Elecciones en México: Entre la decadencia del PRI y la nueva “hegemonía” de Morena
Este domingo habrá elecciones en los estados de México y Coahuila. La primera es muy importante, pues es considerada la “joya de la corona”. Pero ambas campañas jugaron un papel crucial de cara a las presidenciales 2024. ¿Qué revelaron?
Camilo Gómez Forero
Cada país tiene su propia “joya de la corona” en los procesos electorales. En Estados Unidos son los llamados swing states, los cuales cambian cada cuatro años por los movimientos demográficos y las urgencias de la población. En los últimos comicios fue Pensilvania, por ejemplo. En México, la joya siempre ha sido el estado que lleva el mismo nombre de la nación, y donde este domingo se realizarán elecciones de gobernación. Hay varias razones que explican su importancia de cara a las generales de 2024.
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Cada país tiene su propia “joya de la corona” en los procesos electorales. En Estados Unidos son los llamados swing states, los cuales cambian cada cuatro años por los movimientos demográficos y las urgencias de la población. En los últimos comicios fue Pensilvania, por ejemplo. En México, la joya siempre ha sido el estado que lleva el mismo nombre de la nación, y donde este domingo se realizarán elecciones de gobernación. Hay varias razones que explican su importancia de cara a las generales de 2024.
“En principio es porque es el estado más poblado, pero además el peso del padrón electoral es bastante grande: son aproximadamente 12 millones de electores. Es mucho más grande incluso que el de la Ciudad de México. También se ha dicho que quien gana a acá tiene más probabilidades de ganar las elecciones a nivel federal”, señala Laura Valencia Escamilla, profesora e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco.
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El estado de México es prácticamente una “mini-república”. Con 16,9 millones de habitantes, resguarda puntos de interés turístico claves para la nación, como las famosas pirámides de Teotihuacán, y grandes centros industriales que lo convierten en el segundo estado que más aporta al PIB de México, con el 9,1 %. Las empresas Nestlé y Ford se ubican allí, por ejemplo. Esta poderosa mezcla de población, poder económico y turismo hace que se vuelva una gran plataforma política nacional.
“Otro aspecto importante es que el estado tiene una gran cantidad de liderazgos políticos que se han trasladado hacia la parte nacional. El más obvio es el del expresidente Enrique Peña Nieto, quien fue gobernador del Estado y le dio una pauta mucho más amplia a nivel federal”, dice Valencia.
Por todo esto, el partido oficialista Morena, de Andrés Manuel López Obrador, desea arrebatarle el control de este bastión al Partido Revolucionario Industrial (PRI), el cual lleva nueve décadas de hegemonía en el estado. Eso sí: es una hegemonía que hay que tomar con pinzas. Con 175 municipios, explica Valencia, hay una gran división territorial en el estado de México que se ha traducido en división política. Acá hay municipalidades que están en control del Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolución Democrática (PRD), el Partido Verde o Movimiento Ciudadano. “El peso que tiene la gobernatura se diluye a nivel local porque hay ese gran crisol de partido políticos”, dice la experta.
La carrera en esta ocasión refleja una tendencia clara: la candidata Delfina Gómez, del partido oficialista Morena, vencería a la candidata del PRI, Alejandra del Moral, alfil del actual gobernador priísta, Alfredo del Mazo, quien continúa recortando puntos desde enero. Las encuestas, aunque varían sobre la brecha, siempre dan como ganadora a Gómez. Para el presidente López Obrador, la victoria acá resarciría su derrota de 2017, cuando su candidata, también Delfina Gómez, perdió por menos de 200.000 votos contra Del Mazo. Pero aunque para muchos la historia parece sentenciada, Valencia pide esperar al desenlace del domingo.
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“Probablemente, hay una tendencia que favorece a la candidata de Morena, pero hay encuestas muy dispares. Todo parece indicar que la elección va a ser más competitiva”, explica
Pero para la experta no importa tanto quién gane. “Aquí el asunto, más allá de quién gane, es la estrategia que van a dibujar los partidos. Vamos a tener elecciones en Coahuila, un estado más pequeño. Allí la estrategia de la izquierda fue distinta, pues mientras que en el estado de México fue la unión de la coalición, Morena más sus aliados. En Coahuila no fueron en coalición, sino que fue cada partido por aparte. Esto permite que el partido analice dos tipos de estrategias para las próximas elecciones y qué es mejor: ganar en conjunto o ganar de forma dividida”, dice Valencia, quien añade otro aspecto importante de estos comicios, más allá del ganador: ver qué alianzas podrían tejerse y cuáles podrían acabarse.
Por lo que se observa, dice la experta, lo mejor para Morena es ir en conjunto para 2024 y seguir la estrategia que se siguió en el estado de México, donde hubo unión. Ir por separado simplemente no funcionó. Ahora, en el hipotético caso de que las encuestas tengan razón y la candidata Gómez de Morena gane, ¿qué significa esto para el orden político del país? El titular, sin duda, sería que después de más de nueve décadas se acaba la hegemonía del PRI. Pero, una vez más, hay más que eso para Valencia.
“Unos dicen: ¿desaparecerá el PRI? No, no desaparecerá, pero lo que sí desaparecerá es el halo simbólico del partido por la hegemonía que sostenía en el estado. Pero la hegemonía la perdió desde el 88, cuando empezaron a haber alternancias a nivel subnacional y luego a nivel federal. De las 32 entidades que tenía el partido antes del 2000 se quedó con 19 hasta 2010. En 2015 ya tenía 12. Y luego perdió otras tantas. Es una pérdida paulatina. El PRI ha dejado ser un partido hegemónico hace mucho, y ahora es un partido dominante, según los teóricos. Esto es que dominan entre los competidores, pero hay más competencia entre todos. Ya es alcanzable y se le puede dar la vuelta”, explica Valencia.
Simbólicamente, será una gran pérdida para el partido, por lo que tendrá que cambiar estatutos, formas de organización y recuperar la estructura social que antes aglutinaba la militancia, de acuerdo con la experta. En cuanto a las proyecciones para Morena, la victoria también será simbólica y fundamental para el partido de López Obrador. Sin embargo, dice Valencia, cabe destacar que, a diferencia del PRI, Morena gana por una coalición, no por sí mismo. “No tiene todas las localidades tampoco. Eso lo llevaría a pensar que no son el sustituto del PRI, que es lo que se escucha decir”, señala. Es decir, si bien sobre el mapa se puede observar una superioridad de Morena, esta no es igual a la hegemonía que tuvo el PRI.
“Hacia el 2012, cuando nació Morena tras una escisión con el PRD, el liderazgo de López Obrador le dio un empuje, pero aun así, insisto, no ganan por sí mismos la mayoría que están teniendo, sino que lo hacen con la asociación de otros partidos de izquierda. Morena no es el sustituto del PRI, sino que es otro partido que lucha por el poder, que tiene un liderazgo muy fuerte y no se puede negar, y ese liderazgo es el que los une. En el momento en el que no esté ese liderazgo, podría sufrir un descalabro”, dice la experta.
Por eso, tras el domingo no solo hay que mirar quién ganó, sino cómo y por cuánto. Si Morena gana por mucho, dará la sensación de que será imparable en 2024. Si el PRI pierde por poco, significará que tiene tiempo de recalcular y recuperarse.
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