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Los votantes de Lula da Silva confían en que el exmandatario izquierdista ganará las elecciones para que Brasil vuelva a hacer de la lucha contra la pobreza y las discriminaciones una prioridad, según testimonios recogidos por la AFP en Río de Janeiro, São Paulo y Salvador.
Racismo en Brasil: el carioca harto de Bolsonaro
Al productor cultural Jonathan Raymundo le urge un cambio de gobierno.
“No aguantamos más. En este país, la violencia contra la mujer, los negros, la comunidad LGTB+ es alarmante. Precisamos amor, afecto, alegría... y el presidente Jair Bolsonaro es lo contrario”, sostiene este hombre negro, de 33 años y cabello teñido de un rosa estridente.
“La máxima autoridad del país hace bromas diciendo que los negros se pesan en ‘arrobas’ [como en la época de la esclavitud], que una mujer no merece ser violada porque es fea, o que no puede hacer nada frente a los muertos por covid porque no es sepulturero”, resume Raymundo, indignado.
Raymundo fundó en 2018 el movimiento “Wakanda in Madureira”, un festival cultural afrobrasileño inspirado en el país ficticio del superhéroe de Marvel Pantera Negra. La cita enciende cada dos meses el popular barrio Madureira en Río de Janeiro, una de las ciudades que más esclavos recibió durante los siglos del tráfico.
“Brasil está en una encrucijada, ante la oportunidad de transformarse en un gran país. Pero eso solo ocurrirá si es capaz de absorber en sus esferas de poder su diversidad racial”, defiende Raymundo, que era adolescente durante los dos mandatos de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y para quien su Partido de los Trabajadores trajo “avances fundamentales, civilizatorios”.
Aunque cree que Brasil precisa gestar nuevos líderes, “ahora no hay alternativa: Lula tiene que volver a ser presidente”.
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Testigos de la pobreza en Brasil
Cualquiera que participe en manifestaciones izquierdistas en Salvador (Bahía) conoce al profesor Messias Figueiredo. Con una boina y anteojos rectangulares, empuja adonde quiera que va un pequeño carro sonorizado de color rojo, con mesa de DJ, identificable por un estandarte con el rostro de Lula.
“Es un instrumento de lucha política pacífica”, explica este docente de computación, de 56 años, que reproduce canciones de campaña y predica mensajes a favor de Lula.
El izquierdista “Messias Figueiredo, fue considerado el mejor gobierno de la historia del país”, sostiene. Pero sobre todo lo elige porque “Lula es del noreste, una región que siempre estuvo atrasada en relación con el resto del país”.
Durante su gobierno “trajo muchas inversiones”, que permitieron entre otras cosas la apertura de varias universidades y el inicio de la construcción de un gigantesco canal para llevar agua del río San Francisco a decenas de ciudades de las regiones semiáridas.
Lula “ya demostró ser muy competente para dirigir el país” y además “ya nadie aguanta más este gobierno fascista, genocida, deshumano”, dice a través del altoparlante Figueiredo, que acusa a Bolsonaro de haber “diezmado” el medioambiente y estar “masacrando” a los indígenas.
Si gana, la primera acción de gobierno de Lula debe ser “matar el hambre”, sostiene.
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La sindicalista brasilero que se lo debe todo a Lula
“No hay nadie más que Lula para recuperar nuestro país”, afirma Aline Xavier, de 33 años, nacida en la periferia de São Paulo. Esta empleada pública del área de salud y dirigente de un sindicato de trabajadores municipales define el Partido de los Trabajadores (PT) como su “ideología de vida”.
El partido cofundado por Lula en 1980 le ayudó a “contradecir las estadísticas” y hacer carrera “pese” a ser una mujer negra de los suburbios: “Me abrió las puertas para tener una voz (...) y no ser excluida por ser mujer y negra”, dice Xavier, de ojos oscuros y cabello rizado.
Casada, con un hijo de 15 años y otro en camino, cree “en todo lo que hace Lula”. Y rechaza, incluso a veces alzando carteles en manifestaciones, “las políticas neoliberales del gobierno actual, los ataques a los derechos de los trabajadores y la intolerancia contra las minorías”.
Formada en una escuela pública inaugurada durante uno de los gobiernos del PT, Xavier confía en que el líder izquierdista implantará de nuevo “un gobierno que entra en las periferias, da oportunidades al negro, al pobre, a la madre trabajadora o soltera, y que reconoce que solo puede haber meritocracia cuando hay igualdad”.
¿Cuándo son las próximas elecciones en Brasil y quién es el favorito?
Lula, de 76 años, mantuvo invariable el 47 % de las intenciones de voto para los comicios del 2 de octubre, frente al avance hasta 32 % del presidente de ultraderecha, de acuerdo con un nuevo sondeo de la consultora Datafolha.
En mayo, la diferencia entre los representantes de dos extremos del espectro político llegaba hasta los 21 puntos, lo que muestra una marcha progresivamente ascendente de parte del presidente.
El gobierno de Bolsonaro aumentó desde este mes las ayudas sociales de 400 a 600 reales (unos 110 dólares) mensuales del programa Auxilio Brasil, antiguo Bolsa Familia, plan creado por Lula, a 20,2 millones de familias vulnerables, entre otras iniciativas como transferencias a camioneros.
Además, el gobierno bajó impuestos a los combustibles con lo que logró reducir los precios que treparon con fuerza en el último año, muy por encima de la inflación (10,07 % en 12 meses a julio).
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