Flores y mensajes rodean una imagen de la difunta jueza estadounidense Ruth Bader Ginsburg, frente a la Corte Suprema en Washington, DC (EE. UU.).
Foto: EFE - efe
Ruth Bader Ginsburg desaparecía en la ópera. Era la única actividad que realmente le ofrecía un escapismo de su trabajo. Solo allí, en medio de esas escenas teatrales que le fascinaban, se abstraía por completo del mundo. Incluso en el cine, cuenta su hijo James, usaba la luz que salía de la pantalla durante los avances para leer documentos antes de que comenzara la función. Cuando acompañaba a su familia a jugar golf, ella se tomaba su tiempo entre golpes para sentarse en el carrito a leer informes sobre algún caso en el que estuviera...
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