Al borde de un ataque de nervios, los argentinos vieron alzar a Lionel Messi la codiciada Copa del Mundo, la tercera en la historia del país.
Foto: EFE - Franco Trovato Fuoco
Alberto Fernández podría ser hoy la persona más envidiada por sus colegas en el mundo. La gesta deportiva de su país en la Copa Mundial de Fútbol no solo puso de nuevo en el radar a la Argentina por algo diferente a una crisis inflacionaria, sino que en casa le otorga al gobernante una ayuda especial para que, por un instante, los problemas que han marcado su gestión como presidente no ocupen la agenda noticiosa. Cualquier político quisiera tener un regalo así.
Temas recomendados:
Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación