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Las tensiones con Estados Unidos alrededor del canal de Panamá estuvieron presentes a lo largo de varios años del siglo XX, hasta que a finales de los 90, el país centroamericano recuperó el control sobre el paso marítimo. Esto fue posible gracias a la firma del acuerdo Torrijos-Carter, con el cual se pactó que la soberanía del canal quedaba sujeta a la legislación panameña y que dicha transición se debía hacer el 31 de diciembre de 1999.
El pacto se firmó el 7 de septiembre de 1977, en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington, a pesar de las críticas que se hicieron sentir en algunos sectores. En palabras del expresidente Carter, recogidas en ese entonces por The New York Times, la devolución del canal a los panameños demostró que, “como país grande y poderoso, somos capaces de tratar de forma justa y honorable con una nación soberana, orgullosa, pero más pequeña”. En su opinión, ese hito selló “un nuevo sentimiento de confianza mutua y respeto por Estados Unidos”.
Carter dejó en claro que “no somos propietarios de la zona del canal de Panamá, nunca hemos tenido soberanía sobre ella. Solo hemos tenido derecho a utilizarla”, y su postura hizo eco en el Senado estadounidense, que luego ratificó el pacto, a pesar de la reticencia de algunos conservadores. Por el lado panameño, Torrijos sometió el tratado a plebiscito y obtuvo un amplio apoyo.
La firma entre Panamá y Estados Unidos se dio después de momentos tensionantes. Los roces empezaron a surgir con la división del país centroamericano entre los estadounidenses, que vivían en un área denominada como la Zona del Canal, y los panameños, que reclamaban los mismos privilegios con los que vivían los del otro lado, además de que se quejaban de que no podían acceder a ese territorio sin un permiso especial.
Dos hechos marcaron esas disputas: la “Operación Soberanía” de 1958, en la que un grupo de universitarios sorprendió a los policías de la Zona del Canal al ingresar para realizar una “siembra” de 75 banderas panameñas de manera pacífica. Luego vino la Marcha Patriótica de 1959, que culminó con enfrentamientos entre panameños y policías. Estas protestas dieron paso al lema: “El que siembra banderas, cosecha soberanía”.
Sin embargo, lo que terminó por determinar el traspaso del canal a manos de los panameños fue lo que se conoció como el Día de los Mártires, cuando 20 personas murieron y cientos quedaron heridas, luego de que se incumpliera un acuerdo para que ambas banderas, la estadounidense y la panameña, fueran ondeadas en áreas civiles de la Zona del Canal. Esto desencadenó la interrupción de las relaciones diplomáticas. El diálogo se retomó en 1964 y allanó el camino para lo que vino después.
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