En 2023, “la turbulencia política global va a continuar”: CEO de Control Risks
Nick Allan habla de “los vientos inquietantes de cambio” en el escenario mundial, un fenómeno en el que han incidido la guerra entre Rusia y Ucrania y las tensiones Washington-Pekín.
Tomás Tarazona Ramírez
Nick Allan, director ejecutivo de la firma Control Risks, durante casi cinco años ha liderado el análisis de riesgos y oportunidades que deben tener en cuenta las empresas antes de invertir en un país específico.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Nick Allan, director ejecutivo de la firma Control Risks, durante casi cinco años ha liderado el análisis de riesgos y oportunidades que deben tener en cuenta las empresas antes de invertir en un país específico.
En su trayectoria su trabajo también ha estado relacionado con Asia, Europa, África y América Latina, regiones en las cuales ha observado desde pequeñas amenazas para los negocios hasta grandes retos políticos y económicos, como la ciberseguridad, la geopolítica y la influencia de las guerras en el desarrollo de una nación.
Estuvo en Colombia y opina que 2023 y los años venideros estarán marcados por patrones de turbulencia.
📌Le puede interesar: La UE respalda adhesión de Ucrania en una cumbre en Kiev
Los informes de Control Risks hablan sobre diferentes riesgos que tendrá que enfrentar el mundo: geopolítica, la “ruptura” cibernética o la “disrupción energética”, ¿cuáles serán los más visibles en 2023?
2023 va a ser un año difícil, pero hay temas puntuales. El primero es el mundo cibernético, donde habrá una ruptura fundamental en las redes globales causada por la militarización del ciberespacio. Cuando hay tensiones geopolíticas, vemos que hay un impacto cibernético. Los principios y los activos que rigen el ciberespacio se están erosionando. Así, las empresas van a tener que considerar desconectar su red global a causa del riesgo cibernético
¿Qué otras amenazas hay en el plano político?
Los países han gastado mucho en manejar la pandemia y ahora están sintiendo el impacto. Claramente hay problemas sociales y hay una necesidad de invertir, pero los estados no tienen mucho dinero. Incluso hay lugares donde todavía hay secuelas económicas y fiscales, junto con una deuda pública disparada. A esto se añade la demanda social en épocas de polarización y populismo. Esto causa un choque entre esas dos realidades; no hay dinero para surtir esas demandas y eso creará problemas de seguridad.
¿Qué decir acerca de la geopolítica y las tensiones entre los países?
Está la competencia entre China y EE. UU., que tendrá un impacto. No creemos que haya una guerra entre los dos, pero sí muchas tensiones porque ambos se están preparando para un conflicto tecnológico, económico y cultural. Las empresas tendrán que escoger del lado de quién están, y en realidad no quieren esto. También va a impactar la cadena de suministro de las empresas. Por ejemplo, China buscará una cadena de suministros más cercana y con menos riesgos de que haya una interrupción.
📝 Sugerimos: El “fuerte descontento” de China luego de que EE. UU. derribara su globo
Taiwán ha surgido como un nuevo actor en estas relaciones tensas entre China y Estados Unidos, ¿qué esperar de este nuevo protagonista?
Vamos a ver mucha tensión, incluso yo pienso que habrá incidentes con buques de guerra, tanto americanos como chinos. No se van a disparar, pero cuando Nancy Pelosi, la antigua presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., viajó a Taiwán vimos noticias de China diciendo que iban a atacarla.
El gobierno de China, por su parte, quiere unificar el país. Pero han insistido en que no desean hacerlo militarmente. Mientras que Joe Biden dice que sí. Entonces lo que vemos es que muchas empresas están evaluando sus inversiones en China, sobre todo las de semiconductores, y de la misma manera están pensando cómo manejar esa tensión. Este será un año de máxima tensión, pero al mismo tiempo China necesita reinversión después de tres años de pandemia: quiere ser un país exportador y reunificar China atrayendo a Taiwán. Será confuso.
¿Habrá algún veredicto para la competencia entre EE. UU. y China por ser la primera economía mundial?
Vamos a continuar con esa competencia. Pero un punto importante en contra de China es su demografía. Su población empezó a disminuir y los efectos de la “política del hijo único” se mantienen. Así que tendrá una falta de trabajadores, y hasta el momento, China no atrae mucha migración. Lo que vamos a ver es más bien el surgimiento de India. Tiene todo lo necesario: población creciente, mercado más o menos libre y mucha inversión. Un ejemplo es Foxconn, la empresa que fabrica Iphone para Apple, ellos ya hicieron su primera inversión en India y ahora la competencia se desviará entre India y China, que ya han tenido varios choques, ante todo en las montañas de Himalaya.
Por otro lado, hay conflictos bélicos vigentes, como el de Rusia y Ucrania, ¿cómo está vinculada esta guerra con el resto del mundo?
Ha afectado la política de todo el mundo. Los rusos quieren aliados y hemos entrado en una etapa de juegos bélicos donde empiezan a formarse alianzas entre China, Rusia, Irán y recientemente el gobierno sudafricano. Esto siempre ha sido así, pero ahora las tensiones se han trasladado a Tayikistán, Israel o Palestina. Lo que sí hemos visto es un renacimiento de la OTAN y su alianza con Occidente. En estas estrategias de guerra surgirán protagonistas como el Grupo Wagner, el acercamiento de Rusia a Malí y a China, que debe mantener una postura de mucha precaución.
📰 También recomendamos: Las repúblicas de la protesta
Latinoamérica es otra región importante. Aunque no esté en guerra, ustedes alertan sobre otras amenazas en el continente, ¿cuáles son?
En los últimos años hemos vistos gobiernos de derecha y de izquierda, ambos populistas: en Colombia, en Perú, en Chile y en Brasil. En la región existe lo que nosotros llamamos “headline risk”, es decir, riesgo de titulares. Hay un discurso que dice que América Latina volvió a los 70, y eso es una explicación muy fácil de hacer. Yo creo que, en el caso de Colombia o Chile, estos nuevos gobiernos no tienen planes para una revolución como la de Venezuela; quieren manejar la situación sin destruir la economía. Andrés López Obrador en México es otro ejemplo.
El problema es el populismo. Las personas están cansadas del mismo péndulo político y entonces eligen al “diferente”, el que está fuera del establecimiento. Ellos llegan al poder con unas promesas bombásticas de cambiar sus países, pero necesitan inversión para eso y encuentran la dura realidad del bolsillo. Eso causa incertidumbre y los gobiernos entran en una marea frenética de implementar cambios, pero no tienen con qué. Y eso impacta mucho para los extranjeros. Por ejemplo: las energías en Colombia. Llegan al poder con la promesa de cerrar la exploración, unos días después se contradicen, luego el ministro dice que es imposible terminar la exploración. Para el extranjero queda la imagen de “a Colombia se le está acabando el petróleo”. Y esto causa un círculo vicioso entre promesas, promesas incumplidas, inconformidad social y nuevas promesas que después serán incumplidas.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Invitamos a verlas en El Espectador.