Trump se roba el show en un debate en el que no estará
El expresidente Donald Trump se saltará el primer debate presidencial de los republicanos. Sus rivales deberán demostrarle a los donantes que tienen con qué pelearle. ¿Qué tienen por ofrecer?
Camilo Gómez Forero
La carrera por la nominación presidencial del Partido Republicano empezará oficialmente este miércoles, con la mayoría de los 14 candidatos midiéndose en el primer debate presidencial de la temporada. Sin embargo, el punto álgido de la jornada podría estar por fuera de este evento que organizará el canal conservador Fox News.
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La carrera por la nominación presidencial del Partido Republicano empezará oficialmente este miércoles, con la mayoría de los 14 candidatos midiéndose en el primer debate presidencial de la temporada. Sin embargo, el punto álgido de la jornada podría estar por fuera de este evento que organizará el canal conservador Fox News.
Según medios locales, el expresidente Donald Trump, quien decidió saltarse el debate a pesar de haber clasificado por sus proyecciones en las encuestas, ofrecería una entrevista con el presentador Tucker Carlson en su lugar. Esta ya habría sido grabada y sería transmitida a la misma hora del debate por un canal que no ha sido especificado.
La charla genera un atractivo enorme: un expresidente, imputado cuatro veces por cargos penales este año, se despacha con un presentador estelar que fue despedido de su canal en abril, en medio de la controversia por la campaña de desinformación que ayudó a dirigir en las elecciones anteriores. Lo que digan ambos será noticia. Así, Trump conseguiría robarse el show sobre un foro en el que ni siquiera participará.
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La de Trump termina siendo una jugada coherente con el panorama electoral. Este debate se da en la ventana de lo que se conoce como “primarias invisibles”, un periodo en el que los candidatos buscan ganarse la percepción de que son rivales importantes para llamar la atención de votantes y donantes en todo el país. El expresidente Trump, quien lidera las encuestas con un amplio margen sobre el segundo, no necesita de esta ventana porque ya ha demostrado su importancia en la contienda.
“El público sabe quién soy y qué presidencia exitosa tuve, con independencia energética, fronteras y militares fuertes, los mayores recortes de impuestos y regulaciones, sin inflación, la economía más fuerte de la historia, y mucho más”, dijo Trump.
Las encuestas respaldan esa soberbia con la que asume los debates. Desde la primera semana de abril, luego de recibir su primera imputación penal, Trump no ha bajado del 50 % de apoyos en los sondeos y ya le saca una ventaja del triple al segundo en las encuestas, el gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Por otro lado, sin estar en el debate, todo apunta a que una parte de este foro se tratará de él. Los candidatos que asistan deberán contestar preguntas como qué debe hacer Trump si es condenado. ¿Debería retirarse de la carrera? ¿Lo perdonarían si llegan a ocupar la Oficina Oval?
Pero, aunque por ahora Trump no tiene nada de qué temer, la historia ha demostrado que en esta ventana de “primarias invisibles” es cuando pueden surgir candidatos con potencial de amenazar a los favoritos. Este último es el caso del expresidente demócrata Jimmy Carter, quien fue un “caballo de bajo perfil” en la carrera por la presidencia hasta que llegaron las primarias. Esto creó un precedente que hoy muchos buscan imitar.
“Jimmy Carter descubrió cómo pasar de ser un candidato desconocido a ser un candidato destacado al ganar en los caucus de Iowa. Eso lo convirtió en un serio contendiente y todos dijeron: ‘Bueno, si Carter pudo hacerlo, yo también puedo hacerlo’”, le dijo John Aldrich, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Duke en Carolina del Norte, a Al Jazeera.
Más que conquistar votantes, los ocho candidatos que hoy se medirán en el debate republicano buscan atraer donantes. De ahí es donde realmente se sostienen las campañas. Puede que el público esté más interesado en la entrevista de Trump, pero los dueños de las chequeras sí estarán midiendo el aceite de los potenciales rivales del expresidente. ¿Qué tienen por ofrecer? Acá hay un breve recuento de las propuestas de los cuatro candidatos con más opción de medírsele a Trump y sus ideas más destacadas de momento.
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Ron DeSantis: el gobernador de Florida, quien marcha segundo en las encuestas, quiere borrar el mayor logro bipartidista de Trump: la Ley del Primer Paso, la cual permite la libertad anticipada de reclusos federales condenados en la Corte Federal del Distrito por delitos no violentos relacionados principalmente con las drogas. Esta fue una bandera de Trump durante su presidencia.
DeSantis, quien votó a favor de dicha ley como congresista en 2018, busca toda una reforma a la justicia penal y las sentencias. Quiere la pena de muerte de para delitos relacionados con drogas. También busca despedir a los fiscales locales que sean laxos con los delincuentes. En materia de migración, DeSantis planea revocar la ciudadanía por nacimiento, garantizada bajo la Enmienda 14. Trump también contempla esta idea. Pero, en gran medida, la agenda de DeSantis se ha basado en políticas ‘anti-woke’, las cuales tienen motivos ideológicos que buscan perseguir la enseñanza de materias sobre género, sexualidad y racismo en las escuelas.
Mike Pence: el exvicepresidente tiene en su agenda aumentar la edad de jubilación para acceder al Seguro Social y otros cambios sobre el gasto nacional. Persigue objetivos tradicionales del partido, como recortes de impuestos y revertir regulaciones en el comercio. Busca otorgar permisos exprés para ampliar la perforación en tierras federales y en alta mar.
Promete limitar la reunificación familiar de migrantes. En política exterior, le pedirá a China establecer un fondo de compensación económica para las víctimas de COVID-19 por “desatar la pandemia y ocultar sus orígenes”. Sobre la agenda cultural, promete asegurar que la participación en competencias deportivas sea determinada por el género de las personas al nacer. También quiere promocionar una “educación patriótica” que no incluya temas como la teoría crítica del racismo en el país.
Vivek Ramaswamy: El candidato indio-estadounidense es el que más ha despegado en las encuestas en las últimas semanas y ya se ubica tercero. A los 37 años, este ejecutivo de biotecnología se presenta como una versión “2.0″ de Trump. Dice ser un ‘outsider’ y se ha ganado su lugar en los sondeos endulzando el oído de los más conservadores con ideas de vieja data.
Su principal propuesta era que los afroamericanos ya no pudieran beneficiarse más de las políticas de “acción afirmativa”, que buscan reparar las discriminaciones del pasado. Sin embargo, estas políticas fueron terminadas por la Corte Suprema el pasado julio. También busca revocar el derecho al aborto –hoy ya limitado en gran parte del país—. En política exterior, plantea abandonar el respaldo a Taiwán —al menos hasta resolver la independencia estadounidense de los semiconductores producidos en ese país—, poner el fin al apoyo de Estados Unidos a Ucrania y sacar a su país de Naciones Unidas.
También promete perdonar los delitos cometidos por Trump, si se le encuentra culpable en juicio. En materia de drogas, está a favor de la legalización de la marihuana y la despenalización de la ayahuasca y la ketamina para veteranos. Es partidario de la energía nuclear y del porte de armas. Se opone al lanzamiento de una moneda digital nacional, aunque no está en contra de las criptomonedas. En temas sociales, apoya el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero no por la Iglesia. De igual manera, apoya la adopción por parte de parejas homosexuales y ha declarado que las personas trans tienen “una enfermedad mental”.
Finalmente, apoya aumentar la edad para votar a los 25 años a través de una enmienda constitucional. Permitiría que los jóvenes entre 18 y 24 votaran solo si están enlistados en el Ejército o trabajan como personal de primeros auxilios.
Nikki Haley: La exembajadora ante Naciones Unidas se ubica quinta en las encuestas y mantiene la agenda menos radical entre los principales candidatos. Es partidaria de realizarle una evaluación de “competencia mental” a los candidatos mayores de 75 años, en un momento en el que el estado mental de varios políticos, como el del presidente Joe Biden, ha sido puesto en tela de juicio. También ha propuesto replantear los límites de mandato de los congresistas.
Al igual que Pence, espera aumentar la edad para la jubilación. Dice que vetará cualquier proyecto de ley con gastos superiores a los niveles prepandémicos. No apoya una prohibición federal del aborto y sugiere que cada estado decida sobre este asunto.
En política exterior, prometió recortar la ayuda a países que “odian a Estados Unidos”. Dice que continuará ayudando a Ucrania. En materias sociales, promete ser más exigente con las prohibiciones para hablar de temas de género y sexualidad en las escuelas.
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