Estados Unidos, entre un Donald Trump acusado judicialmente y un Joe Biden viejo

Donald Trump tiene tres procesos penales en su contra, siendo el último de ellos, el de intentar revertir el resultado de las elecciones de 2020, el más grave hasta ahora. Detrás vienen el de la falsificación de documentos contables en el marco del pago de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels, antes de los comicios de 2016, y el de los documentos clasificados hallados en Mar-a-Lago, cuyo juicio se llevará a cabo pocos meses antes de que se abran las urnas el otro año.

Donald Trump tiene tres procesos penales en su contra, siendo el último de ellos, el de intentar revertir el resultado de las elecciones de 2020, el más grave hasta ahora. Detrás vienen el de la falsificación de documentos contables en el marco del pago de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels, antes de los comicios de 2016, y el de los documentos clasificados hallados en Mar-a-Lago, cuyo juicio se llevará a cabo pocos meses antes de que se abran las urnas el otro año.

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Ciertamente, no es la primera vez que se señala a un presidente estadounidense de un delito, pero este, puntualmente, permea el corazón de la democracia del país y su desenlace determinará la viabilidad del sistema político estadounidense, según se lee en la prensa local. Además, todo esto ocurre mientras el exmandatario aspira a ser el candidato de los republicanos, y parece ser el favorito del partido para una eventual contienda con Joe Biden en 2024, con el 54 % de los apoyos internos, según una reciente encuesta de The New York Times y Siena College.

Lawrence Gumbiner, exdiplomático estadounidense, piensa que es muy probable que Trump gane la nominación republicana, y esto abriría la puerta a algo que el país norteamericano nunca ha visto: un candidato de un partido bajo acusaciones en tres cortes, posiblemente en cuatro, si el estado de Georgia emite cargos en su contra, con una alta probabilidad de alcanzar la Presidencia aun con una condena. A su parecer, “solo un problema serio de salud podría cambiar eso. Como en las últimas elecciones, la que viene la definirán los seis o siete estados que están en juego entre los partidos, y va a depender también de la salud y del desempeño de Joe Biden. Los independientes van a mirar a un republicano bajo acusaciones y a un demócrata con una edad avanzada”.

Unos días antes de que el actual mandatario anunciara que iría por la reelección, en abril pasado, una encuesta de NBC News reveló que el 70 % de los adultos creía que Biden no debía postularse de nuevo para ocupar el puesto máximo de la Casa Blanca. Cuando se les preguntó si la edad era un factor, el 69 % de ellos dijo que sí. Otras encuestas detectaron una falta de entusiasmo similar, con muchos votantes, incluida cerca de la mitad de los demócratas, llamándolo demasiado mayor para mantenerse en el cargo, informó The New York Times. Ahora bien, Whit Ayres, encuestador republicano, le dijo al diario estadounidense que “no hay nada inconsistente en que las personas digan que nadie de 80 años debería ser presidente y luego voten por alguien de 80 años, si esa es la única opción que tienen”.

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En el medio está la vicepresidenta Kamala Harris, quien, según las últimas encuestas de opinión, a la cuales Los Angeles Times les ha hecho seguimiento, tiene el apoyo del 40 % de los votantes, en contraste con el 53 % que tiene de desfavorabilidad. Esto se debe, en gran medida, a que se le atribuyó la tarea de detener la afluencia de inmigrantes que intentan cruzar las fronteras de Estados Unidos, y los republicanos la han convertido en el rostro de un problema que les sirve a ellos políticamente. Ahora bien, la avanzada edad del presidente la pone a ella, ahora con más fuerza, como posible presidenta.

De todas formas, según Gumbiner, “esto crea nerviosismo en el cuerpo político: Biden tendría que convencer al público de que su salud no va a ser un problema durante los próximos cuatro años. Además, el desempeño de la economía en los meses que vienen va a ser importante, como en todas nuestras elecciones”. De hecho, estos indicadores han mejorado: la inflación ha caído por once meses consecutivos, desde su pico de 9,1 % en junio del año pasado a 4,0 % en mayo. El desempleo se sitúa en el 3,7 %, que es un mínimo de casi 50 años, y se han añadido 13 millones de puestos de trabajo desde que Biden asumió las riendas del país. Ahora bien, muchos siguen sin estar convencidos de que el demócrata haya hecho un buen trabajo manejando la economía y los republicanos constantemente lo critican.

Un sondeo llevado a cabo por ABC News y el Washington Post encontró que entre el 36 % y el 54 % de los estadounidenses dijeron que Trump manejó mejor la economía cuando estuvo en el cargo. Según le comentó Heidi Shierholz, presidenta del Instituto de Política Económica, al canal estadounidense, “ha habido una brecha sin precedentes entre lo que los datos nos muestran que está pasando en la economía y lo que la gente piensa que está sucediendo”. Según algunos economistas, los votantes pueden no estar dándole crédito a Biden en esto porque la inflación sigue siendo incómodamente alta y los salarios apenas comienzan a mantenerse al día con el aumento en los precios, se lee en ABC News. Algo de eso también dijo Gumbiner: “Las cifras económicas son positivas, pero la percepción del desempeño de Biden en el campo económico es negativo. Él tendría que cambiar esa percepción y ganar la fe del votante bajo su liderazgo”.

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