¿Es viable cerrar el Darién, como lo propuso el presidente electo de Panamá?
Cerrar la espesa selva de más de 5.000 kilómetros cuadrados que separa a Panamá de Colombia parece una idea irrealizable, pero que pone de presente el desafío global y de seguridad para la vida humana que implica este cruce, controlado por la criminalidad.
Juliana Castellanos Guevara
“Cerrar” la selva del Darién para enfrentar el desafío migratorio en la frontera entre Panamá y Colombia es la solución que propuso en campaña el nuevo presidente electo del país vecino, José Raúl Mulino. Qué tan viable sería esta propuesta y, de concretarse, qué efectos tendría en Colombia son las primeras preguntas que genera su victoria.
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“Cerrar” la selva del Darién para enfrentar el desafío migratorio en la frontera entre Panamá y Colombia es la solución que propuso en campaña el nuevo presidente electo del país vecino, José Raúl Mulino. Qué tan viable sería esta propuesta y, de concretarse, qué efectos tendría en Colombia son las primeras preguntas que genera su victoria.
El Tapón del Darién se ha convertido en uno de los desafíos más grandes para la gestión migratoria en el siglo XXI. El alto volumen de personas que atraviesan la selva, la presencia de grupos criminales que controlan la zona y la falta de cooperación entre los gobiernos involucrados hacen de este fenómeno un asunto que trasciende el ámbito hemisférico y lo convierten en uno mundial.
Para responder ante este fenómeno y garantizar la seguridad en todo el país, durante sus días de candidato, Mulino propuso tajantemente “cerrar” el cruce fronterizo que se ha convertido en una “mina de oro” para organizaciones criminales que tan solo en 2023 “ganaron” aproximadamente US$820 millones con sus negocios en la selva, aseguró el Ministerio de Seguridad de Panamá.
Aunque para el 34,41 % de los panameños que votaron por Mulino esta es una iniciativa prometedora, según Julio Londoño Paredes, profesor y exministro de Relaciones Exteriores de Colombia, el cierre de la frontera es un “imposible”. “Si el presidente de los Estados Unidos no ha podido cerrar la frontera entre México y Estados Unidos, ni siquiera ha podido contribuir al cierre de la frontera entre Guatemala y México, el cierre del Tapón del Darién creo que es ciencia ficción”, explicó. Pero de ser así, “eso no se puede lograr naturalmente, se necesitaría de una acción concertada de muchos países empezando por Colombia y otras naciones no solamente de América del Sur, sino del entorno internacional”, puntualizó el excanciller.
Del mismo modo, para Caitlyn Yates, investigadora del Centro Robert Strauss para la Seguridad y el Derecho Internacional, cerrar el Darién es “completamente irreal”. Y no solo porque sea una frontera que no está muy bien definida o tiene una presencia muy limitada del gobierno, “sino porque incluso si se cerraran las principales rutas que los migrantes están tomando en este momento hay otros caminos a través la selva como los viajes marítimos o a pie” que seguirían funcionando. “Puedo imaginar este escenario donde hay un intento de cerrarla o de controlar el flujo de los migrantes a través de la selva”, sin embargo, sería muy costoso para Panamá, aclaró la académica.
Por lo menos en las dos últimas administraciones, cuando aumentó la circulación de personas en este cruce, los gobiernos de Juan Carlos Varela y Laurentino Cortizo instauraron una política conocida como “flujo controlado”, según la cual el gobierno les promete a los migrantes que, durante el tránsito hacia Costa Rica, el siguiente país de la ruta hacia Estados unidos, no van a ser criminalizados ni van a ser enviados de vuelta, pero tampoco se les permitirá pedir asilo, desplazarse libremente en el país o permanecer en el territorio.
Por su parte, Colombia se ha mantenido al margen. Conforme a un informe de The New York Times sobre la migración en el Darién, “cuando se llega a ver a las autoridades nacionales, a menudo están haciendo pasar a los migrantes o, en el caso de la policía nacional, chocando puños con los hombres que venden costosos paquetes de viaje para atravesar la selva”, narró el medio estadounidense. Por ello, para Londoño, en el caso hipotético de que Mulino declare el cierre de la frontera, “el gobierno de Colombia deberá afrontar con toda la firmeza y claridad una posición con respecto a las migraciones”, en particular luego del 28 de julio por las elecciones en Venezuela, donde, según un sondeo de la encuestadora Meganálisis, el 39,3 % de los entrevistados (1.002) aseguró que, si Nicolas Maduro y el chavismo ganan de nuevo la presidencia, se irían de su país.
Para Yates además de que el nuevo presidente deberá decidir si continúa con la política del flujo controlado o cierra el Darién, el reto está en emprender una “mejor cooperación e intercambio de información con los países de la región”, especialmente con Colombia. “No solo respecto a los migrantes que se mueven a través, sino también por el narcotráfico, la minería ilegal y la deforestación”, aclaró.
Según el excanciller Londoño el problema es que tanto Colombia como Panamá son “impotentes” ante un problema que trasciende lo migratorio y se convierte en uno de seguridad. “Es lamentable que en un momento como el actual en el que estamos en la paz total se evidencie que un grupo armado tiene un control importante sobre la migración en el Tapón”, finalizó.
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