Elecciones EE. UU.: ¿es posible confiar en las encuestas? Estos son los escenarios
Ann Selzer, la encuestadora que acertó la victoria de Trump en 2016, ahora desafía el consenso con una proyección impactante: Kamala Harris aventajaría al republicano. Estos son los escenarios para esta noche.
Camilo Gómez Forero
Nate Cohn, jefe del análisis político de “The New York Times”, hizo el pasado viernes una confesión que debería cambiar la manera en la que leemos las elecciones estadounidenses este martes. Parafraseándolo, dijo que las encuestadoras a nivel nacional nos han ocultado los números reales de sus investigaciones, pues estos tendían a ser mucho más favorables para los demócratas que para los republicanos. ¿Y por qué ocultar la realidad? Ninguna empresa de encuestas quiere repetir el desastre de 2016, cuando fueron incapaces de anticipar la victoria de Donald Trump. Es por eso por lo que ahora mantienen extrema cautela.
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Nate Cohn, jefe del análisis político de “The New York Times”, hizo el pasado viernes una confesión que debería cambiar la manera en la que leemos las elecciones estadounidenses este martes. Parafraseándolo, dijo que las encuestadoras a nivel nacional nos han ocultado los números reales de sus investigaciones, pues estos tendían a ser mucho más favorables para los demócratas que para los republicanos. ¿Y por qué ocultar la realidad? Ninguna empresa de encuestas quiere repetir el desastre de 2016, cuando fueron incapaces de anticipar la victoria de Donald Trump. Es por eso por lo que ahora mantienen extrema cautela.
“Para algunos, otra subestimación del señor Trump sería una amenaza mayor a sus negocios y a su sustento. Para el resto, su estatus y reputación está en la línea... Cuando sus resultados son muy azules (demócratas), ni ellos se lo creen. Y, francamente, entiendo ese sentimiento: en nuestra encuesta final de Pensilvania (estado que decidirá las elecciones), Harris tenía un + 7. ¿Por qué creerlo? Las encuestadoras están tomando pasos para producir resultados en los que los republicanos están arriba”, confesó Cohn.
En 2016, las encuestadoras no tuvieron en cuenta la ponderación del electorado por el ítem de educación, lo que llevó a ese desastroso desempeño al final. Trump obtuvo entre el 30 y 50 % de los votos de los blancos sin educación en las elecciones. Al no haber considerado este grupo, las encuestadoras fallaron. Eso cambió en 2020, pero las encuestadoras volvieron a fallar, solo que en esta ocasión no se supo con certeza cuál fue el error, contrario a 2016 cuando fue tan evidente. Unos culparon del fallo a la pandemia. Otros apuntaron a que las encuestas solo son precisas cuando se trata de votantes comprometidos con la política, como ocurre cuando hay elecciones de medio término. Sea cual haya sido el error, la desconfianza con las encuestas solo creció.
Ahora, este temor de las encuestadoras a un nuevo fracaso llevó a que construyeran una especie de “inmunidad de rebaño”, en la que prevalecían los números más cautelosos: en todos los estados claves hay prácticamente un empate técnico. Según Conh, nadie se arriesgaba a salirse del promedio por temor a que una cifra fuera de ese rebaño pudiera resultar incorrecta al final, y de esa manera acabar con una brillante carrera en la industria. Sin embargo, contra todo pronóstico, una mujer se atrevió a desafiar ese miedo.
Ann Selzer, la persona más observada por analistas en este momento, no es cualquier mujer. Presidenta de la firma Des Moines, se volvió una leyenda en la industria de las encuestas al ser una de las pocas personas que en 2016 advirtieron sobre una victoria de Trump sobre Hillary Clinton. En su momento, nadie le creyó. En 2020, Selzer repitió su fórmula y predijo la victoria de Joe Biden. Sus estimaciones varían por mucho en un punto, convirtiéndola en la mejor en el juego. En las elecciones para el Congreso ha sido mucho más exacta, llegando a anticipar quirúrgicamente las mayorías de ambas Cámaras.
El pasado sábado, Selzer sorprendió a todo el país con su pronóstico para estas elecciones. Se trató de una encuesta final en Iowa, un estado que no era ni de lejos considerado como uno de los pendulares en el país debido al claro predominio de los republicanos. Sin embargo, los números de Selzer apuntan a que la vicepresidenta Kamala Harris está ganando allí por tres puntos por encima de Trump. Esto fue una bomba para todo el país. A Trump no le sentó nada bien esta encuesta y se mostró enfadado: acusó a Selzer de inventarse los números. Ella se defendió diciendo que tuvo la misma metodología que usa desde 2016, cuando le dio al republicano la victoria.
En primer lugar, exploremos qué significa esto para la noche electoral. Si los números de Selzer son correctos, Harris estaría despertando un entusiasmo entre los votantes blancos que no se había reflejado en ninguna otra encuesta. En otros estados, como Pensilvania, Míchigan y Wisconsin, el apoyo a Harris habría sido totalmente subestimado, lo que quiere decir que tendría un camino claro hacia la victoria sin mayor dificultad.
Los republicanos mostraron enseguida su preocupación por los números de Selzer y defendieron que, en sus proyecciones, Trump ganaría Iowa por cinco puntos. Esto es todavía un escenario fatal para el expresidente, quien mantenía un apoyo por encima de 10 en este estado. Si Trump gana Iowa solo por cinco, eso significaría que Harris estaría siendo todavía mucho más favorita en los estados claves de lo que las encuestas nos venían diciendo. Los números de Selzer tendrían que estar equivocados por al menos 13 puntos para pintar una escena favorable para el expresidente, lo que representaría un error catastrófico para quien ha sido durante la última década el oráculo más respetado en el país.
Esto nos lleva a una pregunta clave: si los números son reales, ¿qué los hizo posibles? La encuesta de Selzer nos responde: las mujeres, particularmente las mayores, son quienes están marcando ese abrupto salto al Partido Demócrata en uno de los estados más republicanos del país. Con esto, no podemos ignorar, por ejemplo, que Iowa introdujo en julio una de las leyes más restrictivas sobre el aborto en la nación. Si Harris llega a ganar la presidencia, debemos devolvernos inmediatamente a analizar el papel de las mujeres adultas en su victoria. Habrá sido gracias a ellas.
Con el porqué prematuramente explicado (ahondaremos en eso si Selzer llega a tener razón) estos números nos llevan a tres escenarios posibles para esta noche. El primero es que Selzer tenía toda la razón y Harris gana con una avalancha demócrata que podría incluso entregarle resultados inimaginados hace dos semanas, como los estados de Georgia, Carolina del Norte e incluso un acercamiento enorme en Texas y Florida (esto era impensable hace meses). No quiere decir que va a ganar los últimos dos, pero sí que estaría mucho más cerca de hacerlo que lo que se ha pensado.
El segundo escenario es que Selzer tiene razón en el cambio favorable a Harris, pero es mucho menos que el proyectado en Iowa (los números que defendió la campaña Trump). Esto, de todas maneras, le sería suficiente para ganar Pensilvania, Míchigan, Wisconsin y, por consiguiente, la presidencia. El tercer escenario es que Selzer estaba equivocada. Suele pasar, pero a ella le ocurre con mucha menos frecuencia que al resto. Hay que considerar que Trump suele tener mejor desempeño en las urnas que en las encuestas, pero esta vez las encuestas fueron extremadamente favorables con él por miedo a equivocarse.
Volvamos al segundo escenario un minuto: las proyecciones son, de todas maneras, muy apretadas. Lo han sido desde que empezó la carrera presidencial. Ya hemos remarcado que quien gana lo hace al imponerse en el Colegio Electoral, el sistema estadounidense, y no en el voto popular, en el que es muy probable que gane Harris.
Bajo este sistema, hemos visto que el ganador se ha decantado cada vez por menos votos: en 2016 fue por unos 80.000 votos y en 2020 fueron apenas 40.000. De manera resumida: no importa que Harris tenga siete millones de votos más que Trump si todos estos estaban en las áreas que tenía aseguradas, como California o Nueva York. Ella necesita ganarle en Pensilvania o Wisconsin, donde en los últimos años apenas unos miles de votos han significado la victoria. Si el resto de la industria estaba en lo correcto y Selzer estuvo mal, eso quiere decir que estas elecciones podrían definirse por unos 20.000 votos repartidos en tres estados claves. Por eso el proceso de conteo va a ser muy cuidadoso y no vamos a tener resultados rápido.
¿Cuál puede ser un indicador anticipado para saber quién tiene la razón? Fijémonos en Virginia. Es, al igual que Iowa, otro estado que no es clave, pero tiene precedentes interesantes. En 2016, se estimaba que Hillary Clinton ganaba Virginia de manera fácil, pero la carrera estuvo tan apretada al final, que CNN (importante que sepamos que son los medios los que nos confirman al ganador y no un órgano electoral a nivel nacional) no le concedió la victoria hasta poco antes de las 11 de la noche del martes. Por el contrario, a Biden le concedieron la victoria tres horas antes, sobre las ocho.
Virginia no tiene nada que ver en quién ganará las elecciones, pero la hora en la que salgan sus resultados podría ser un indicador para determinar qué tan fácil lo está teniendo Harris este año. Su campaña, sin embargo, es extremadamente cautelosa, y ha indicado que esperan resultados nacionales entre la madrugada del miércoles y la madrugada del jueves. En Pensilvania, el estado definitivo, los resultados podrían salir el miércoles, mientras que en Arizona y Nevada podrían demorarse días.
Sobre qué ver, hay que tener claros los caminos a la victoria: la ruta directa de Harris implica ganar Pensilvania, Míchigan y Wisconsin y no perder ningún bastión demócrata de los que han tenido desde 1992. La ruta directa de Trump es recuperar Georgia, Arizona y no perder Carolina del Norte, pero de todas maneras necesitaría ganar otro estado en el norte, como Wisconsin o Pensilvania. Un camino apretado para Harris si pierde estados del norte implicaría ganar Georgia, Carolina del Norte y algún estado como Nevada o Arizona. Para Trump, ganar los tres estados del norte todavía lo obligaría a sostener Carolina del Norte.
Con ese breve paréntesis, hay que volver al futuro de las encuestadoras. Solo hay dos opciones acá: o Selzer tenía razón y termina consagrándose como una leyenda viviente o el resto de la industria estaba en lo correcto. Si es la primera opción, esto marcaría otra derrota más para las encuestadoras a nivel general que, por temor a equivocarse como en 2016, volvieron a hacerlo en 2024, solo que por subestimar al bando contrario. Si este escenario se da, al menos sabremos de entrada cuál fue el error esta vez.
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