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¿Le han parecido acertados los anuncios y acercamientos del gobierno del presidente Petro con respecto a la relación con Venezuela?
La relación con Venezuela requiere, sin duda, un cambio respecto a los últimos cuatro años, que se haga con rigor, preparación y cuidado. Durante la campaña, el presidente Petro dijo que se deberían abrir los puentes y reabrir los consulados que fueron cerrados desde el 2019, año en que los colombianos que viven en Venezuela quedaron a la deriva sin atención del gobierno nacional. Todos los candidatos compartían esta posición.
Mencionó también el restablecimiento de las relaciones comerciales, hecho igualmente importante para Colombia y en especial para la frontera, que vive un caos sin precedentes: el punto está en si va a reconocer al gobierno del presidente Maduro sin algunas consideraciones respecto a la democracia en Venezuela. Espero que no ignoren que una fructífera relación exige una verdadera democracia en el vecino país.
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Se podría llegar a pensar que restablecer relaciones y abrir la frontera es sencillo, pero ¿qué condiciones se necesitan? ¿Qué discusiones previas? ¿Qué condiciones de seguridad y garantías de orden público para un encuentro entre los presidentes? Incluso se dice que hasta la infraestructura de los puentes fronterizos tendría que ser probada…
No creo que sea sencillo. Lo primero que hay que tener claro es que las relaciones se restablecen con base en la confianza, con una hoja de ruta previa acordada y un compromiso serio de cumplirla. Los embajadores Félix Plasencia y Armando Benedetti tendrán la responsabilidad y el reto de poner en marcha esa hoja de ruta.
Hace ya casi cuatro años que no hay diálogo entre los dos países ni canales de comunicación. Se requiere una agenda clara donde la situación de la frontera sea la prioridad. Es lamentable lo que ocurre hoy, los grupos al margen de la ley hacen lo que quieren, son los dueños del territorio. Pasamos de tener tres o cuatro grupos criminales a quince en la región. La falta de comunicación entre los gobiernos nacionales y regionales y entre las fuerzas militares fue lo que aprovecharon los grupos armados para expandirse a lo largo de la frontera y a cobrar “peaje” por cualquier mercancía o persona que pasaba. Esa zona se convirtió en territorio de nadie y se necesita con urgencia que las autoridades la rescaten, que conjuntamente luchen contra la ilegalidad, la informalidad y logren controlar la frontera.
La reunión de presidentes debería darse luego de un trabajo previo de las cancillerías, y empezar así un nuevo capítulo a partir de la presentación pública de la hoja de ruta con los acuerdos concretos. Lo que los presidentes logren es un compromiso de todos los actores en un plan serio y trascendental para los dos países. El presidente Petro tiene el gran reto de mostrar que el restablecimiento de las relaciones no es para la fotografía de un encuentro, sino para lograr cambios que produzcan efectos positivos en la calidad de vida de los ciudadanos, especialmente los de la frontera.
¿Qué opina del restablecimiento de relaciones militares entre ambos países, intención que Venezuela no tardó en anunciar? ¿Cuáles serían los beneficios o efectos más inmediatos o más importantes?
Las relaciones entre Fuerzas Militares hacen parte de las relaciones bilaterales y obviamente de esa hoja de ruta. El restablecimiento de las relaciones militares es lo más importante, por la necesidad de luchar con firmeza contra los grupos que delinquen en la zona fronteriza, grupos que prácticamente se tomaron la frontera. Es apremiante lograr la cooperación entre las dos fuerzas armadas y que se coordine la recuperación de la zona. Desde el inicio del gobierno de Hugo Chávez las relaciones entre los militares se volvieron más difíciles y los encuentros cada vez menos frecuentes; si se logra que hoy trabajen coordinada articuladamente sería muy positivo.
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¿Cree que Maduro puede ser un actor clave para que el gobierno Petro alcance los objetivos que se ha trazado en materia de “paz total”, diálogos con el Eln, atención de la migración, transición energética y otros frentes?
Creo que Venezuela es un actor importante en un posible diálogo con el Eln. Una negociación implica seguridad en la frontera y si Venezuela tiene esa voluntad de paz, como la tuvo en el pasado, proporcionará esa seguridad que requieren las negociaciones. Debe, sin duda, haber un compromiso real del gobierno de Nicolás Maduro de acabar con la delincuencia en la frontera, para que los dos países trabajen por un desarrollo fronterizo que beneficie la seguridad de ambos países.
En el tema migratorio, creo que sería positivo si los dos países acuerdan un plan retorno para aquellos venezolanos que quieren regresar y necesitan apoyo del gobierno venezolano y colaboración del Gobierno de Colombia para facilitar su desplazamiento desde lugares lejanos en los que se encuentran.
¿Cómo ve a Venezuela hoy?
Sin duda muy distinta a la del 2019. Han logrado sobrevivir a pesar de las sanciones. La liberación de precios y del tipo de cambio ha reducido la inflación, estimulado las importaciones y mejorado el comercio. Las remesas, que para este año pueden ser de US$3.000 millones, han ayudado a mejorar la economía, ya que llegan recursos a los hogares, aliviando la situación de los venezolanos. China, Rusia e Irán se han vuelto una alternativa importante de inversión en Venezuela. El acuerdo con Estados Unidos para producir petróleo ayudará mucho a Venezuela; seguramente, será el primer paso para volver a tener inversión extranjera con legislación que asegure el respeto a la inversión. La subida del precio del petróleo y las posibilidades de mejorar la producción han ayudado a mejorar también la perspectiva económica del país. Además, la crisis energética mundial, en un país con reservas como Venezuela, es la gran oportunidad.
En cuanto a la oposición el gobierno interino, se ha debilitado, ha perdido influencia y se siente una apatía de la población por la política y los políticos, lo que hace un panorama complejo con miras al 2024. Si bien la situación puede estar mejor en términos económicos, no lo es en términos de respeto a los derechos de los ciudadanos y al respeto por la división de poderes, con más de cinco millones de personas expulsadas, que es, junto con Siria, la mayor crisis humanitaria del mundo. Venezuela debe trazar un camino para volver a la democracia y espero que Colombia juegue un rol en este camino democrático.
¿Qué aciertos y desaciertos vio en el gobierno de Iván Duque con respecto a Venezuela y la población venezolana? ¿Qué lecciones puede dejar esa experiencia para la gestión de Gustavo Petro?
Yo creo que la política del “cerco diplomático” que Iván Duque le impuso a la relación con Venezuela no le trajo nada positivo a Colombia ni logró debilitar el régimen de Maduro. Duque subestimó totalmente la resistencia del régimen de Maduro. Dejar a los colombianos abandonados en Venezuela sin atención consular fue extremo y totalmente innecesario. Creo que para la frontera y sus ciudades, especialmente para Cúcuta, fue terrible porque lo que logró fue deteriorar aún más la economía de la ciudad; la informalidad que hay en Cúcuta es aterradora.
En el tema migratorio, el acierto fue darle continuidad al Permiso Especial de Permanencia y ampliar su cobertura. Le cambió el nombre, pero en esencia es exactamente lo mismo.
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