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La Fiscalía de Los Ángeles afirmó este jueves 24 de octubre que el famoso caso de los hermanos Lyle y Erik Menéndez, quienes llevan 34 años cumpliendo condenas a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por el asesinato de sus padres, José Y Kitty Menéndez, en su mansión de Beverly Hills en 1989, debe ser revisado para que reciban una nueva sentencia. Aunque la decisión final deberá tomarla un juez.
Tras las nuevas evidencias que salieron a la luz en el caso en días pasados, en medio de su campaña de reelección, la autoridad anunció que, solicitará que Erik, de 53 años, y Lyle, de 56, reciban una revisión de su caso, lo que podría llevar a que sean liberados en las próximas semanas.
Entre las nuevas pruebas se encuentra “una carta que supuestamente fue enviada por uno de los hermanos a otro miembro de la familia confesando que él era víctima de abusos”, mucho antes del asesinato.
A esto se suma las declaraciones de un integrante del famoso grupo Menudo, que asegura que José Menéndez abusó de él en una visita a su casa.
El fiscal indicó que pedirá su liberación bajo palabra y enviará su recomendación a la Corte mañana 25 de octubre.
“Vamos a recomendarle al tribunal (el viernes) que se elimine la condena de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional y que sean sentenciados por asesinato, lo que significaría una condena de 50 años a cadena perpetua”, dijo el fiscal del distrito de Los Ángeles, George Gascón, en una conferencia de prensa. E
Además, explicó que, debido a su edad al ser sentenciados, ambos serían elegibles para libertad condicional de inmediato, ya que tenían menos de 26 años en el momento del homicidio.
Tras el crimen, ocurrido en la tarde del 20 de agosto de 1989 en su casa, ubicada en un lujoso barrio de Beverly Hills, con unas escopetas que habían comprado días antes del ataque, los hermanos afirmaron a las autoridades que encontraron los cuerpos sin vida de sus padres tras haber pasado la tarde fuera de casa.
El caso cobró especial relevancia cuando los hermanos comenzaron a seguir una vida de lujos y excesos tras acceder a la fortuna de su padre, lo que levantó las sospechas de las autoridades.
Poco después, la novia del psicólogo de Erik advirtió a la policía de la existencia de sesiones grabadas en las que admitía y discutía su culpabilidad.
Si bien la Fiscalía argumentó que buscaban heredar la fortuna familiar, los hermanos afirmaron, y a día de hoy sostienen, que sus acciones se debieron a una vida de abuso físico emocional y sexual por parte de su padre.
Ana Maria Baralt, prima de Erik y Lyle y vocera de la familia, señaló que “si el caso se hubiera escuchado hoy, con la comprensión que tenemos ahora sobre el abuso y el trastorno de estrés postraumático, no tengo ninguna duda de que la sentencia habría sido muy diferente”.
Revisión de la sentencia
“Bajo la ley de California, cuando una persona es acusada de un crimen, el crimen puede ser revaluado si la persona lleva muchos años en prisión y prueba que se ha rehabilitado y puede reintegrarse sin ser un peligro para la comunidad”, destacó Gascón.
“No hay excusa para su crimen, pero había condiciones que pudieron crear esta situación (...) ellos han demostrado con acciones y palabras que harían todo lo posible para rehabilitarse (...) hicieron todo esto, aun cuando no tenían posibilidades de salir, pues fueron sentenciados a cadena perpetua”, indicó el funcionario.
Durante su tiempo en prisión los hermanos crearon programas para asesorar y guiar a otros reclusos, y fueron parte de la primera clase de 22 prisioneros que obtuvieron su título universitario mientras estaban encarcelados.
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