Elecciones en EE. UU.: gerontocracia, crimen y mentira
El debate presidencial del jueves fue el primer bocado de una amarga campaña electoral: un gobernante criticado por su falta de capacidad física, por un lado, y por otro, un candidato convicto, acusado de mentir como un profesional.
María Alejandra Medina
El jueves, al término del primer debate presidencial en Estados Unidos, cuando algunos comentaristas y opinadores en redes sociales y medios de comunicación expresaban su miedo y consternación, se referían a los lapsus que tuvo Joe Biden, pero también al momento en que Estados Unidos, la primera economía del mundo, quedó reducida no solo a una “gerontocracia” (como la describe Alejandro Bohórquez-Keeney, profesor de la Universidad Externado), sino a tener que elegir entre un candidato que no pudo demostrar que es físicamente apto para seguir en la Casa Blanca, por un lado. Por otro, un expresidente convicto que, con gran elocuencia y poca amortiguación de su auditorio, es capaz de repetir una mentira tras otra.
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El jueves, al término del primer debate presidencial en Estados Unidos, cuando algunos comentaristas y opinadores en redes sociales y medios de comunicación expresaban su miedo y consternación, se referían a los lapsus que tuvo Joe Biden, pero también al momento en que Estados Unidos, la primera economía del mundo, quedó reducida no solo a una “gerontocracia” (como la describe Alejandro Bohórquez-Keeney, profesor de la Universidad Externado), sino a tener que elegir entre un candidato que no pudo demostrar que es físicamente apto para seguir en la Casa Blanca, por un lado. Por otro, un expresidente convicto que, con gran elocuencia y poca amortiguación de su auditorio, es capaz de repetir una mentira tras otra.
Finalizado el cara a cara, CNN, anfitrión del encuentro, hizo un chequeo de datos de las afirmaciones de ambos candidatos. El de Joe Biden le tomó al periodista Daniel Dale cerca de 50 segundos en los que desmintió desde que durante el gobierno de Biden “ningún soldado estadounidense haya muerto alrededor del mundo”, como el presidente lo afirmó, hasta que supuestamente la Patrulla Fronteriza le hubiera dado su apoyo. De hecho, durante la transmisión, el sindicato de esa institución dijo que nunca ha apoyado ni apoyaría a Biden.
En el caso de Trump, Dale tuvo que respirar profundo para contar en casi tres minutos las más de 30 mentiras o imprecisiones del magnate, como que haya estados demócratas que permitan asesinar a bebés después de que han nacido, o que durante su gobierno hubiera logrado que China dejara de comerciar con Irán. “China nunca se detuvo”, dijo Dale. Sin olvidar mentiras que ha repetido con insistencia, como el supuesto fraude electoral de 2020, del que no hay pruebas, o que Nancy Pelosi hubiera aceptado su responsabilidad por la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio al no aceptar a 10.000 efectivos de la Guardia Nacional, para lo que ni siquiera tiene competencia el presidente o la presidenta de la Cámara.
Para Cristian Rojas, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, Estados Unidos está “ante dos candidatos que son, para decirlo claramente, mediocres”, o por lo menos en comparación con “el talento que hay en Estados Unidos”. Asegura que en ambos partidos hay perfiles mucho más preparados que los virtuales candidatos, que deben ser nominados oficialmente en las convenciones respectivas de julio y agosto próximos.
Pese a que el viernes la prensa difícilmente habló de otra cosa que no fuera el pánico en el seno demócrata ante el preocupante desempeño de su líder el día anterior, Biden (y más que Biden, su esposa, Jill) se mostró convencido de su candidatura durante un acto político en Carolina del Norte el mismo día. “Ya no debato tan bien como antes”, dijo. Sin embargo, “sé decir la verdad”, a lo que añadió que también sabe cómo “hacer este trabajo”.
Ambos, agrega Rojas, recogerán votos en contra de su oponente. Muchos electores se irán por Biden simplemente por el hecho de que no es Trump y viceversa, con la diferencia de que las bases trumpistas están probablemente más emocionadas ahora que las bases más fieles que tenga Biden (ambas igualmente insuficientes para ganar la votación por sí solas, según el docente).
Con los llamados del viernes, incluso de amigos cercanos al presidente, para que dé un paso al costado, hay quienes estarán de acuerdo con lo que dice el profesor: “El principal problema de los demócratas no es Trump, sino el propio Biden”.
“No quisiera decir lo que Biden debería hacer, sino comento que, para el Partido Demócrata, el objetivo del debate fue demostrar el vigor de Biden de hacer campaña, para eliminar definitivamente las dudas de que no tiene la capacidad por razones de edad (81, solo tres años mayor que Trump). Claramente, no solamente no logró ese objetivo, sino que dio aún más crédito a los rumores de que está muy viejo para servir”, opinó Jennifer Piscopo, profesora de ciencia política en Royal Holloway University of London.
Sobre la posibilidad de que el Partido Demócrata busque un reemplazo (con Kamala Harris y el gobernador de California, Gavin Newsom, entre los principales del sonajero), la docente cree que “el partido está en un momento crítico: si quieren buscar a otra persona, hay que hacerlo ahorita, porque ya están en plena campaña”. Agrega que hay consideraciones, que están relacionadas, de estrategia, pero también de procesos dentro de la colectividad: “¿Quién va a seleccionar y cómo construyen legitimidad alrededor de la alternativa? No hay respuestas todavía, en la práctica, de (cómo) reemplazar a Biden”.
La docente terminó reflexionando sobre el que para ella es el verdadero desafío: “No es la edad de Biden (aunque es llamativo), son las mentiras de Trump, la realidad alterna en la que vive y la incapacidad de la prensa estadounidense de enfocarse en eso”. Critica que los medios se la pasen concentrados en las faltas de Biden y no señalando la desinformación de Trump, " un mentiroso profesional, juzgado culpable en cortes por varios crímenes”.
Justo cuando hablábamos con ella, la revista Time publicó una portada de un Biden solitario con el titular “Panic (Pánico)”, mientras que The New York Times publicaba el editorial titulado: “Para servir al país, Biden debería dejar la carrera”.
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