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El ex líder de las Farc Manuel Marulanda estaba obsesionado con viajar a Cuba pero nunca lo hizo, varios gobiernos de turno pidieron ayuda a la isla para lograr liberaciones de secuestrados: estas son algunas revelaciones del ex presidente Fidel Castro.
El libro “La Paz en Colombia” , en el cual Castro invirtió 400 horas de trabajo, fue presentado esta semana acompañado de la transcripción de conversaciones con líderes rebeldes, fotos e informes de inteligencia de delegados cubanos en la nación sudamericana.
El volumen detalla en 14 capítulos los encuentros del líder cubano con los comandantes guerrilleros de las Farc, algunos del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y con los ex presidentes Andrés Pastrana y César Gaviria.
“Marulanda comprende las realidades del país y la época en que le tocó nacer. Estaba lejos de ser el bandido y narcotraficante que se empeñaron siempre en presentar sus enemigos”, escribió el ex mandatario.
Sin embargo, marcó sus diferencias como la concepción de una “guerra prolongada” para tomar el poder de Marulanda o el secuestro de civiles. “Es conocida mi posición (contraria) a cargar con los prisioneros de guerra, a aplicar políticas que los humillen o someterlo a las duras condiciones de la selva”, expresó.
Castro dio especial importancia al informe reservado de 1999 de uno de sus enviados, el director de América del Partido Comunista de Cuba, José Arbesú, quien fue su enlace con Marulanda.
“Podríamos caracterizarlo de hombre carismático, con mucha autoridad, con cultura autodidacta y malicia campesina, es detallista y se ocupa mucho de su tropa”, se lee en el documento presentado por Arbesú a Castro sobre Marulanda.
Pese a no haber asistido a la reunión planeada con Pastrana en San Vicente del Caguán en 1999, Marulanda tenía un campamento a solo una hora del lugar.
“Apreciamos una guerrilla --la que vimos allí-- muy disciplinada y bien armada, con un nivel cultural aceptable y con mucha integración de mujeres”, agregó el informante.
Durante el lanzamiento del libro, Arbesú aseguró que ningún movimiento guerrillero de Colombia había recibido armas de Cuba. En cambio Castro relató en su libro que si fueron entrenados algunos rebeldes salvadoreños.
Paralelamente mencionó sin detallar que las relaciones de Cuba con uno de los sucesores de Marulanda, Alfonso Cano “no siempre” fue “amable”.
Cuba también fue varias veces llamada por los gobiernos de turno para intermediar con grupos subversivos, como el caso del secuestro de Jaime Betancourt en noviembre de 1983 y Juan Carlos Gaviria en 1996, hermanos de los presidentes Belisario Batancourt y César Gaviria respectivamente.
Otro caso relatado en detalle por Castro fue la participación de La Habana en evitar una masacre tras el asalto del grupo M-19 a la embajada dominicana en Bogotá. Diplomáticos latinoamericanos, observadores y rehenes lograron salir pese a las intenciones del mandatario colombiano Julio César Turbay Ayala de concluir con un enfrentamiento violento.