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La victoria del oficialista Santiago Peña en las presidenciales de Paraguay confirma la continuidad en las relaciones de este país con Taiwán, establecidas hace más de 60 años y que habían sido puestas en duda durante la campaña electoral.
Paraguay es uno de los 13 países que todavía reconoce oficialmente a Taiwán y no a China, tras la ruptura de Honduras en marzo. Por eso, la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, fue de las primeras en felicitar a Peña.
“Espero con ansias profundizar las relaciones de larga data entre nuestros países y ver al gobierno y al pueblo de Paraguay prosperar bajo su liderazgo”, escribió el lunes en Twitter.
Peña, un economista de 44 años que reemplazará en agosto al presidente Mario Abdo, ha sido enfático en la defensa de esas relaciones, un punto a favor de Taiwán que se suma a la visita hace una semana a Taipei del presidente guatemalteco Alejandro Giammattei.
“Nos une un lazo de principios y valores democráticos”, aseveró Peña en una entrevista a la AFP.
“Tener un mayor comercio con un gigante como lo es China probablemente va a hacer que nuestro mercado sea todavía más primario de lo que es. El comercio con Taiwán nos puede llevar a desarrollar una base industrial mucho más potente, y eso va a permitir que Paraguay tenga más músculo”, sostuvo además, ante los reclamos de productores agrarios y ganaderos por acceder a ese mercado.
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No a todos les gusta la relación entre Paraguay y Taiwán
La dicotomía entre China o Taiwán no ocupó un espacio central en la campaña electoral de ninguno de los principales candidatos, pero de todos es sabido que el aspirante opositor Efraín Alegre era partidario de revisar la relación con la República de China y aproximarse a Pekín, mientras que el Partido Colorado, y su triunfador aspirante, Santiago Peña, preferían mantener el statu quo.
El presidente saliente de Paraguay, Mario Abdo Benítez -quien al igual que el electo Santiago Peña milita en el Partido Colorado- visitó Taipei en febrero pasado, donde resaltó el papel de la isla como “un faro de la democracia en la región”, unas declaraciones que no sentaron bien en Pekín, en momentos de alta tensión entre China y la isla (y el principal aliado de esta, EE. UU.).
El presidente de la Asociación Rural de Paraguay, Pedro Galli, ha insistido, en cambio, en que para su sector “la tranca que tenemos es nuestro relacionamiento con Taiwán”.
“No hay posibilidades de acceder al mercado chino si no reconocemos a China. Estamos nadando contra la corriente”, dijo en días pasados a la prensa.
Paraguay figura entre los principales productores de carne bovina. En 2022, exportó más de 333.000 toneladas por unos 1.722 millones de dólares, según el estatal Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal. Sus principales destinos fueron Chile, Rusia y Brasil.
En tanto, las exportaciones de soja fueron el año pasado de 2.272 toneladas, equivalentes a 1.226 millones de dólares, de acuerdo con cifras del Banco Central. Los destinos de esas ventas fueron Argentina y Brasil, sus grandes socios de Mercosur y también importantes productores de la oleaginosa.
“Detrás de las políticas de Taiwán hay ayudas transparentes y otras que no sabemos”, protestó Galli.
En ese sentido, el analista Sebastián Acha destacó que en Paraguay “nos ata mucho a Taiwán que gran parte del sector político recibe su apoyo para las campañas”.
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Algunos analistas, como el politólogo y jurista argentino Daniel Zovatto, consideran que las inversiones China en el sector agrícola y ganadero pueden inclinar la balanza en favor de Pekín y que a medio plazo Paraguay acabe rompiendo relaciones con Taiwán.
La creciente influencia del gigante asiático, dijo Zovatto a EFE, también podría presionar a favor de destrabar y poner en marcha de una vez por todas el Acuerdo de Asociación Estratégica entre la Unión Europea y el Mercosur, negociado durante veinticinco años, “porque de lo contrario el retraso le sigue abriendo oportunidades muy importantes a China, que actúa con mucha más celeridad”.
De los países que reconocen a Taiwán, siete quedan en la región de América Latina y el Caribe: Guatemala, Belice, Paraguay, Haití, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, y San Vicente y las Granadinas.
Los otros Estados son el Vaticano, Suazilandia en África, y las Islas Marshall, Nauru, Palaos y Tuvalu en el Pacífico. China y Taiwán se separaron en 1949, tras la guerra civil china.
Pekín conidera la isla de 23 millones de habitantes como una provincia rebelde, que espera recuperar un día incluso por la fuerza. Y bajo el principio de “Una sola China”, no permite a ningún país mantener relaciones diplomáticas simultáneamente con Taipéi.
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