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Donald Trump da los primeros pasos en su prometida política de deportación masiva de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. El presidente electo, que se juramentará el próximo 20 de enero, anunció que Tom Homan, un defensor de la política de mano dura que ya estuvo al frente del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), será el “zar de la frontera” en su administración entrante.
“Tom Homan estará a cargo de todas las deportaciones de extranjeros ilegales a su país de origen”, afirmó el presidente electo.
Homan es conocido por su postura de “tolerancia cero” con la migración irregular y su rol en las polémicas políticas migratorias del primer mandato de Trump, como las “medidas de deportación y apoyó la separación de familias migrantes para disuadir los cruces fronterizos ilegales”, escribió la cadena BBC.
La carrera de Homan comenzó en Nueva York, donde trabajó como agente de policía antes de unirse, en 1984, al Servicio de Inmigración y Naturalización (INS, por sus siglas en inglés), precursor de lo que hoy es el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
En los años siguientes, Homan ocupó varios puestos en la patrulla fronteriza y fue ascendiendo en la jerarquía dentro de la estructura del ICE.
En 2013, durante la segunda administración de Barack Obama, fue director asociado ejecutivo de la división de deportaciones del ICE, un cargo clave desde el cual supervisó un incremento en las expulsiones formales.
Fue premiado con el Presidential Rank Award, el mayor reconocimiento otorgado a funcionarios civiles en Estados Unidos, por su aportación a la seguridad fronteriza.
“La eficacia y dureza de sus políticas le hicieron ganar reconocimiento entre quienes lo veían como un férreo defensor de la ley, así como críticas de los que consideraban que su enfoque era cruel hacia los inmigrantes”, resumió el medio inglés.
Luego, en 2017, bajo el primer gobierno de Donald Trump, fue nombrado director interino del ICE y se consolidó como una de las figuras más visibles de la política migratoria de EE.UU.
Junto a otros dos altos funcionarios, fue uno de los firmantes del memorando que aprobó esta política bajo la supervisión de la entonces secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, quien dio luz verde a la separación de miles de niños migrantes de sus padres en la frontera entre Estados Unidos y México.
La medida, aplicada durante el primer gobierno de Trump, “buscaba disuadir a las familias de intentar ingresar al país de manera irregular, utilizando la separación familiar como herramienta de control migratorio”, explicó la BBC.
El expolicía sostenía que la posibilidad de ser separados de sus hijos llevaría a muchos padres a reconsiderar la decisión de cruzar la frontera.
Nueva administración Trump
Aunque Homan dejó su cargo en el ICE en 2018, permaneció activo en el debate migratorio como figura pública en medios conservadores.
Pasó a ser colaborador de la cadena Fox News, donde siguió defendiendo políticas migratorias estrictas.
También participó en la Heritage Foundation, un influyente “think tank” conservador, para participar en el desarrollo de propuestas sobre políticas migratorias de cara a un segundo mandato de Trump.
Se sabe que Homan colaboró en el Proyecto 2025, una controvertida propuesta de reforma del gobierno que aboga, entre otras cosas, por medidas más radicales hacia los migrantes indocumentados, y de la que Trump se ha distanciado públicamente.
En una reciente entrevista para la cadena CBS, recogida por la BBC, el próximo “zar de la frontera” planteó su estrategia para ejecutar la mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos durante el gobierno de Trump.
Según Homan, esta iniciativa comenzará con la expulsión de criminales y amenazas a la seguridad nacional para luego enfocarse en migrantes indocumentados con órdenes de deportación pendientes.
A diferencia de su primera etapa al frente de ICE, cuando la política de “tolerancia cero” resultó en la separación de miles de familias migrantes, Homan ha señalado que “esta vez el objetivo será deportar a familias completas sin fragmentarlas”, dijo.
Se estima que este proyecto para deportar a un millón de personas cada año implicaría un costo anual de US$88.000 millones, según una estimación del American Immigration Council, una ONG defensora de los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos.
También se cree que afectaría negativamente a la economía del país, ya que sectores clave como la construcción, la agricultura y la hostelería dependen en parte de trabajadores indocumentados.
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