Estas son las armas que cambiarán los conflictos en la nueva década

El ataque de EE.UU. a Irán con un dron, en el que murió Qasem Soleimani, es un anticipo de las armas que se verán a lo largo de la década. Algunas ya son una realidad y muy pronto podrían incorporar inteligencia artificial.

Nicolás Marín Navas
13 de enero de 2020 - 01:17 a. m.
El avance de los equipos bélicos es directamente proporcional al de la tecnología. / Getty Images
El avance de los equipos bélicos es directamente proporcional al de la tecnología. / Getty Images
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Hace poco más de una semana una enorme aeronave estadounidense sobrevoló sin ser detectada el cielo de Bagdad (Irak) y, con un tiro de precisión, provocó la explosión en la que murió el general iraní Qasem Soleimani. Poco a poco, mientras se diluye aparentemente la tensión entre Estados Unidos e Irán, uno de los debates que vuelven a salir a flote es el de las armas. El avance de los equipos bélicos es directamente proporcional al de la tecnología, y los tenebrosos cambios de las reglas de juego de la guerra que hasta hace un tiempo eran simple ficción podrían ser una realidad a partir de esta década.

Aunque desde el Pentágono se han rehusado a hablar sobre el modelo del dron utilizado para el operativo, medios internacionales y expertos aseguran que el escogido por el gobierno de Donald Trump fue el MQ-9 Reaper, una máquina de 20 metros de envergadura y 11 metros de largo, con más de dos toneladas de peso. Su función es clara: derribar objetivos en movimiento, tal como ocurrió en la carretera cercana al aeropuerto de Bagdad. Diseñado por General Atomics Aeronautical Systems, esta aeronave no tripulada entró en servicio en 2007 y cada una de las 93 unidades de la flota estadounidense costó US$64 millones.

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Con un dron de este tipo ya ni siquiera se expone a los soldados durante las misiones. De hecho, puede ser dirigido desde Estados Unidos por dos pilotos de las Fuerzas Armadas. Cuenta, además, con un Sistema de apuntado multiespectral que le permite descubrir y designar objetivos mediante sensores láser e infrarrojos así como mediante el uso de diversas cámaras que, además, permiten ver su actividad en directo desde cualquier rincón del planeta. El Gobierno de Estados Unidos asegura que todo esto, junto con el tipo de misil empleado, asegura que no haya daños colaterales fuera del objetivo.

Los drones dejaron de ser lo que para muchos es un simple elemento para grabar paisajes y se convierten en un arma letal para los gobiernos, cambiando las reglas de juego en los conflictos internacionales. No es coincidencia que las grandes potencias estén adquiriendo cada vez más este tipo de equipos, que con el tiempo irán aumentando sus capacidades de destrucción.

 

Las armas del futuro

Rusia es un buen ejemplo del afán por incrementar el poderío armamentista, pues desde hace décadas ha luchado por no quedarse atrás y siempre estar al mismo nivel de Estados Unidos. De hecho, Vladimir Putin asegura en una entrevista: “Después de la Segunda Guerra Mundial hemos vivido en un mundo ‘relativamente pacífico’. Constantemente estallan conflictos regionales, como el que se desarrolla ahora en Oriente Medio, pero no hubo conflictos globales. ¿Por qué? Porque a nivel mundial entre las principales potencias militares se ha establecido una paridad estratégica. Suena desagradable lo que voy a decir, pero el miedo al exterminio mutuo siempre ha contenido a los actores internacionales a la hora de llevar a cabo movimientos bruscos”.

En conversaciones con este diario, Samuel Bendett, asesor del centro de investigación CNA y becario de estudios de Rusia en el American Foreign Policy Council, aseguró que en la próxima década Rusia seguramente llevará a cabo un esfuerzo significativo para desarrollar armas de combate no tripuladas, teniendo en cuenta su experiencia en el conflicto sirio. El resultado, según el experto, será una completa línea de drones de combate para todo tipo de misiones. “Estos vehículos aéreos no tripulados tendrán un alcance de miles de kilómetros, según el modelo, y podrán transportar una variedad de armas para un conjunto diverso de misiones”, afirma el experto.

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Estados Unidos, por su parte, en el último “Spotlight Exhibit”, un evento que sirve al Departamento de Defensa para presentar sus últimos avances, aseguró que también trabaja en ARES, un dron de gran tamaño concebido principalmente para la evacuación de soldados heridos en el frente. "Hay ocasiones en que nuestros helicópteros se ven retrasados o no reciben la autorización para volar, de manera que si podemos emplear vehículos no tripulados, los heridos tendrán más opciones de supervivencia", comentó el año pasado a Efe Nathan Fisher, científico del Comando de Investigación Médica de las Fuerzas Armadas.

Otro de los avances que Bendett menciona son los vehículos terrestres no tripulados. “Rusia ha estado probando una línea completa de vehículos terrestres no tripulados (UGV), desde vehículos pequeños hasta tanques armados con ametralladoras, cañones, lanzagranadas y sensoresHoy, el Ministerio de Defensa está conceptualizando cómo se pueden usar dichos UGV en una variedad de escenarios de combate, incluido el combate urbano”. En la actualidad casi todas las grandes potencias como Israel, Irán, China y Corea del Norte, están en la misma línea.

Las Fuerzas Armadas estadounidenses, por su parte, revelaron en 2019 una todoterreno que no necesita tripulación en su interior para funcionar. “Es como una furgoneta por control remoto; puedes usarlo para transportar material o emplearlo como vehículo militar. Es una plataforma multiusos”, aseguró Daniel Harder, del Ejército de Tierra. Aunque aún está en desarrollo, gracias a la participación de diversas ramas de las Fuerzas Armadas, la cantidad de usos que se podrá dar a este vehículo, cuyo tamaño y aspecto se asemejan al de una tanqueta, pueden ser casi ilimitados.

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Por último, no se deberían dejar de lado las armas cibernéticas, que en un futuro próximo podrán hacer un daño digital inimaginable. En últimos días, por ejemplo, a raíz de la muerte del general Soleimani, diferentes expertos en seguridad cibernética advirtieron que han descubierto un aumento de actividades maliciosas de piratas informáticos proiraníes. Según The New York Times, se han llevado a cabo campañas de desinformación en las redes sociales y se han enviado mensajes de texto anunciando posibles reivindicaciones digitales contra Estados Unidos.

Lo más grave del caso es que hasta el año pasado la mayoría de los gobiernos no estaba preparado para un ataque de este tipo.

Dmitry Bestuzhev, director del grupo de investigación y análisis de Kaspersky Lab para América Latina, aseguró hace unos meses a este diario: “Cuando un gobierno va a atacar a otro es para encontrar información secreta. Lamentablemente, el número de ataques dirigidos está creciendo y la preparación es muy baja en este sentido, no solo en Latinoamérica sino a nivel mundial. Por un lado los gobiernos sí están trabajando en mejorar su seguridad, pero están subestimando los riesgos, sobre todo con mercenarios cibernéticos”. Inteligencia artificial, ¿un problema?

Los riesgos de lo que puede ocurrir al entregarle a un arma autónoma la potestad de disparar o no contra un ser humano son evidentes. El dilema que hoy se afronta no es evitar la dominación por parte de robots a los humanos, sino el bautizado “problema de la alineación de los valores”, es decir, programar un objetivo en una máquina, aparentemente correcto, que al final termina siendo falso.

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Cathy O’Neil, doctora en matemáticas de la Universidad de Harvard, asegura que en este tipo de creaciones es normal que haya fallas. “Siempre habrá errores porque los modelos son, por naturaleza, simplificaciones”, dice la profesora. De hecho, cada simplificación puede crear desbalances, que, en un algoritmo, pueden pasar desapercibidos o ser imposibles de solucionar. La teoría aplicada a las armas, por lo tanto, podría salirse de control en cualquier momento.

Aunque Bendett no cree que este tipo de armas se vayan a consolidar en esta década, definitivamente llegarán en las siguientes. “El Ministerio de Defensa ruso ha comunicado su deseo de que los sistemas militares no tripulados operen de forma autónoma en un entorno de combate rápido y cambiante. Si bien la solución técnica para esta autonomía puede evadir a los diseñadores rusos en esta década debido a su complejidad, se presionará a los desarrolladores a obtener resultados a corto plazo”.

Los gobiernos, por lo tanto, deben garantizar marcos y regulaciones éticas para el desarrollo de sistemas autónomos basados en inteligencia artificial (IA) que, básicamente, tendrán en su interior los datos de la humanidad. Australia, por ejemplo, es uno de los países que entiende tal responsabilidad. Tanto es así, que designaron a un grupo de científicos y profesores para hacer un completo informe sobre cómo se debe concebir a largo plazo un estado basado en IA ética.

En la sección de defensa, el grupo de expertos afirmó: “La inteligencia artificial no puede tener motivaciones morales, como rabia, inocencia, responsabilidad, simpatía o justicia. Eso no significa que no pueda estar interesada en fines o principios morales. Esto no es crítico si la motivación moral del programador está bien insertada en el sistema de decisión del robot. Sin embargo, la toma de decisiones morales muchas veces requiere la habilidad de inferir consecuencias de las acciones, y eso es algo que todavía no posee la inteligencia artificial”.

Por Nicolás Marín Navas

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