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Carolina Barrero fue forzada al exilio por el régimen cubano tras protestar en pro de la liberación de los presos políticos del levantamiento ciudadano del 11J de 2021. Desde España, donde reside ahora, sigue coordinando esfuerzos y alzando la voz contra el régimen castrista.
En su visita a Colombia por razones personales, habló con El Espectador:
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¿Cómo describiría el gobierno cubano?
No es un gobierno, es un régimen dictatorial, autoritario y totalitario que lleva 64 años en el poder, sin haberse legitimado en las urnas. Nunca hemos votado en elecciones libres y democráticas con todas las garantías. Cuba es el único país de las Américas en esa condición de tener solo un partido. No hay pluralidad, ni siquiera dentro de la propia izquierda. Cualquier posición contraria o diferente, incluso el mero pensamiento, es criminalizado. Por eso Cuba hoy es el país de las Américas que más presos políticos tiene: 1.047 según el registro de Prisoners Defenders, pero estimamos que probablemente sean muchísimos más. Es un número alarmante.
¿Puede la llegada de los ‘outsiders’ a los gobiernos de la región incidir en la presión internacional sobre el régimen?
Yo espero que Latinoamérica mire a Cuba más allá de las ideologías. Que tanto la derecha, como el centro o la izquierda pudieran entender y nombrar lo que pasa en Cuba sin tapujos. Recientemente, Gustavo Petro, el presidente de Colombia, en su discurso en la Mesa de Diálogos de Paz con el ELN, dijo: “alguna oposición latinoamericana ha cambiado el antiguo lema de ‘Patria o muerte’ por ‘Patria y vida’ y debo decir que tiene razón”. Nos asombró, pero falló en decir que es la oposición cubana a la dictadura castrista la que ha dicho eso. Nos gustaría que no haya miedo a reconocer la legitimidad de la reivindicación de la oposición y de la sociedad civil cubana. Siempre me ha preocupado que se haya aceptado la mediación del régimen en los acuerdos de paz como un actor neutral. Nadie ignora que Cuba influenció y participó en la fundación de las guerrillas. Ha sido parte del conflicto. Me preocupa que poco se cuestione la dimensión que puede tener.
¿Qué repercusiones ha tenido la crisis económica en la cotidianidad?
La crisis económica cubana es una crisis humanitaria. En Cuba no hay absolutamente nada. Los pocos recursos están al servicio de la élite corrupta, militar y civil. No hay acceso a medicamentos para los niños, ni para la población mayor cubana, que aumenta porque todos los jóvenes se van, nadie quiere construir una familia en Cuba. No hay futuro que no sea asociado a la sumisión y la cárcel si uno quiere construir algo que esté más allá de los designios del Partido Comunista.
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¿Cómo se mantiene la oposición en Cuba?
Hay una resistencia que está viva, el movimiento de protesta no ha sido sofocado en su totalidad. Casi todos los meses se escuchan protestas puntuales, aunque no de la magnitud del 11J. Son protestas unipersonales, de cinco personas, que han convertido la protesta en parte de la cotidianidad. Si quitan el internet es porque alguna protesta debe estar sucediendo en algún lugar o hay algún acto represivo que el régimen no quiere que los ciudadanos sepan. Es una de las tácticas represivas del régimen cubano para evitar ese efecto cadena que pasó el 11 de julio. Eso ya es de conocimiento popular. La protesta hace parte del repertorio de la cotidianidad.
¿Qué otras formas de vigilancia tiene el régimen contra la ciudadanía?
Todas. La dictadura cubana es una dictadura totalitaria, lo único que funciona en Cuba es el aparato de la seguridad del Estado, la fuerza bruta. Los ciudadanos viven permanentemente vigilados en sus centros de trabajo, de estudio, en la vecindad, por sus familias y vecinos. En Cuba está prohibida la impresión de la declaración de los derechos humanos. Hay personas que han sido procesadas y están en la cárcel por guardar en su casa y repartir la copia. Si un vecino se entera de que alguien tiene una copia de esto o de alguien que quiere repartir versos de Martí, como me pasó a mí misma, es acusado de clandestinidad por imprimir poemas del poeta cubano y héroe nacional. Sus poemas contra el colonialismo español le hablan hoy a otro sistema opresor, que es la dictadura cubana, y por eso son prohibidos.
¿Qué hacen desde el exilio para resistir contra la dictadura?
No se puede entender la lucha de nuestros derechos civiles y políticos sin el exilio. Toda la guerra de Independencia se fraguó en Cuba desde el exilio, el partido revolucionario de José Martí se fundó entre las ciudades de Tampa, Nueva York y Cayo Hueso. Ese partido coordinó la gesta que terminó con el colonialismo español. Desde el exilio hemos dado grandes pasos en subvertir a la dictadura y volver a tener libertad y democracia. Hace poco, muchos de los cubanos en el exilio y dentro de Cuba, desarrollamos una gran campaña que proponía la no participación como forma de expresar el rechazo a la dictadura. Se juntaron fuerzas más allá de la localización geográfica, más allá de esa dicotomía del afuera y adentro, entendiéndonos a todos como ese espacio que es Cuba más allá de sus fronteras.
¿Cómo atraviesa el arte esas formas de resistencia en Cuba?
El arte tiene la capacidad de subvertir el lenguaje llano, la metáfora tiene la capacidad de, como un rayo, atravesar la realidad y arrojar luz sobre cosas que muchas veces son más difíciles de discernir, más aún si están inmersas en una narrativa que controla el poder. Si en algo ha sido hábil la dictadura cubana es en exportar esa narrativa de un mito de la revolución, una épica, que es completamente una ficción totalitaria, un espejo que no permite ver lo que hay detrás. El arte tiene la capacidad de subvertir, de hacer hendiduras dentro de ese reflejo y de dejar mirar más allá o de crear el propio lema “Patria y vida”, que viene de una canción que fue compuesta por varios músicos cubanos dentro y fuera de Cuba, uno de ellos Maykel Castillo, un gran amigo que hoy está en prisión, precisamente por esa canción que se convirtió en un himno.
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¿Cuándo volverá a Cuba?
Pronto. Nosotros no vamos a renunciar nunca al derecho de volver a nuestro país. Eso es parte de la lucha, de los derechos humanos que reivindicamos, el derecho a regresar. Vamos a pelear, porque no hay ninguna dictadura que nos lo impida. Y bajo las consecuencias que vengan.
¿Es posible que se repita el 11J?
Por supuesto. En 2018, protestaban Luis Manuel Otero Alcántara y Yanelis Núñez, aquella protesta hermosísima frente al capitolio, yo nunca olvidaré esas imágenes. Eran dos personas y todo un país en asombro. Unos años después, fue todo un país en protesta. Son ciclos y todo fermenta y todo contribuye. Nada, nunca, jamás, será en vano.
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