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Algunos informes estadounidenses indican que el Servicio Secreto rechazó las solicitudes del equipo de seguridad de Donald Trump para obtener más recursos y personal en los últimos dos años, en medio del revuelo que causó el atentado perpetrado contra el candidato presidencial republicano en un mitin en Pensilvania, ocurrido el pasado 13 de julio.
Medios locales, como The New York Times y el Washington Post, apuntan a que algunos agentes pidieron más equipos de seguridad e individuos para controlar a los asistentes a eventos públicos, pero no pudieron contar con ellos debido a la falta de recursos. Eso, incluso antes de que Trump resultara herido la semana pasada. Los pedidos, según la prensa, incluían magnetómetros, así como personal, francotiradores adicionales y equipos especializados en eventos al aire libre.
En un comunicado publicado un día después del intento de asesinato, Anthony Guglielmi, portavoz del Servicio Secreto, dijo: “La afirmación de que un miembro del equipo de seguridad del expresidente solicitó recursos de seguridad adicionales que el Servicio Secreto de Estados Unidos o el Departamento de Seguridad Nacional rechazaron es absolutamente falsa. De hecho, recientemente, el Servicio Secreto de Estados Unidos agregó recursos y capacidades de protección al equipo de seguridad del expresidente”. En declaraciones al Times comentó que a veces se complementaba la seguridad con personal policial, estatal y local, o se cambiaban los planes para reducir el riesgo.
Las presiones crecen cada vez más alrededor del caso, si además se tiene en cuenta que las autoridades revelaron que el tirador, identificado como Thomas Matthew Crooks, de 20 años, fue señalado como sospechoso una hora antes de que abriera fuego. También fue visto por un agente, a quien le apuntó con el rifle de asalto que portaba. Con todo y eso, Donald Trump, en declaraciones a Fox News, dijo: “Nadie lo mencionó. Nadie dijo que había un problema. Yo habría esperado 15 minutos (...). Creo que fue un error. ¿Cómo pudo alguien subirse a ese tejado y por qué no se informó de ello?”.
Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto, declarará el lunes ante el comité de supervisión de la Cámara de Representantes. En paralelo, ya se vienen escuchando voces que piden su dimisión. De hecho, el demócrata Brendan Boyle, en una publicación en la red social X, escribió: “Pido que renuncie inmediatamente (...). Las pruebas que han salido a la luz han demostrado fallos operativos inaceptables. No tengo confianza en la dirección del Servicio Secreto de Estados Unidos si la directora Cheatle decide permanecer en su puesto”.
Director Cheatle must resign immediately.
— Rep. Brendan Boyle (@CongBoyle) July 21, 2024
My statement calling for the resignation of United States Secret Service Director Kimberly Cheatle: pic.twitter.com/q0ONU8PlAF
Antes que él, la primera persona de su partido en hacer ese llamado, algunos republicanos hicieron lo mismo, entre ellos el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell: “La nación merece respuestas y rendición de cuentas. Un nuevo liderazgo en el Servicio Secreto sería un paso importante en esa dirección”. En medio de ello, Trump, que aceptó durante la Convención Republicana la nominación para ser el candidato oficial de cara a las elecciones de noviembre, parece estar cada vez más fortalecido. Apenas ayer, en su primer mitin desde el atentado, dijo desde Michigan que “recibió una bala por la democracia”.
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