El régimen de Ortega y la moderación de Lula son antesala de la asamblea de la OEA
Se espera que el organismo emita este miércoles, en su reunión número 53, una resolución que aborde la crisis humanitaria del país centroamericano, la misma que el líder brasileño pidió matizar para evitar confrontaciones.
Hugo Santiago Caro
Han pasado ocho meses desde la última asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) en octubre de 2022, y desde entonces el mapa ideológico del continente acentuó más su inclinación hacia ideas más progresistas con el regreso al poder de Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Brasil.
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Han pasado ocho meses desde la última asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) en octubre de 2022, y desde entonces el mapa ideológico del continente acentuó más su inclinación hacia ideas más progresistas con el regreso al poder de Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Brasil.
Un líder respetado en la región y quien en cuatro meses ha promovido un clima de unidad en el continente, impulsando iniciativas como la reintegración de Venezuela al mapa democrático o, en la última semana, la intención de matizar el tono de una inminente resolución de la OEA en la que se condena la situación en cuanto a derechos humanos que se evidencia en Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega y su vicepresidenta Rosario Murillo.
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Según recogen medios y agencias internacionales, como AFP, a través de su misión permanente ante la OEA, Lula pidió introducir cambios que restan fuerza al mensaje, pidiendo por ejemplo eliminar una frase que expresa “preocupación por los informes sobre el deterioro de la situación de derechos humanos de las mujeres, pueblos indígenas y afrodescendientes”, y otra que afirma que “el empeoramiento de las condiciones ha provocado que cientos de miles de nicaragüenses hayan abandonado el país desde 2018″. Así mismo, intentó matizar la situación pidiendo cambiar “restringen” por “puedan restringir” y el “retorno de la democracia” por el “fortalecimiento de la democracia”, entre otros.
Para Miguel Gomis, profesor de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, esta cruzada de Lula está en línea con las declaraciones que hizo al recibir a Nicolás Maduro para la última cumbre de presidentes que se llevó a cabo en Brasilia, en mayo, donde defendió su legitimidad como mandatario ante el efímero paso de Juan Guaidó como autoproclamado presidente interino de Venezuela.
“Lo que buscan es ser un poquito menos tajantes. Primero, para contar con el conjunto de los votos de los países latinoamericanos. Es decir, suavizar el tono, pues todos pueden votar conjuntamente y evita un voto donde tenemos países a un lado y al otro”, afirma Gomis.
De igual forma, el profesor afirma que es probable que la intención de Lula vaya también acorde con mantener los canales de diálogo abiertos entre todos los países de la región. Esto, previniendo que la situación de derechos humanos empeore en Nicaragua.
De igual forma, en la antesala de la asamblea también se conoció la petición de activistas de la sociedad civil, incluidos varios opositores apátridas expulsados por Ortega en 2023, en la cual reclaman acciones concretas para condenar el régimen nicaragüense, además de juntarlo en la misma bolsa con los gobiernos de Cuba, con Miguel Díaz-Canel, y Venezuela, con Nicolás Maduro.
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Los activistas piden a la OEA “una mayor presión hacia los regímenes” de estos países, que “ponen en duda la capacidad de acción de una organización que está encaminada precisamente a prevenir (...) lo que está sucediendo”, aseguró el nicaragüense Max Jerez, de 29 años y uno de los 222 expulsados del país.
Sin embargo, para Gomis tanto la resolución condenatoria que se conocerá Este miércoles como las peticiones de severidad poco podrían influir en la situación o el proceder de los tres países. O por lo menos de Nicaragua, el país destinatario del documento. Cabe recordar que allí las decisiones del gobierno Ortega-Murillo cada vez se tornan más autoritarias con la adquisición y el manejo por parte del Gobierno de instituciones educativas y privadas que otrora manejaban terceros como la Iglesia católica, la Cruz Roja y ONG que estaban en ese país.
“Es cada vez más preocupante en el sentido de que hay cada vez más persecución, han aumentado los casos de cierre de sectores privados. Eso significa que Ortega ha elegido un camino de confrontación, de cada vez más control, pero es un control que sí se asemeja a una dictadura de las tradicionales que hemos tenido en Centroamérica y el Caribe. Como decía el papa Francisco, algo burda”, continúa Gomis. En otras palabras, en caso de trasladarse al plano internacional, la tendencia de Ortega iría en contravía del intento de unidad latinoamericana que Lula está defendiendo a escala regional.
“Daniel Ortega ha elegido, junto con su esposa, un callejón sin salida en términos internos, pero le apuesta a todo al contexto internacional, donde su cercanía con Irán, su cercanía con Rusia, lo que hace es representar una mayor presión sobre Estados Unidos, por lo cual la verdadera partida ahora mismo no se juega, ni siquiera en interno, esa sociedad civil, pues solicitan más presión de la OEA, pero la OEA no tiene ninguna manera ahora mismo de incidir en la agenda”, sentencia Gomis.
No puede ser ignorado el hecho de que Ebrahim Raisi, presidente de Irán, hizo una gira por Latinoamérica la semana pasada justamente en los tres países que piden condenar los activistas: Cuba, Nicaragua y Venezuela.
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Simbólica, por definirla de alguna forma, pero que lo que hace —según Gomis— es enviarle el mensaje a Estados Unidos de que ellos también están presentes en su “patio trasero”. El canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, también visitó Cuba y Nicaragua en abril. Sin embargo, es aquí donde se abre otra discusión, pues Gomis concluye dudando si a largo plazo este “bloque hegemónico” perciba a Nicaragua como un buen socio.
“La verdad clave aquí no es solo la reacción de Estados Unidos, sino ver hasta qué punto esos socios contra hegemónicos están dispuestos a caminar junto a un Gobierno nicaragüense claramente autoritario”, cierra.
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