El “reino de desinformación” que asume el próximo presidente de Ecuador

Las próximas elecciones de Ecuador no serán las de un país que puede elegir con calma, evaluando los planes de gobierno y su afinidad con las posturas ideológicas de las campañas. No: estos serán unos comicios en los que la población votará con el miedo alimentando su decisión, potenciado por la paranoia que dejan las teorías de conspiración y las noticias falsas.

Las próximas elecciones de Ecuador no serán las de un país que puede elegir con calma, evaluando los planes de gobierno y su afinidad con las posturas ideológicas de las campañas. No: estos serán unos comicios en los que la población votará con el miedo alimentando su decisión, potenciado por la paranoia que dejan las teorías de conspiración y las noticias falsas.

“Estos comicios están viciados desde el punto de vista del consentimiento libre y democrático de una población que está aterrorizada”, explica Luis Cardozo, director del programa de investigación Orden, Conflicto y Violencia de la Universidad Central de Ecuador.

El experto afirma que antes de los asesinatos de Agustín Intriago, alcalde de Manta, y Fernando Villavicencio, candidato presidencial, los ecuatorianos se dirigían a las urnas con una fuerte percepción de inseguridad, por culpa de la criminalidad, moldeando su voto. Esto impulsó campañas como la del derechista Jan Topic, catalogado como el “Bukele ecuatoriano”, por sus propuestas de “mano dura”.

Pero con el magnicidio de Villavicencio, esta percepción de la población ha mutado a una paranoia total por la sospecha de que la esfera política y el propio Estado es capaz de participar en crímenes como el del candidato del Movimiento Construye. Solo minutos después del asesinato de Villavicencio en el norte de Quito, empezaron a surgir teorías en redes sociales que asociaban a la candidata presidencial Luisa González (Revolución Ciudadana), afín al correísmo, con el crimen del candidato de Construye.

“En el monitoreo de redes sociales, tras las primeras 24 horas luego del asesinato, vimos que el contenido que más se posicionaba era la teoría de un complot que apuntaba al correísmo y al partido Revolución Ciudadana”, dijo Carolina Bazante, periodista especializada en temas de desinformación y fundadora del proyecto Lupa Media.

Pero ¿por qué se dio esta asociación? Cardozo explica que “el expresidente Rafael Correa y los principales voceros de la lista de la Revolución Ciudadana han sido enormemente violentos en su lenguaje contra Villavicencio. Muchos de ellos hicieron pronunciamientos públicos antes del asesinato señalando cualquier cosa en torno a Villavicencio. Y como el candidato esgrimió sus críticas contra todo lo que se hizo durante el gobierno de Correa, no es difícil que muchas personas vean al correísmo como principal responsable de este asesinato”.

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Sin embargo, la asociación de la candidata González con el magnicidio no fue la única teoría de conspiración que circuló. Bazante confirma que tras 24 horas del asesinato, los mensajes apuntaban a un complot que provino de la derecha. Conforme pasaron las horas, el abanico de hipótesis se fue ampliando y ya no solo se asociaba al correísmo con el magnicidio, sino al oficialismo y otros sectores que igualmente podrían haber tenido intereses de por medio para que Villavicencio no estuviera en la campaña.

“El día anterior a su asesinato, Villavicencio denunció que cuando Jorge Glas fue vicepresidente, se le entregaron 20 campos petroleros con sobreprecio, causando un perjuicio de más de US$7 millones al Ecuador. A todas esas empresas transnacionales que tienen los contratos no les habrá caído nada bien esa noticia. Villavicencio dijo que revisaría los contratos si llegaba a la presidencia”, dice Cardozo.

Villavicencio, recuerda el experto, también denunció que la familia del candidato Topic habría sido testaferra de Glas por los dineros que habría recibido de Odebrecht. Por otro lado, al momento del asesinato, la campaña del correísmo estaba obteniendo buenos resultados en las provincias de Pichincha y Manabí, donde queda Manta. Al asesinar al alcalde de esta ciudad y matar a Villavicencio, se afectaría negativamente la percepción de la ciudadanía sobre el correísmo, buscando hundir a González en las encuestas.

Desde esa perspectiva, dice el experto, hay otros intereses que al sentirse afectados también podrían haber complotado para deshacerse de Villavicencio, evitando llegara a segunda vuelta y dando un golpe al tablero electoral. La muerte del candidato generó un estado de continuo señalamiento de quién pudo estar detrás del ataque, sin que circulen pruebas concluyentes que asocien a un sector con el asesinato.

El problema ya no solo es la teoría conspirativa, sino cómo se acompaña. Tal grado de tensión que hay en Ecuador creó un terreno propicio para el uso de tácticas de distorsión de la verdad que siembren el caos. Por ejemplo, varias páginas en Ecuador replicaron un video en el que supuestamente la esposa de Villavicencio, Verónica Sarauz, dice que “el país se va al carajo; aquí lo que debe de haber es una guerra civil”. Pero las imágenes no corresponden a Sarauz, sino a una mujer que se identifica como “Paty”. Este caso ejemplifica cómo hay intenciones de avivar el ya intenso estado de conmoción en la población.

Otro video muestra supuestamente a la banda Los Lobos en las que algunos miembros se responsabilizaban del asesinato de Villavicencio. Sin embargo, las imágenes han generado muchas dudas sobre su autenticidad, pues algunos dicen que son de videos de hace un año y otros apuntan a que hace parte de una estrategia del grupo por posicionar la teoría de que su líder, Wilmer Chavarría, alias Pipo, fue asesinado.

A todas estas teorías o material falso y sacado de contexto se les suma el problema de los medios de comunicación en el país. Como señala Bazante, los ecuatorianos se han informado mucho de medios extranjeros, sobre todo colombianos, porque publican información más precisa y novedosa sobre la investigación.

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La periodista le adjudica esto a la ineficacia del gobierno del presidente Guillermo Lasso en el área de comunicación, un problema de larga data; de hecho, él ha tenido cuatro secretarios de comunicaciones. Esto ha perjudicado a los medios locales. Por otro lado, la participación de las autoridades colombianas en la investigación del asesinato ha provisto a los medios locales de mejor acceso a la información.

Sin el trabajo óptimo de los medios, la escena solo se hace peor. Esta combinación de tácticas sucias de desinformación y mala comunicación oficial ha conducido a que Ecuador se haya transformado en lo que el periodista ecuatoriano Fabricio Vela calificó como “el reino de la desinformación”. Una sociedad muy atemorizada elegirá presidente el próximo 20 de agosto. Y sea quien sea el ganador, el gran reto será poder obtener legitimidad en este “reino desinformativo”, donde deberá luchar contra los señalamientos de participar en un complot para matar a uno de sus rivales.

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