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La Casa Blanca se ha tomado de muy mala manera el comentario del eurodiputado francés Raphaël Glucksmann, de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, quien sugirió que Estados Unidos debería devolver la Estatua de la Libertad a Francia dado el acercamiento del presidente Donald Trump a “los tiranos”.
“Mi consejo a ese político francés anónimo y de bajo nivel sería recordarle que es solo gracias a Estados Unidos que los franceses no hablan alemán en este momento, por lo que deberían estar muy agradecidos a nuestro gran país”, aseguró a un grupo de periodistas la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
Con esto, la Casa Blanca responde a Glucksmann, quien estaba criticando el despido de investigadores por parte del gobierno estadounidense “por exigir la libertad científica”.
“Te la regalamos (la Estatua de la Libertad), pero parece que la desprecias. Así que estarás bien aquí en casa”, dijo el eurodiputado, reclamando la “Dama de la Antorcha” de vuelta.
El comentario de Leavitt hace referencia directa a la ocupación alemana de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. En 1940, las fuerzas nazis invadieron el país y establecieron un régimen de ocupación que duró hasta 1944. Durante ese período, la Francia de Vichy colaboró con la Alemania de Hitler, mientras que la resistencia francesa, con apoyo de los Aliados, luchaba por liberar el país.
En 1944, la invasión del Día D liderada por las tropas estadounidenses, británicas y canadienses marcó un punto de inflexión en la guerra, permitiendo la liberación de Francia. La Casa Blanca argumenta que, sin esta intervención, Francia no habría podido deshacerse del dominio nazi.
Sin embargo, la declaración de Leavitt ha sido criticada por reducir un evento histórico complejo a una narrativa simplificada en la que EE. UU. se posiciona como el único salvador de Francia. Historiadores y analistas han señalado que la resistencia francesa, la participación del Reino Unido, la Unión Soviética y otros países aliados fueron igualmente cruciales en la derrota de la Alemania nazi.
Además, siguiendo la lógica de Leavitt, Estados Unidos también tiene una gran deuda histórica con Francia, país que le ayudó a enfrentar a los británicos para consolidar su independencia.
Sin la ayuda francesa, la independencia estadounidense en el siglo XVIII habría sido mucho más difícil de alcanzar. Francia fue un aliado clave durante la Guerra de Independencia de EE. UU., proporcionando apoyo militar, financiero y diplomático contra el Imperio Británico. Figuras como el Marqués de Lafayette jugaron un papel esencial en la victoria de los colonos estadounidenses, al igual que el apoyo naval y los suministros franceses.
Luego de esto, Francia efectivamente entregó la Estatua de la Libertad, de 93 metros de altura y 203.000 kilos, a Estados Unidos en París el 4 de julio de 1884, coincidiendo con el 108.º aniversario de la declaración de independencia estadounidense del Reino Unido.
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