Esta no es la Corte que quería Trump. ¿Qué pasa?
Se pensó que la Corte Suprema que dejaba Trump, con una visión tan conservadora, iba a ser su gran legado; pero las últimas decisiones, como salvar el Obamacare, dejaron ver a una mayoría más moderada.
Camilo Gómez Forero
María Paula Ardila
Los analistas políticos y los medios de comunicación se han equivocado, por ahora. En octubre de 2020, la polémica llegada de la jueza Amy Coney Barrett a la Corte Suprema, para reemplazar a la fallecida Ruth Bader Ginsburg, fue anunciada como un “evento sísmico” que sacudiría al país y empujaría al máximo tribunal de un tono conservador a uno “hiperconservador”.
Con Barrett, el expresidente Donald Trump terminaba de construir un muro en la Corte Suprema para bloquear y hacer retroceder la agenda progresista en el país, como lo prometió en campaña. Ya había nombrado a otros dos jueces: Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, por lo que el tribunal quedaba con una aplastante mayoría de seis a tres a favor de los republicanos.
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Por esta razón, se llegó a pensar que esta Corte que dejaba Trump, con una visión tan conservadora y religiosa, sería su gran legado, y algunos bastiones demócratas, como la Ley del cuidado de salud a bajo precio (Obamacare), quedaban tambaleando, casi con una sentencia de muerte. Sin embargo, las decisiones que ha tomado la Corte hasta el momento apuntan a que los jueces de Trump no han tenido el efecto que él y los republicanos deseaban. ¿Qué pasa?
“A juzgar por las 39 decisiones firmadas en casos discutidos en lo que va de este período, incluidas dos sentencias importantes el jueves, el lado derecho de la Corte está muy fracturado y sus miembros liberales están teniendo una racha sorprendentemente buena”, escribió el periodista Adam Liptak en The New York Times.
Agregó que hay una fragmentación del lado conservador de la Corte, debido a que los jueces que nombró Trump han sido mucho más moderados y centristas de lo que se esperaba. Esta semana, por ejemplo, Barrett y Kavanaugh se unieron a los liberales para salvar el Obamacare, un programa que Trump trató de hundir en repetidas ocasiones.
Hay por lo menos tres explicaciones para la moderación de los jueces. La primera es que a Barrett y Kavanaugh les falta tiempo para adaptarse. “Un hallazgo bien establecido es que se necesitan de tres a cinco años en la Corte para que un nuevo juez se adapte a su papel. Las decisiones del primer año (más o menos) son indicadores débiles del camino futuro de un magistrado”, indicó Mark Tushnet, profesor emérito de la Facultad de Derecho de Harvard.
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La segunda razón está en el liderazgo del presidente de la Corte Suprema, John Roberts. Él ha insistido en presentar una imagen creíble de un tribunal no partidista. “No tenemos jueces de Obama, jueces de Trump, de Bush o de Clinton. Lo que tenemos es un grupo extraordinario de jueces que hacen lo mejor que pueden para hacer cumplir el mismo derecho de los que se presentan ante ellos. Ese poder judicial independiente es algo por lo que todos deberíamos estar agradecidos”, declaró.
Roberts ha mostrado como nunca antes un grado magistral de prestidigitación constitucional al defender los precedentes históricos de la Corte y al escribir opiniones que abordan casos difíciles sin darle una victoria clara a ningún bando. Es un equilibrista del poder y gracias a su balance ha mantenido el control sobre el ala más conservadora. En el caso Fulton vs. Filadelfia, por ejemplo, que se suponía iba a significar una victoria amplia para los grupos religiosos y una derrota abrumadora para los partidarios de la comunidad LGBT, escribió una opinión que, aunque les dio una leve victoria a los primeros, minimizó el impacto sobre los segundos.
Hay una tercera razón que explica la moderación de los jueces: que en realidad ellos no están moderados. El periodista y analista de datos Steve Vladeck indica que la muestra que tomó Liptak para su análisis en el NYT se pierde de grandes porciones de datos, pues solo toma un fragmento de una fotografía que es mucho más grande. Liptak analizó los casos argumentados, pero no los fallos de los llamados “expedientes en la sombra”, un término con el que se bautizó a las decisiones sumarias que están fuera del expediente principal que analiza la Corte, en los cuales se han producido aplastantes victorias conservadoras.
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La última razón, quizá la más importante de todas, es una razón política. El próximo año hay elecciones de medio término en Estados Unidos, y los republicanos y los demócratas se juegan el control de la mayoría en ambas cámaras. Desde la llegada de la jueza Barrett, los demócratas han insistido en ampliar el número de plazas en el tribunal, para lo que necesitan sostener la mayoría y ganar incluso más poder.
Esta “moderación” de los jueces de Trump y del mismo Roberts puede ser interpretada más como “prudencia” de cara a los comicios, pues desarma el argumento de los liberales de que urge una ampliación de la Corte debido al peligro que significaba un tribunal “hiperconservador”. Algunos congresistas, como la senadora Elizabeth Warren, señalaban que la jueza Barrett hundiría el Obamacare, pero esto al final no ocurrió. La jueza, de hecho, lo salvó.
“La decisión de Fulton —y también la de salvar el Obamacare— marca el colapso de esa falsa narrativa. La Corte continúa frustrando a los críticos que insisten en que es disfuncional, dividida y necesita ser radicalmente cambiada ampliándola a una mayoría con demócratas”, escribió Jonathan Turley, profesor de Derecho en la Universidad George Washington.
Los republicanos podrían jugar con la idea de que los jueces de Trump no están siendo tan radicales como los dibujan los demócratas, por lo que habría que “salvar la Corte” de las ideas liberales en las urnas. Ya hay congresistas, como el senador Josh Hawley, que están haciendo campaña con esta guerra por la Corte. Con tanto en juego, es seguro que el futuro del tribunal jugará un papel decisivo en los próximos comicios. Ambos bandos animarán a los electores a votar para mantener o cambiar la Corte. Después de las elecciones, la moderación de los jueces podría desaparecer, sobre todo teniendo en cuenta lo que se viene.
Lo que sigue
La Corte Suprema aún no ha emitido las últimas quince decisiones de este período, algo que indudablemente podría cambiar el panorama, pues las coaliciones de este término pueden llegar a ser muy frágiles. Así lo explicó Michael C. Dorf, profesor de Derecho en la Universidad de Cornell, a The New York Times: “El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, pudo presentar una imagen creíble de un tribunal no partidista, con los jueces Breyer, Kagan, Kavanaugh y Barrett en particular, pareciendo hacer todo lo posible para forjar alianzas centristas”, dijo Dorf; no obstante, el profesor agregó que más que haber logrado una paz duradera en la Corte, los jueces parecen haber llegado a una tregua. “Con casos de aborto y control de armas en la agenda para el próximo mandato, es probable que los desacuerdos ideológicos resurjan más temprano que tarde”, sostuvo. ¿Qué queda por definir en este período?
Brnovich vs. el Comité Nacional Demócrata es el caso de derecho al voto más importante en casi una década. La decisión es clave, pues el resultado podría impulsar los esfuerzos de los republicanos en estados como Georgia y Texas para limitar el acceso a las urnas.
El caso involucra dos regulaciones de Arizona que, según algunos expertos, la mayoría conservadora de la Corte defenderá: la primera, que los funcionarios electorales descarten los votos emitidos en el recinto equivocado; y la segunda y más importante: prohíbe a cualquier persona que no sea un familiar o cuidador recolectar las boletas de votantes en las zonas rurales apartadas, donde muchas veces las personas no tienen acceso a ningún tipo de medio de transporte para llevar las boletas selladas a una oficina postal. En Arizona, casi el 80 % de los votantes en 2018 emitieron sus votos por correo, según datos citados por The Conversation, pero solo el 18 % de los nativos americanos en el estado tiene acceso a la entrega de correo a domicilio.
“Si la Corte decide a favor del Comité Nacional Demócrata, las controvertidas leyes de Arizona, y muchas otras similares, serán invalidadas. Si Arizona prevalece, los estados tendrán más libertad al adoptar prácticas de votación restrictivas”, explicaron William Clayton y Michael Ritter, profesores de la Universidad Washington State, a The Conversation.
Mahanoy Area School District vs. BL es otro de los casos claves que están pendientes en la Corte; cualquiera que sea el resultado, la decisión cambiará la forma en la que los colegios puedan castigar o no a sus estudiantes por el contenido que publican en redes sociales fuera de las aulas.
Mientras que en Lange vs. California, el Tribunal Supremo discutirá si un policía puede ingresar a la casa de un sospechoso sin una orden judicial. Esto luego de que un oficial intentó detener un vehículo en una carretera de California; el conductor, Arthur Lange, continuó hasta su casa y entró al garaje, donde el oficial lo siguió. Las pruebas revelaron que el grado de alcohol en la sangre de Lange era casi tres veces superior al límite legal. Aunque parecería que el resultado de estos últimos dos casos solo traería repercusiones locales y muy específicas, lo cierto es que el veredicto de la Corte, en ambas decisiones, puede cambiar un precedente histórico en temas como libertad de expresión en redes sociales y procedimientos policiales.
¿Y qué viene para el próximo mandato?
La Corte Suprema acordó escuchar un caso que podría darles una oportunidad a los conservadores de reducir el derecho constitucional al aborto establecido hace casi medio siglo en Roe vs. Wade, un fallo que reconoció que una mujer en EE. UU. puede abortar en los primeros seis meses de gestación. Los jueces del Tribunal Superior considerarán una ley de Misisipi que prohíbe la mayoría de los abortos a partir de la semana quince de embarazo. Esta ley fue bloqueada en primera instancia y luego en apelación, por lo que sus autores decidieron interponer un recurso ante el máximo tribunal.
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Además de este caso, el Tribunal Supremo acordó revisar una importante disputa de la Segunda Enmienda que podría resolver si la Constitución protege el derecho a portar armas en espacios públicos. El fallo, según explica Adam Winkler, profesor de Derecho en la Universidad de California, en Los Ángeles, a The New York Times, tendrá un impacto importante al determinar la cantidad de armas que pueden portar las personas en las calles de Nueva York, Los Ángeles y Boston. “En estas ciudades, solo un puñado de residentes tiene permisos para portar armas de fuego”, dijo Winkler.
Los analistas políticos y los medios de comunicación se han equivocado, por ahora. En octubre de 2020, la polémica llegada de la jueza Amy Coney Barrett a la Corte Suprema, para reemplazar a la fallecida Ruth Bader Ginsburg, fue anunciada como un “evento sísmico” que sacudiría al país y empujaría al máximo tribunal de un tono conservador a uno “hiperconservador”.
Con Barrett, el expresidente Donald Trump terminaba de construir un muro en la Corte Suprema para bloquear y hacer retroceder la agenda progresista en el país, como lo prometió en campaña. Ya había nombrado a otros dos jueces: Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, por lo que el tribunal quedaba con una aplastante mayoría de seis a tres a favor de los republicanos.
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Por esta razón, se llegó a pensar que esta Corte que dejaba Trump, con una visión tan conservadora y religiosa, sería su gran legado, y algunos bastiones demócratas, como la Ley del cuidado de salud a bajo precio (Obamacare), quedaban tambaleando, casi con una sentencia de muerte. Sin embargo, las decisiones que ha tomado la Corte hasta el momento apuntan a que los jueces de Trump no han tenido el efecto que él y los republicanos deseaban. ¿Qué pasa?
“A juzgar por las 39 decisiones firmadas en casos discutidos en lo que va de este período, incluidas dos sentencias importantes el jueves, el lado derecho de la Corte está muy fracturado y sus miembros liberales están teniendo una racha sorprendentemente buena”, escribió el periodista Adam Liptak en The New York Times.
Agregó que hay una fragmentación del lado conservador de la Corte, debido a que los jueces que nombró Trump han sido mucho más moderados y centristas de lo que se esperaba. Esta semana, por ejemplo, Barrett y Kavanaugh se unieron a los liberales para salvar el Obamacare, un programa que Trump trató de hundir en repetidas ocasiones.
Hay por lo menos tres explicaciones para la moderación de los jueces. La primera es que a Barrett y Kavanaugh les falta tiempo para adaptarse. “Un hallazgo bien establecido es que se necesitan de tres a cinco años en la Corte para que un nuevo juez se adapte a su papel. Las decisiones del primer año (más o menos) son indicadores débiles del camino futuro de un magistrado”, indicó Mark Tushnet, profesor emérito de la Facultad de Derecho de Harvard.
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La segunda razón está en el liderazgo del presidente de la Corte Suprema, John Roberts. Él ha insistido en presentar una imagen creíble de un tribunal no partidista. “No tenemos jueces de Obama, jueces de Trump, de Bush o de Clinton. Lo que tenemos es un grupo extraordinario de jueces que hacen lo mejor que pueden para hacer cumplir el mismo derecho de los que se presentan ante ellos. Ese poder judicial independiente es algo por lo que todos deberíamos estar agradecidos”, declaró.
Roberts ha mostrado como nunca antes un grado magistral de prestidigitación constitucional al defender los precedentes históricos de la Corte y al escribir opiniones que abordan casos difíciles sin darle una victoria clara a ningún bando. Es un equilibrista del poder y gracias a su balance ha mantenido el control sobre el ala más conservadora. En el caso Fulton vs. Filadelfia, por ejemplo, que se suponía iba a significar una victoria amplia para los grupos religiosos y una derrota abrumadora para los partidarios de la comunidad LGBT, escribió una opinión que, aunque les dio una leve victoria a los primeros, minimizó el impacto sobre los segundos.
Hay una tercera razón que explica la moderación de los jueces: que en realidad ellos no están moderados. El periodista y analista de datos Steve Vladeck indica que la muestra que tomó Liptak para su análisis en el NYT se pierde de grandes porciones de datos, pues solo toma un fragmento de una fotografía que es mucho más grande. Liptak analizó los casos argumentados, pero no los fallos de los llamados “expedientes en la sombra”, un término con el que se bautizó a las decisiones sumarias que están fuera del expediente principal que analiza la Corte, en los cuales se han producido aplastantes victorias conservadoras.
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La última razón, quizá la más importante de todas, es una razón política. El próximo año hay elecciones de medio término en Estados Unidos, y los republicanos y los demócratas se juegan el control de la mayoría en ambas cámaras. Desde la llegada de la jueza Barrett, los demócratas han insistido en ampliar el número de plazas en el tribunal, para lo que necesitan sostener la mayoría y ganar incluso más poder.
Esta “moderación” de los jueces de Trump y del mismo Roberts puede ser interpretada más como “prudencia” de cara a los comicios, pues desarma el argumento de los liberales de que urge una ampliación de la Corte debido al peligro que significaba un tribunal “hiperconservador”. Algunos congresistas, como la senadora Elizabeth Warren, señalaban que la jueza Barrett hundiría el Obamacare, pero esto al final no ocurrió. La jueza, de hecho, lo salvó.
“La decisión de Fulton —y también la de salvar el Obamacare— marca el colapso de esa falsa narrativa. La Corte continúa frustrando a los críticos que insisten en que es disfuncional, dividida y necesita ser radicalmente cambiada ampliándola a una mayoría con demócratas”, escribió Jonathan Turley, profesor de Derecho en la Universidad George Washington.
Los republicanos podrían jugar con la idea de que los jueces de Trump no están siendo tan radicales como los dibujan los demócratas, por lo que habría que “salvar la Corte” de las ideas liberales en las urnas. Ya hay congresistas, como el senador Josh Hawley, que están haciendo campaña con esta guerra por la Corte. Con tanto en juego, es seguro que el futuro del tribunal jugará un papel decisivo en los próximos comicios. Ambos bandos animarán a los electores a votar para mantener o cambiar la Corte. Después de las elecciones, la moderación de los jueces podría desaparecer, sobre todo teniendo en cuenta lo que se viene.
Lo que sigue
La Corte Suprema aún no ha emitido las últimas quince decisiones de este período, algo que indudablemente podría cambiar el panorama, pues las coaliciones de este término pueden llegar a ser muy frágiles. Así lo explicó Michael C. Dorf, profesor de Derecho en la Universidad de Cornell, a The New York Times: “El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, pudo presentar una imagen creíble de un tribunal no partidista, con los jueces Breyer, Kagan, Kavanaugh y Barrett en particular, pareciendo hacer todo lo posible para forjar alianzas centristas”, dijo Dorf; no obstante, el profesor agregó que más que haber logrado una paz duradera en la Corte, los jueces parecen haber llegado a una tregua. “Con casos de aborto y control de armas en la agenda para el próximo mandato, es probable que los desacuerdos ideológicos resurjan más temprano que tarde”, sostuvo. ¿Qué queda por definir en este período?
Brnovich vs. el Comité Nacional Demócrata es el caso de derecho al voto más importante en casi una década. La decisión es clave, pues el resultado podría impulsar los esfuerzos de los republicanos en estados como Georgia y Texas para limitar el acceso a las urnas.
El caso involucra dos regulaciones de Arizona que, según algunos expertos, la mayoría conservadora de la Corte defenderá: la primera, que los funcionarios electorales descarten los votos emitidos en el recinto equivocado; y la segunda y más importante: prohíbe a cualquier persona que no sea un familiar o cuidador recolectar las boletas de votantes en las zonas rurales apartadas, donde muchas veces las personas no tienen acceso a ningún tipo de medio de transporte para llevar las boletas selladas a una oficina postal. En Arizona, casi el 80 % de los votantes en 2018 emitieron sus votos por correo, según datos citados por The Conversation, pero solo el 18 % de los nativos americanos en el estado tiene acceso a la entrega de correo a domicilio.
“Si la Corte decide a favor del Comité Nacional Demócrata, las controvertidas leyes de Arizona, y muchas otras similares, serán invalidadas. Si Arizona prevalece, los estados tendrán más libertad al adoptar prácticas de votación restrictivas”, explicaron William Clayton y Michael Ritter, profesores de la Universidad Washington State, a The Conversation.
Mahanoy Area School District vs. BL es otro de los casos claves que están pendientes en la Corte; cualquiera que sea el resultado, la decisión cambiará la forma en la que los colegios puedan castigar o no a sus estudiantes por el contenido que publican en redes sociales fuera de las aulas.
Mientras que en Lange vs. California, el Tribunal Supremo discutirá si un policía puede ingresar a la casa de un sospechoso sin una orden judicial. Esto luego de que un oficial intentó detener un vehículo en una carretera de California; el conductor, Arthur Lange, continuó hasta su casa y entró al garaje, donde el oficial lo siguió. Las pruebas revelaron que el grado de alcohol en la sangre de Lange era casi tres veces superior al límite legal. Aunque parecería que el resultado de estos últimos dos casos solo traería repercusiones locales y muy específicas, lo cierto es que el veredicto de la Corte, en ambas decisiones, puede cambiar un precedente histórico en temas como libertad de expresión en redes sociales y procedimientos policiales.
¿Y qué viene para el próximo mandato?
La Corte Suprema acordó escuchar un caso que podría darles una oportunidad a los conservadores de reducir el derecho constitucional al aborto establecido hace casi medio siglo en Roe vs. Wade, un fallo que reconoció que una mujer en EE. UU. puede abortar en los primeros seis meses de gestación. Los jueces del Tribunal Superior considerarán una ley de Misisipi que prohíbe la mayoría de los abortos a partir de la semana quince de embarazo. Esta ley fue bloqueada en primera instancia y luego en apelación, por lo que sus autores decidieron interponer un recurso ante el máximo tribunal.
Le puede interesar: Corte Suprema de EE. UU. examinará un caso que podría limitar el derecho al aborto
Además de este caso, el Tribunal Supremo acordó revisar una importante disputa de la Segunda Enmienda que podría resolver si la Constitución protege el derecho a portar armas en espacios públicos. El fallo, según explica Adam Winkler, profesor de Derecho en la Universidad de California, en Los Ángeles, a The New York Times, tendrá un impacto importante al determinar la cantidad de armas que pueden portar las personas en las calles de Nueva York, Los Ángeles y Boston. “En estas ciudades, solo un puñado de residentes tiene permisos para portar armas de fuego”, dijo Winkler.