Estados Unidos: cadena perpetua para el autor de la masacre de Buffalo
De acuerdo con los testimonios del joven, el motivo para disparar a mansalva contra unos ciudadanos afroamericanos dentro de un supermercado fue el odio y las teorías supremacistas.
Payton Gendron, responsable del asesinato de diez personas en la masacre de Buffalo, fue condenado a cadena perpetua. El veredicto se conoció luego de que la jueza Susan Eagan asegurara, a través del fallo judicial, que el joven de 19 años pasará el resto de su vida en un centro penitenciario de Estados Unidos.
En un principio, el joven fue acusado de 25 cargos: 10 por asesinato, 10 por asesinato como delito de odio, uno por terrorismo doméstico, tres de intento de asesinato como crimen de odio y otro por posesión de armas, frente a los cuales se había declarado inocente. Sin embargo, en noviembre pasado el caso dio un giro, pues se declaró culpable. De acuerdo con la decisión del Tribunal de Nueva York, Gendron no puede acceder a su derecho de libertad condicional.
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La decisión se llevó a cabo en las instalaciones que, según los medios estadounidenses, estaban “llenas de los familiares” de las personas que Gendron asesinó. Frente a un tema que el Tribunal cataloga de racismo institucional y las teorías supremacistas, la jueza Eagan le señaló al perpetrador de los hechos que “nunca volverá a ver la luz del día como hombre libre”. Para la jueza, los actos “racistas” en el momento del tiroteo, ocurrido en mayo de 2022, son un “cáncer insidioso en nuestra sociedad y nuestra nación”.
Antes de escuchar la sentencia de Eagan, el joven pidió perdón. En The New York Times se lee que el ahora condenado expresó estar “muy arrepentido” por su ataque y afirmó que Gendron “culpó al contenido en línea por el tiroteo”. En el espacio que la jueza le otorgó para manifestar algo antes del veredicto, Gendron afirmó que “disparé y maté a personas porque eran negras […] Si miro hacia atrás, no puedo creer que realmente lo hice”.
Durante el transcurso de la audiencia, uno de los familiares de las víctimas tuvo que ser detenido, pues se abalanzó sobre Gendron para golpearlo. Por este motivo, la lectura de cargos tuvo que ser suspendida. Además, hubo una segunda interrupción en la cual una persona dentro del tribunal comenzó a gritar e insultar al imputado. “Quiero estrangularte”, le gritó Barbara Massey Mapps, cuya hermana Katherine fue acribillada a balazos por Gendron, expresó la AFP. “Entiendo la emoción, entiendo la ira, pero no puede tener lugar en la corte”, comentó la jueza Susan Eagan, después de un breve receso de la audiencia. “¡Somos mejores que eso!”.
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La audiencia también tuvo espacio para que los familiares de las diez víctimas pudieran dirigirse a Gendron y expresar su opinión ante la jueza. Kimberly Salter, quien perdió a su esposo Aaron, un guardia de seguridad del supermercado atacado, llegó a la audiencia vestida de rojo y negro, “los colores del derramamiento de sangre” y de “nuestro luto”, según explicó.
“Todos conocemos el odio y los motivos de tu crimen racista, pero estamos aquí para decirte que has fallado”, dijo Simone Crawley, cuya abuela, Ruth Whitfield, murió mientras hacía compras. “A pesar de nuestras heridas, no dejaremos que ganes esta guerra”, expresó.
El crimen racista
El 14 de mayo, después de meses de preparación, Gendron acudió a un supermercado de Buffalo, vestido con ropa de combate, armado con un rifle semiautomático AR-15 y una cámara que transmitía sus acciones en vivo por internet. En el estacionamiento y dentro de la tienda, disparó contra clientes y empleados. Mató a diez personas que tenían entre 32 y 86 años. Además, hirió a otros tres ciudadanos.
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En sus mensajes, y en un manifiesto racista, supremacista y conspirativo que se le atribuye, el joven había escrito varios meses antes de la masacre que quería matar a personas negras y que estaba apuntando a un barrio pobre y aislado de Buffalo por su alta proporción de afroamericanos. Antes de la masacre, hizo un viaje de reconocimiento a Buffalo, una ciudad ubicada a 300 km de su casa.
La masacre conmocionó a Estados Unidos, pero diez días después ocurrió otro tiroteo: con rifle semiautomático, un joven de 18 años acabó con la vida 19 niños y dos maestros de una escuela en Uvalde, Texas. Estos asesinatos, cuya lista ha seguido creciendo desde entonces, han reavivado el debate recurrente sobre la falta de regulación de las armas de fuego en Estados Unidos. Desde el 1 de enero, el sitio Gun Violence Archive ya dio cuenta de seis ataques armados que han dejado al menos cuatro muertos, así como de 71 tiroteos, con un saldo de al menos cuatro heridos.
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Payton Gendron, responsable del asesinato de diez personas en la masacre de Buffalo, fue condenado a cadena perpetua. El veredicto se conoció luego de que la jueza Susan Eagan asegurara, a través del fallo judicial, que el joven de 19 años pasará el resto de su vida en un centro penitenciario de Estados Unidos.
En un principio, el joven fue acusado de 25 cargos: 10 por asesinato, 10 por asesinato como delito de odio, uno por terrorismo doméstico, tres de intento de asesinato como crimen de odio y otro por posesión de armas, frente a los cuales se había declarado inocente. Sin embargo, en noviembre pasado el caso dio un giro, pues se declaró culpable. De acuerdo con la decisión del Tribunal de Nueva York, Gendron no puede acceder a su derecho de libertad condicional.
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Antes de escuchar la sentencia de Eagan, el joven pidió perdón. En The New York Times se lee que el ahora condenado expresó estar “muy arrepentido” por su ataque y afirmó que Gendron “culpó al contenido en línea por el tiroteo”. En el espacio que la jueza le otorgó para manifestar algo antes del veredicto, Gendron afirmó que “disparé y maté a personas porque eran negras […] Si miro hacia atrás, no puedo creer que realmente lo hice”.
Durante el transcurso de la audiencia, uno de los familiares de las víctimas tuvo que ser detenido, pues se abalanzó sobre Gendron para golpearlo. Por este motivo, la lectura de cargos tuvo que ser suspendida. Además, hubo una segunda interrupción en la cual una persona dentro del tribunal comenzó a gritar e insultar al imputado. “Quiero estrangularte”, le gritó Barbara Massey Mapps, cuya hermana Katherine fue acribillada a balazos por Gendron, expresó la AFP. “Entiendo la emoción, entiendo la ira, pero no puede tener lugar en la corte”, comentó la jueza Susan Eagan, después de un breve receso de la audiencia. “¡Somos mejores que eso!”.
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“Todos conocemos el odio y los motivos de tu crimen racista, pero estamos aquí para decirte que has fallado”, dijo Simone Crawley, cuya abuela, Ruth Whitfield, murió mientras hacía compras. “A pesar de nuestras heridas, no dejaremos que ganes esta guerra”, expresó.
El crimen racista
El 14 de mayo, después de meses de preparación, Gendron acudió a un supermercado de Buffalo, vestido con ropa de combate, armado con un rifle semiautomático AR-15 y una cámara que transmitía sus acciones en vivo por internet. En el estacionamiento y dentro de la tienda, disparó contra clientes y empleados. Mató a diez personas que tenían entre 32 y 86 años. Además, hirió a otros tres ciudadanos.
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La masacre conmocionó a Estados Unidos, pero diez días después ocurrió otro tiroteo: con rifle semiautomático, un joven de 18 años acabó con la vida 19 niños y dos maestros de una escuela en Uvalde, Texas. Estos asesinatos, cuya lista ha seguido creciendo desde entonces, han reavivado el debate recurrente sobre la falta de regulación de las armas de fuego en Estados Unidos. Desde el 1 de enero, el sitio Gun Violence Archive ya dio cuenta de seis ataques armados que han dejado al menos cuatro muertos, así como de 71 tiroteos, con un saldo de al menos cuatro heridos.
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