Este es José Mulino, el delfín de Martinelli que es nuevo presidente de Panamá
José Raúl Mulino, un político de larga trayectoria, es el presidente electo de Panamá tras las elecciones del domingo 5 de mayo. No obstante, en la campaña, tomó impulso como el delfín del exmandatario Ricardo Martinelli. Mulino pasó de ser candidato a la Vicepresidencia a aspirante al Ejecutivo, en reemplazo de su compañero de fórmula. El ex jefe de Estado fue inhabilitado de la contienda por el Tribunal Electoral, debido a una sentencia de casi 11 años por lavado de dinero. Más allá de la sombra de Martinelli, ¿quién es el nuevo mandatario de los panameños? Les explicamos.
France 24
Abogado, exministro de Seguridad y de Gobierno y ahora presidente electo de Panamá, un cargo en el que pocos lo veían hasta hace unos meses.
La cadena local ‘tvn’ describió a José Raúl Mulino como un político “de pocas sonrisas, directo, pero leal”. Sin embargo, también hay quienes lo describen como un hombre “de mano dura”. Y entre las críticas en su contra se destaca la represión policial contra protestas antigubernamentales en el pasado, mientras se desempeñaba como ministro de Seguridad.
Pero ante todo, es visto por muchos como un líder que ha forjado gran parte de su carrera política al lado del expresidente Ricardo Martinelli, hasta convertirse en su sucesor en la carrera presidencial, que finalmente ha ganado.
Mientras unos votantes lo consideran un aliado de Martinelli, otros lo tildan como un “títere” del ex jefe de Estado, que jugó un papel central en la campaña de Mulino, pese a estar refugiado en la Embajada de Nicaragua, en Ciudad de Panamá, donde pidió asilo.
La juramentación de Mulino será el próximo 1 de julio para un período de cinco años.
Sus orígenes
José Raúl Mulino nació el 13 de junio de 1959 en David, provincia de Chiriquí, en el occidente del país. Es hijo de José Mulino Rovira, exgobernador de su región natal, limítrofe con Costa Rica.
Sin embargo, hasta los 17 años de edad vivió en la ciudad de Concepción, en la misma provincia, y posteriormente decidió estudiar Derecho y Ciencias Políticas, profesión de la que se graduó de la Universidad Católica Santa María La Antigua, en 1982.
Se desempeñó como vicecanciller en el gobierno del entonces presidente Guillermo Endara, que gobernó entre 1989 y 1994.
El diario local ‘La Prensa’ destacó que su madre solía pedirle que sonriera, ante su carácter esquivo y seco, por el que fue apodado “Stalin”.
Pero su ideología política dista de la del fallecido expresidente del Consejo de Ministros de la desaparecida Unión Soviética.
Mulino se define como un hombre de “centro-derecha” y considera al empresario y excandidato presidencial, Samuel Lewis Galindo, como su mentor político.
Además, señala que aboga por “la ley y el orden”. De hecho, entre sus principales banderas de campaña él mismo destacó cerrar el paso del Darién, peligrosa ruta que cruzan miles de personas en un intento por migrar a Estados Unidos.
Mulino también promete restaurar el progreso económico que considera su país sostuvo en años anteriores. Se encuentra casado con Maricel Cohen, con quien tiene cuatro hijos y cuatro nietos.
Su ascenso en la política
Por años, su carrera política ha estado cercana a la de Martinelli. Ejerció como ministro de Seguridad y de Gobierno durante la Administración de Ricardo Martinelli, entre 2009-2014.
Y asegura que retomará los “buenos tiempos” del gobierno de su valedor político, cuando Panamá se consolidó como la nación con el mayor crecimiento económico de la región, además de construir el primer metro de Centroamérica.
En julio de 2009, el entonces mandatario lo nombró ministro de Gobierno (Interior) y Justicia. Y en abril de 2010, Mulino pasó a ser ministro de Seguridad Pública, teniendo una accidentada gestión por la represión en julio de 2010 de protestas de trabajadores bananeros en la región de Bocas del Toro (Caribe), con un saldo de dos muertos, decenas de heridos y más de un centenar de detenidos.
Su carrera también ha estado sacudida por algunos escándalos de corrupción. Y es que al inicio del gobierno de Juan Carlos Varela, que lideró el Ejecutivo entre 2014 y 2019, fue acusado de peculado, con relación a la empresa italiana Finmeccanica, por presuntamente recibir comisiones por la compra de 19 radares.
Por ese caso fue puesto en prisión preventiva durante siete meses, hasta abril de 2016, pero esa causa fue anulada en agosto de 2017.
La prensa local destaca que su caso fue invalidado con el argumento de que la entonces fiscal anticorrupción Zuleyka Moore había hecho investigaciones sin contar con la autorización judicial correspondiente.
Si bien Mulino ha señalado que no perdona ni olvida ese capítulo de su vida, en campaña también prometió no “perseguir” a nadie.
Eso sí, con respecto a Martinelli, condenado por blanqueo de capitales y actualmente hospedado en la Embajada de Nicaragua de Ciudad de Panamás, Mulino afirmó que hará lo posible por “ayudarlo” “como corresponde de acuerdo a la ley”, después de que el actual Gobierno le negara un salvoconducto para viajar a Nicaragua.
Tras votar en los comicios del domingo 5 de mayo, una de sus primeras acciones de Mulino fue dirigirse a esa sede diplomática para visitar al expresidente.
De hombre leal a delfín de Martinelli
Mulino —quien era compañero de fórmula de Martinelli— se convirtió en candidato presidencial de los partidos centroderechistas Alianza y Realizando Metas tras la inhabilitación impuesta al exmandatario al recibir una condena de casi 11 años por cargos de corrupción y blanqueo de capitales.
Hasta ese momento, Martinelli era el favorito para retornar a la Presidencia, una preferencia que rápidamente fue girando a favor de Mulino, como mostraron diversas encuestas.
El reemplazo fue autorizado inicialmente por el Tribunal Electoral, pero luego fue impugnado en una demanda ante el Supremo por la abogada Karisma Karamañites.
Finalmente, el pasado viernes 3 de mayo, solo dos días antes de los comicios, Mulino fue habilitado por la Corte Suprema de Justicia para participar como candidato.
El alto tribunal determinó que su postulación era constitucional.
“El pleno de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), por mayoría, declaró que no es inconstitucional el Punto Resolutivo Segundo del Acuerdo del Pleno 11-1 de 4 de marzo de 2024, proferido por el Tribunal Electoral (TE), y que fuera demandado por la abogada Karisma karamañites Testa”, señaló en ese momento un comunicado de la Corte.
Al emitir el dictamen, el máximo tribunal del país señalo que “la voluntad soberana del pueblo panameño” impulsó su decisión, enfatizando la importancia de preservar la democracia, la integridad institucional, la paz social y el derecho al voto de los ciudadanos.
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Abogado, exministro de Seguridad y de Gobierno y ahora presidente electo de Panamá, un cargo en el que pocos lo veían hasta hace unos meses.
La cadena local ‘tvn’ describió a José Raúl Mulino como un político “de pocas sonrisas, directo, pero leal”. Sin embargo, también hay quienes lo describen como un hombre “de mano dura”. Y entre las críticas en su contra se destaca la represión policial contra protestas antigubernamentales en el pasado, mientras se desempeñaba como ministro de Seguridad.
Pero ante todo, es visto por muchos como un líder que ha forjado gran parte de su carrera política al lado del expresidente Ricardo Martinelli, hasta convertirse en su sucesor en la carrera presidencial, que finalmente ha ganado.
Mientras unos votantes lo consideran un aliado de Martinelli, otros lo tildan como un “títere” del ex jefe de Estado, que jugó un papel central en la campaña de Mulino, pese a estar refugiado en la Embajada de Nicaragua, en Ciudad de Panamá, donde pidió asilo.
La juramentación de Mulino será el próximo 1 de julio para un período de cinco años.
Sus orígenes
José Raúl Mulino nació el 13 de junio de 1959 en David, provincia de Chiriquí, en el occidente del país. Es hijo de José Mulino Rovira, exgobernador de su región natal, limítrofe con Costa Rica.
Sin embargo, hasta los 17 años de edad vivió en la ciudad de Concepción, en la misma provincia, y posteriormente decidió estudiar Derecho y Ciencias Políticas, profesión de la que se graduó de la Universidad Católica Santa María La Antigua, en 1982.
Se desempeñó como vicecanciller en el gobierno del entonces presidente Guillermo Endara, que gobernó entre 1989 y 1994.
El diario local ‘La Prensa’ destacó que su madre solía pedirle que sonriera, ante su carácter esquivo y seco, por el que fue apodado “Stalin”.
Pero su ideología política dista de la del fallecido expresidente del Consejo de Ministros de la desaparecida Unión Soviética.
Mulino se define como un hombre de “centro-derecha” y considera al empresario y excandidato presidencial, Samuel Lewis Galindo, como su mentor político.
Además, señala que aboga por “la ley y el orden”. De hecho, entre sus principales banderas de campaña él mismo destacó cerrar el paso del Darién, peligrosa ruta que cruzan miles de personas en un intento por migrar a Estados Unidos.
Mulino también promete restaurar el progreso económico que considera su país sostuvo en años anteriores. Se encuentra casado con Maricel Cohen, con quien tiene cuatro hijos y cuatro nietos.
Su ascenso en la política
Por años, su carrera política ha estado cercana a la de Martinelli. Ejerció como ministro de Seguridad y de Gobierno durante la Administración de Ricardo Martinelli, entre 2009-2014.
Y asegura que retomará los “buenos tiempos” del gobierno de su valedor político, cuando Panamá se consolidó como la nación con el mayor crecimiento económico de la región, además de construir el primer metro de Centroamérica.
En julio de 2009, el entonces mandatario lo nombró ministro de Gobierno (Interior) y Justicia. Y en abril de 2010, Mulino pasó a ser ministro de Seguridad Pública, teniendo una accidentada gestión por la represión en julio de 2010 de protestas de trabajadores bananeros en la región de Bocas del Toro (Caribe), con un saldo de dos muertos, decenas de heridos y más de un centenar de detenidos.
Su carrera también ha estado sacudida por algunos escándalos de corrupción. Y es que al inicio del gobierno de Juan Carlos Varela, que lideró el Ejecutivo entre 2014 y 2019, fue acusado de peculado, con relación a la empresa italiana Finmeccanica, por presuntamente recibir comisiones por la compra de 19 radares.
Por ese caso fue puesto en prisión preventiva durante siete meses, hasta abril de 2016, pero esa causa fue anulada en agosto de 2017.
La prensa local destaca que su caso fue invalidado con el argumento de que la entonces fiscal anticorrupción Zuleyka Moore había hecho investigaciones sin contar con la autorización judicial correspondiente.
Si bien Mulino ha señalado que no perdona ni olvida ese capítulo de su vida, en campaña también prometió no “perseguir” a nadie.
Eso sí, con respecto a Martinelli, condenado por blanqueo de capitales y actualmente hospedado en la Embajada de Nicaragua de Ciudad de Panamás, Mulino afirmó que hará lo posible por “ayudarlo” “como corresponde de acuerdo a la ley”, después de que el actual Gobierno le negara un salvoconducto para viajar a Nicaragua.
Tras votar en los comicios del domingo 5 de mayo, una de sus primeras acciones de Mulino fue dirigirse a esa sede diplomática para visitar al expresidente.
De hombre leal a delfín de Martinelli
Mulino —quien era compañero de fórmula de Martinelli— se convirtió en candidato presidencial de los partidos centroderechistas Alianza y Realizando Metas tras la inhabilitación impuesta al exmandatario al recibir una condena de casi 11 años por cargos de corrupción y blanqueo de capitales.
Hasta ese momento, Martinelli era el favorito para retornar a la Presidencia, una preferencia que rápidamente fue girando a favor de Mulino, como mostraron diversas encuestas.
El reemplazo fue autorizado inicialmente por el Tribunal Electoral, pero luego fue impugnado en una demanda ante el Supremo por la abogada Karisma Karamañites.
Finalmente, el pasado viernes 3 de mayo, solo dos días antes de los comicios, Mulino fue habilitado por la Corte Suprema de Justicia para participar como candidato.
El alto tribunal determinó que su postulación era constitucional.
“El pleno de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), por mayoría, declaró que no es inconstitucional el Punto Resolutivo Segundo del Acuerdo del Pleno 11-1 de 4 de marzo de 2024, proferido por el Tribunal Electoral (TE), y que fuera demandado por la abogada Karisma karamañites Testa”, señaló en ese momento un comunicado de la Corte.
Al emitir el dictamen, el máximo tribunal del país señalo que “la voluntad soberana del pueblo panameño” impulsó su decisión, enfatizando la importancia de preservar la democracia, la integridad institucional, la paz social y el derecho al voto de los ciudadanos.
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