El regreso de la izquierda en Uruguay: un cambio sin ruptura
Uruguay eligió a Yamandú Orsi. Sin mayorías en la Cámara Baja, con una cultura política de centro en este país y su relativa baja influencia a nivel regional, esto es lo que se espera con el nuevo mandatario.
Céline Elber
El candidato de izquierda Yamandú Orsi ha sido elegido presidente de Uruguay en las más recientes elecciones, celebradas el domingo. Su victoria marca el regreso al poder de la coalición de izquierda del Frente Amplio, que gobernó entre 2005 y 2020 bajo los mandatos de Tabaré Vázquez y José Mujica.
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El candidato de izquierda Yamandú Orsi ha sido elegido presidente de Uruguay en las más recientes elecciones, celebradas el domingo. Su victoria marca el regreso al poder de la coalición de izquierda del Frente Amplio, que gobernó entre 2005 y 2020 bajo los mandatos de Tabaré Vázquez y José Mujica.
“Voy a ser el presidente que convoque una y otra vez al diálogo nacional para encontrar las mejores soluciones, con nuestros planteos, pero también escuchando lo que dicen los demás”, expresó el nuevo presidente el domingo, tras asegurar la victoria en la segunda vuelta de las elecciones con el 49,8 % de los votos. Su contrincante, el oficialista Álvaro Delgado, del Partido Nacional, reconoció su derrota tras conocerse los primeros resultados preliminares.
La promesa recurrente de Yamandú Orsi durante la campaña electoral fue que su gobierno traerá “un cambio seguro, pero no radical”. El profesor de historia asumirá un país cuyas principales preocupaciones son el alto costo de vida, la desigualdad y el aumento de crímenes violentos. Orsi había prometido combatir la pobreza y luchar contra la corrupción de manera decidida.
En su gobierno, que comenzará el próximo 1 de marzo, Orsi impulsará la implementación de un sistema de lucha contra el narcotráfico, la incorporación de 2.000 nuevos policías, medida que anunciará en marzo de 2025, al inicio de su mandato, y el aumento de cámaras de videovigilancia hasta alcanzar las 20 mil.
Además, prometió desarticular las 50 bandas de narcotraficantes que operan en el país. La lucha contra el narcotráfico se realizará bajo el Sistema Integral de Lucha Contra el Crimen Organizado y el Narcotráfico, que se creará para reducir la capacidad operativa de los delincuentes, involucrando también sus operaciones financieras. En seguridad social, busca reducir la edad mínima de jubilación a 60 años, tras el aumento realizado por el actual gobierno de Luis Lacalle Pou, que la elevó a 65 años. También promete medidas para combatir la pobreza infantil y mejorar los salarios.
En economía, Orsi promete no subir impuestos, priorizar sectores estratégicos como la tecnología y el turismo, y fomentar un Plan Nacional de Riego para la producción agrícola. En salud, se enfocará en reducir los tiempos de espera y en la construcción de un hospital de referencia.
Sin mayoría en la Cámara Baja
Sin embargo, estos temas deberán ser abordados sin tener mayoría en la Cámara de Diputados. Durante los tres mandatos consecutivos del Frente Amplio en Uruguay, el partido gobernante contó con mayorías parlamentarias. No obstante, por primera vez esto no sucederá. La coalición de izquierda cuenta con 16 senadores de un total de 30, pero solo tiene 48 diputados, y necesita 50 para lograr que sus proyectos de ley sean aprobados. Por lo tanto, deberá convencer a al menos dos diputados fuera del bloque frenteamplista para que sus propuestas tengan éxito en el Parlamento.
Por ello, los analistas no creen que la elección de Orsi conduzca a grandes cambios. “La política uruguaya no tiene cambios fundamentales desde hace aproximadamente 20 años. Los gobiernos desde entonces signan énfasis y tendencias, pero no marcan cambios estructurales. Sin mayoría en la Cámara Baja, Orsi difícilmente sea una excepción”, comentó Patricio Gómez Talaver, politólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Matías Alejandro Franchini, profesor en la Universidad del Rosario, tampoco espera un “gran vaivén” en la política uruguaya en los próximos cinco años. “La política uruguaya es una política más estable, que gira alrededor del centro”, afirmó. Según el experto, Yamandú Orsi también es un candidato de centro. Además, señaló que existe una cercanía entre Orsi y su contrincante Álvaro Delgado en términos de política exterior, entre otros aspectos. Señaló, además, que el hecho de no contar con mayoría en la Cámara Baja dificultará la implementación de reformas más profundas, como ya ha ocurrido con el actual presidente, Lacalle Pou.
Impacto para América Latina
Pero ¿qué significa esta victoria de la izquierda para la región, en un momento en que la derecha está ganando terreno en varios países de América Latina? Los expertos esperan un impacto regional limitado, debido a las características particulares de Uruguay y al contexto político actual en América Latina. Según Franchini, “Uruguay tiene un peso económico y político pequeño en la región”, lo que limita su capacidad de influir en las dinámicas regionales. Además, Orsi lidera una izquierda moderada que probablemente adoptará “una política más pragmática frente a las grandes cuestiones que dividen a América Latina”. Es difícil pensar que Orsi lleve adelante una política agresiva de apoyo a Venezuela, así como también en su relación con Estados Unidos y China.
Además, aunque esta victoria podría verse como un refuerzo simbólico para una coalición de gobiernos progresistas como los de Petro, Lula, Boric y Arce, el segundo experto subraya que “la izquierda latinoamericana no es hoy un bloque monolítico”, señaló Ignacio Labaqui, profesor de Política Latinoamericana y Teoría de las Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Argentina (UCA). Uruguay, con su baja polarización ideológica y su carácter moderado, se posiciona como un caso atípico en la región. Esto muestra que la política uruguaya, aunque alineada con la izquierda, opera de manera diferente a las dinámicas de países más influyentes como Brasil o México.
Asimismo, esta elección no debe interpretarse como el inicio de una nueva ola izquierdista en la región. Como señala Labaqui, “no estamos ante el comienzo de una ola de izquierda ni nada por el estilo”. La región venía de un largo ciclo de derrotas de partidos gobernantes (sin importar si eran de derecha o de izquierda), que este año se moderó. En Uruguay y Panamá hubo alternancia, en México, El Salvador y República Dominicana hubo continuidad.
En cambio, según Gómez, la elección de Yamandú Orsi sigue la tendencia posterior a 2015 de rechazo a los oficialismos en América Latina. Este fenómeno de alternancia política ha sido común tanto en gobiernos de izquierda como de derecha.
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