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Desde La Haya, la Embajadora de Colombia ante el Reino de los Países Bajos, Carolina Olarte Bácares, habló sobre la histórica decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el caso de Nicaragua contra Colombia. Ella fue una de las coagentes que estuvo en la primera línea.
¿Cómo se prepararon para esta jornada?
Hay un asunto que tal vez no hemos compartido con ningún medio y es que, en la antesala de la audiencia y en los días previos, evitamos siempre pensar el triunfalismo. Siempre pensamos con muchas objetividad, con mucha frialdad, analizando los diferentes escenarios. Estábamos con mucha tranquilidad por esa objetividad con la que estábamos analizando todo. En el momento en que entraron los jueces a la a la gran Sala de la Justicia, nos dimos cuenta que efectivamente esto era un asunto muy sensible y eso nos impactó emocionalmente a todos. Esa emoción se fue incrementando conforme íbamos escuchando una a una las conclusiones que daba la presidenta de la Corte a favor de Colombia. Estábamos muy tranquilos y estábamos muy dispuestos a escuchar lo que fuera y a continuar trabajando si era necesario.
¿Qué se dijeron entre ustedes y cómo fue la celebración?
Pues fue muy emocionante. Otro reto importante es que estábamos en la Gran Sala de la Justicia, que es un lugar profundamente solemne, y conforme vamos escuchando cada una de estas victorias, tenemos que hacer todos un esfuerzo enorme para no expresar con gestos y con abrazos la emoción en ese momento. Una vez que abandonar la sala, los jueces de la Corte y la contraparte, nos fundimos en abrazos. Hubo llantos, en fin. Saliendo de la Corte, luego de haber acompañado a la gente, al doctor Eduardo Valencia Ospina a presentar esa declaración de victoria, vinimos a la Embajada de Colombia en Países Bajos para compartir las impresiones y analizar en calor, el fallo. También para brindar con una copa de champán acompañados del canciller Álvaro Leyva, que estaba en conexión desde San Andrés y del resto del equipo que no se hizo presente que nos acompañó a través de medios digitales en este momento tan importante.
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Los expertos dijeron que se sorprendieron al ver que la presidenta de la Corte empezó a sacar asuntos que habían quedado en el congelador y que pensábamos que no se iban a tocar el jueves. ¿Cuál fue la reacción de ustedes cuando se empezaron a tocar estos pendientes?
Pues fue una gratísima sorpresa porque ya habíamos escuchado los argumentos en donde nos daba la razón a la respuesta negativa que habíamos demostrado en las audiencias de diciembre. Cuando continúa la presidenta, leyendo y extendiendo esto a las tres pretensiones de Nicaragua, detallándolas una a una y negándolas totalmente y sin sombra de duda, pues esos superó completamente la expectativa y la emoción fue mucha.
Ahora sigue un proceso de negociación con Nicaragua. Hay asuntos pendientes. ¿Cómo está el ambiente diplomático para esta negociación con el país centroamericano?
Esos pendientes que bien menciona son pendientes que vienen desde la sentencia del año 2012 y que, sin duda alguna, han acompañado el análisis y la reflexión de políticas públicas y de decisiones diplomáticas durante los últimos años a Colombia.
En este momento y de lo que nosotros conocemos, y respecto de lo cual tenemos competencias, sabemos que hay un estudio muy cuidadoso y muy pormenorizado de todos esos escenarios de conversación, de diálogo, de propuestas y de toma de decisiones políticas en torno a este y a todos los casos. En general, a todas las necesidades que tenemos en el Caribe y en el Pacífico también.
Ahora lo que se viene realmente es un momento perfecto para trazar una cantidad de políticas públicas que se despliegan a través de un abanico de posibilidades enorme dentro de las cuales una de esas, por supuesto, es las negociaciones con Nicaragua. Afortunadamente, con esa decisión de la Corte se nos abre este nuevo capítulo proactivo con una mirada hacia el futuro.
Ya que estamos hablando con un poco más de tranquilidad, porque la audiencia ya pasó, ¿qué habría significado en el plano internacional una decisión adversa para Colombia? Muchos Estados estaban pendientes de esto en materia de derecho internacional…
Una decisión distinta a la que tomó de manera diáfana la Corte el jueves, así como lo presentamos con contundencia en las audiencias de diciembre, habría representado un caos a nivel internacional y habría subvertido completamente el orden jurídico de los territorios marítimos. Hay un número importante de Estados que estaba muy atento a lo que ocurriera en este fallo porque de lo que se trataba era de nada más ni nada menos que llenar un vacío jurídico internacional. No se había pronunciado la más alta jurisdicción internacional que tenemos, como es la Corte Internacional de Justicia, sobre si había una costumbre internacional que le permitieron estado extender su plataforma continental más allá de las doscientas millas marinas y de dentro de la zona económica exclusiva de otro Estado.
Así es que cualquier decisión distinta habría abierto una cantidad de posibles controversias y litigios por todo el mundo, no solo circunscrito al Caribe.
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Nicaragua, de todas maneras, vio el fallo como un éxito. ¿Qué opinión tiene sobre esta declaración?
Al margen de entrar a evaluar la postura nicaragüense con posterioridad al caso, lo cierto es que de las pretensiones que formuló Nicaragua ninguna le fue concedida, pero adicionalmente no le fue concedido absolutamente nada. Y yo quiero hacer mucho énfasis en esto: desde hace mucho tiempo no se veía una decisión de la Corte Internacional de Justicia tan clara, tan específica y concreta que acordaba el cien por ciento de la razón a una de las partes. La Corte, al ser un mecanismo pacífico de solución de controversias, lo que trata de hacer en sus decisiones es de acercar a las partes para que la Corte tenga que decidir lo menos posible y sea en manos de los distintos estados el escenario más propicio para hacer o tomar las decisiones concretas y específicas. En este caso no ocurrió: la corte fue clarísima y no dejó sombra de duda con respecto a la razón que le asistía a Colombia y que, pues por ende y por obvias razones, no le asistió a Nicaragua.
¿Qué efectos tendrá el fallo en la vida cotidiana de la isla, de los pescadores? También sirve para que nos pellizquemos y trabajemos más en inversión social...
Exactamente, hay varios escenarios en los que esto tiene un impacto importante. Yo creo que a nivel emocional es un bálsamo, un oxígeno para la esperanza y para mirar con mucho optimismo hacia el futuro, para todo el mundo, pero especialmente para la comunidad raizal y las demás personas que habitan en el archipiélago. El otro nivel de efecto o de impacto es justamente el de una gran apertura y un escenario propicio para tomar muchas decisiones que están pendientes y que requieren medias urgentes para garantizar los derechos de las comunidades del entorno a la pesca, los asuntos culturales relacionados con el vecindario y la familiaridad que hay entre los distintos pueblos del Caribe, así como decisiones fundamentales para continuar con la protección decidida de medio ambiente marino, por ejemplo, como la Reserva de Biosfera así Claver y la importante cantidad de recursos naturales que custodian nuestros fondos marinos.
¿Colombia mantendrá su postura de la inaplicabilidad del fallo 2012?
Eso es un asunto de decisión pública que siempre ha estado en manos del Estado nacional. En este momento hay un Gobierno que está haciendo un análisis muy pormenorizado de lo que han sido los distintos fallos y está identificando las formas más idóneas para continuar siendo, como lo hemos sido siempre, un país respetuoso del derecho internacional.
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