“Justicia para las víctimas es importante”: EE. UU. sobre “Gafas” como gestor de paz

¿A qué se debe su visita?

¿A qué se debe su visita?

Comencé a trabajar en esta relación hace unos 25 años como miembro del equipo del Congreso, en la Cámara de Representantes y luego en el Senado, a principios de la década de 2000, trabajando en el aumento de la asistencia humanitaria y de seguridad, y luego a lo largo de los años en Washington. Entonces este es mi primer viaje a Colombia después de muchos años de trabajar en la relación. Es un honor estar aquí como subsecretario.

Esta es una de las relaciones más importantes que tenemos en América Latina, no hay duda al respecto, y quería venir para apoyar a nuestro increíble equipo de servidores públicos que trabajan en la embajada, tanto estadounidenses como personal local.

Nuestra relación es muy dinámica, y eso se reflejó en solo dos días que estuve aquí. Seguimos siendo el principal socio comercial de los colombianos, con el acuerdo comercial que firmamos hace unos años, tienen exportaciones importantes, por ejemplo de flores y café, más de mil millones de dólares en esas categorías. Es una relación económica muy sana e increíblemente fuerte.

Hay una alianza de seguridad en el área antinarcóticos, pero también de seguridad regional. El jueves pasé tiempo con unidades militares y de policía mientras hablábamos sobre los desafíos migratorios.

La migración ha sido un gran foco de nuestra visita. La razón por la que viajamos al Darién, por ejemplo, es para ver de primera mano lo que sucede con la gente y el peligroso viaje que están realizando, cómo podemos desalentar la migración irregular y aumentar las vías legales hacia Estados Unidos. Eso es lo que hemos hecho en el marco de la nueva iniciativa de Oficinas de Movilidad Segura.

Finalmente, diría que tenemos conexiones increíblemente fuertes. Visité la unidad consular, y escuchar y ver el increíble volumen de servicios de visas y pasaportes es solo un recordatorio de los fuertes e importantes lazos familiares, personales y comerciales que hay entre nuestros dos países.

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¿Qué vio en el Darién y cómo evalúa Estados Unidos la manera en que Colombia y Panamá están manejando la situación?

Este es un desafío regional. De hecho, este es un desafío global. Hay más de 100 millones de personas desplazadas en el mundo, hay 20 millones de personas en movimiento en el hemisferio occidental y hay una variedad de razones para ello. Incide el crimen organizado, el cambio climático, los sistemas no democráticos y la falta de oportunidades económicas. Eso ha creado un desafío regional. Ningún país puede resolver esto solo.

Hemos trabajado en enfoques regionales, y tenemos que tratar de resolver esto a través de múltiples métodos: la seguridad y la aplicación de la ley son fundamentales, recordando a las personas que, si se presentan en la frontera de Estados Unidos e intentan cruzar ilegalmente, habrá consecuencias para eso, y desafortunadamente serán rechazados, serán enviados a casa y es probable que nunca puedan migrar exitosamente a Estados Unidos. Queremos que la gente utilice vías legales.

En un lugar como el Darién ves a personas que han hecho viajes peligrosos, que han estado escapando de la persecución o del crimen, y creo que estamos alineados con los colombianos en la reducción del flujo, en garantizar que las redes criminales, los contrabandistas, los traficantes, los narcotraficantes no se aprovechen de las personas, y que la migración sea segura, humana y legal. Nuestro esfuerzo regional, colectivo con los panameños, con los costarricenses, con México, con Colombia, es reducir ese grupo de personas que viajan hacia el norte de esa manera tan peligrosa.

El presidente Petro dijo esta semana que levantar las sanciones a Venezuela incidiría en reducir esa ola migratoria. ¿Qué piensa sobre eso?

Creo que la democracia en Venezuela es clave. Las elecciones libres y justas allí son claves y críticas. Veremos en el momento apropiado si el alivio de las sanciones es apropiado, pero primero tiene que haber avances en esas otras áreas.

Ya han transcurrido varias semanas desde la implementación de las Oficinas de Movilidad Segura. ¿Qué tipo de balance puede dar al respecto?

Estamos muy contentos de implementar esto. Es una de las muchas herramientas que nos entusiasma implementar, no solo aquí en Colombia, sino también en Costa Rica y Guatemala. Tenemos un nuevo programa en México que estamos implementando, y estamos hablando con Ecuador sobre un programa similar.

Hemos abierto dos oficinas del programa Movilidad Segura con nuestros socios de las Naciones Unidas y de la OIM. Estamos a punto de abrir una tercera oficina aquí en Bogotá. Es un camino legal para cubanos, haitianos y venezolanos que llegaron al país antes del 11 de junio y que tengan documentación válida. Esta población puede programar una cita en línea, donde realizan algunas preguntas de evaluación iniciales y luego se los evalúa para diferentes opciones de vías legales dependiendo de si hay preocupaciones de protección, si son elegibles para ser considerados refugiados, para la reunificación familiar o una vía diferente, o simplemente un permiso humanitario. Si entran en la categoría, tenemos a funcionarios de Seguridad Nacional que tomarán el caso rápidamente. Estamos hablando de semanas, no de meses ni de años.

Ya hemos tenido miles de personas postulándose. Hemos tenido algunos miles de referidos a la categoría de vías legales. Es demasiado pronto para dar cifras exactas, porque ni siquiera llevamos 60 días en esto, pero tenemos la intención de acelerarlo.

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Si las personas se van a mudar, queremos que lo hagan de manera legal y segura, queremos que sean consideradas aquí; por eso, este es un enfoque tan innovador. Estamos agradecidos por el apoyo de nuestros socios internacionales, con el gobierno de Colombia, que ha sido fundamental para intentar implementar esto.

Algunos ven esta iniciativa como un beneficio para Estados Unidos. ¿Qué recibe Colombia a cambio?

No sé si lo vería así. Creo que se trata de garantizar que las personas reciban un trato justo y humano. Esta es una población que está presente en Colombia. Por eso estamos trabajando colectivamente con nuestros amigos aquí para tratar de determinar si estas personas pueden tener un estatus legal en Estados Unidos. Creo que ese es un beneficio para las personas que lo solicitan y para la gente aquí en Colombia, y fomenta la migración legal.

También estamos hablando sobre una variedad de otros tipos de programas para el pueblo colombiano, como el de reunificación familiar, vías laborales… Tenemos un diálogo consular en Washington la próxima semana que se centrará en algunos de estos temas.

Este es uno de los mayores puestos de emisión de visas en el mundo para Estados Unidos. Creo que eso refleja la relación sólida y fuerte. Es verdad que tenemos trabajo por hacer en el ámbito antidrogas, para acabar con las redes criminales transnacionales que trafican con personas, tenemos trabajo por hacer en la erradicación de la coca y garantizar que la cocaína no siga fluyendo libremente hacia Estados Unidos. Realmente es un flagelo, junto con el fentanilo y las drogas sintéticas. Mucho trabajo por hacer, pero eso es exactamente lo que hacen los buenos amigos y socios, y estamos agradecidos por ello.

Ya que menciona el tema, me gustaría preguntarle sobre la certificación en la lucha antidrogas que se espera para Colombia la próxima semana. ¿Qué podemos esperar al respecto?

No quiero adelantarme a ningún anuncio, pero sí quiero hablar sobre la importante cantidad de trabajo que nuestros equipos hacen juntos, que nuestros ejércitos y fuerzas de seguridad hacen juntos. Nuestro equipo que realiza el trabajo antinarcóticos proporciona mucho en términos de capacitación, equipamiento e inteligencia. Vamos a seguir trabajando juntos para acabar con la producción ilícita de estas drogas.

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Se ha hablado de la molestia que en Estados Unidos causó la designación de Alexánder Farfán, alias “Gafas”, como gestor de paz. ¿Qué puede decirnos sobre eso?

Sabemos que ha sido designado. Él es responsable de crímenes atroces y violaciones de derechos humanos contra ciudadanos colombianos y estadounidenses. Estados Unidos cree que es importante buscar la rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos y una justicia significativa para las víctimas; si bien tenemos un sólido historial de apoyo al Acuerdo de Paz de 2016 con las FARC, no participamos en el diálogo actual del Gobierno colombiano con los terroristas designados por Estados Unidos u otros grupos criminales, y la remitiría al Gobierno colombiano para obtener más información sobre su papel en los diálogos actuales con los grupos armados ilegales.

También debería haber mencionado que, en nuestro trabajo de apoyo a los Acuerdos de Paz, hemos invertido miles de millones de dólares aquí en Colombia, para su implementación. Estamos orgullosos de ser uno de los observadores del capítulo étnico y de lo que significa incorporar a las poblaciones indígenas, entre otras, y una mayor integración económica.

Estoy orgulloso del trabajo que hace nuestra agencia para el desarrollo internacional y sus socios. Nuevamente: una de las misiones de USAID más grandes del mundo trabaja en todo, desde la inclusión financiera, hasta la agricultura, el cambio climático, la educación... Cuando hablo de una relación a gran escala, Estados Unidos y Colombia la tienen; es fuerte y sólida. Por eso que estoy aquí, y tengo muchas de ver en las próximas semanas, meses y años hacia dónde va esta relación.

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