unido a retirarse de la Unión Europea, también estuvo impulsada por las acciones antinmigración y la reanudación del control de fronteras. La retórica antinmigración se ha invocado, asimismo, en períodos electorales para desviar el debate público de asuntos como la inflación, el desempleo y la falta de inversión en políticas sociales.
Aunque se reconoce que los políticos de extrema derecha utilizan la migración para obtener beneficios políticos, las elecciones de 2022 en Brasil estuvieron marcadas por una estrategia discursiva diferente de la extrema derecha representada por Jair Bolsonaro y los recientes flujos de inmigración venezolana en el país. Entre los años 2016 y 2020, alrededor de 261.000 migrantes venezolanos llegaron a Brasil, según datos de la Plataforma de Coordinación Interinstitucional para Refugiados y Migrantes. La mayoría de ellos son reconocidos como refugiados, debido a las políticas de acogida implementadas por el gobierno de Bolsonaro.
En las elecciones de Brasil, el aumento de la presencia de refugiados venezolanos no alimentó los discursos antinmigración. Al contrario, el Gobierno y sus aliados lo utilizaron para divulgar una retórica antivenezolana. Al pasar del miedo al inmigrante a la amenaza representada por su país de origen y su régimen gobernante, esta retórica sirvió para que la extrema derecha alertara sobre el riesgo de implantación del socialismo y/o comunismo que supuestamente representaba Luiz Inácio Lula da Silva.
A lo largo del gobierno de Bolsonaro y durante la campaña electoral, esta retórica ha impulsado un tipo de narrativa creada y difundida por sectores políticos conservadores latinoamericanos que han buscado vincular a la actual situación económica y política de Venezuela con otras propuestas provenientes de campos progresistas en América Latina.
En el primer debate presidencial emitido en agosto de 2022, Bolsonaro utilizó esta estrategia en su última intervención: “¿A quién apoyó Lula en el pasado?”. Apoyó a Chávez, apoyó a Maduro. ¿A dónde fue a parar Venezuela? Hoy recibimos más de 500 personas al día en Pacaraima, huyendo del hambre y la miseria, de la violencia, pesando una media de 15 kilos menos, y Lula apoyó estas candidaturas”.
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La circulación de contenidos sobre la crisis humanitaria en Venezuela atribuida al régimen autoritario de Maduro y desencadenante de la migración masiva venezolana tuvo como protagonistas a Bolsonaro, políticos aliados, votantes y simpatizantes del Gobierno, así como a los propios inmigrantes venezolanos. El lema “Brasil se convertirá en Venezuela”, que ya había ganado notoriedad, se articuló en la campaña de Bolsonaro en diferentes redes sociales y grupos de WhatsApp y Telegram de inmigrantes venezolanos.
El eslogan “El socialismo segrega, Brasil acoge”, acompañado de la imagen de dos niños venezolanos, compuso una pieza institucional producida por la Operación Acogida, la Fuerza de Tarea Logística Humanitaria del Ejército Brasileño, junto con la Secretaría de Comunicación (Secom) de la Presidencia de la república. La pieza fue difundida, a su vez, en las redes sociales durante el período electoral. Esta invitaba a conocer “los resultados del Grupo de Trabajo que el gobierno federal creó para ayudar a los refugiados venezolanos”. La Operación Acogida también es el tema central del documental Acolhidos–A verdade sobre o fracasso da esquerda na Venezuela, que analizó la trayectoria de los refugiados venezolanos acogidos en Brasil.
El documental, sin identificar a su autor, circuló por redes sociales y grupos de WhatsApp tras ser compartido en el canal de YouTube del empresario y periodista brasileño Paulo Figueredo, partidario de Bolsonaro y quien vive en Florida y trabaja para Jovem Pan, una cadena de radio y televisión comercial brasileña que está alineada con el gobierno de Bolsonaro. En el documental, refugiados venezolanos relatan sus experiencias para reforzar lo que destaca el texto que acompaña su estreno en Youtube: “Vidas destrozadas, familias separadas, toda una sociedad rehén de un régimen tiránico y sádico que ha sumido en la pobreza al 95% de la población y que siempre ha contado con el apoyo y la admiración de la izquierda brasileña”.
Los migrantes también ganan protagonismo en un video de una manifestación de venezolanos en la ciudad de Boa Vista, en la que pedían a los brasileños que votaran por Bolsonaro. Y en diferentes mensajes se podía leer: “Vota, vota y confirma a Bolsonaro 22″ y “Reflejo de los que sienten en la piel lo que es el comunismo”, “Esto es realmente una lección moral para ‘los brasileños’, PT nunca más”.
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*Denise Cogo es profesora de la Escuela Superior de Publicidad y Marketing, ESPM (São Paulo, Brasil). Coordinadora del grupo de investigación Deslocar-Interculturalidad, Ciudadanía, Comunicación y Consumo. Investigadora de Productividad 1C del CNPq e investigadora asociada del InCom-UAB.
*Amanda Alencar es profesora asociada del Departamento de Medios y Comunicación de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Países Bajos).
*Julia Camargo es profesora del curso de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Roraima y doctoranda del programa de Posgrado en Comunicación y Prácticas de Consumo de la ESPM (São Paulo, Brasil).
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