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El presidente chileno, Gabriel Boric, dijo este miércoles que Augusto Pinochet (1973-1990) fue “un dictador, esencialmente antidemócrata” y que “su gobierno mató, torturó, exilió e hizo desaparecer a quienes pensaban distinto”.
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Tras las polémicas declaraciones del consejero constitucional ultraderechista Luis Silva, que defendió la gestión de Pinochet, lo calificó de “gran estadista” y pidió que “se haga una lectura ponderada de su gobierno”, Boric se refirió al exdictador a través de sus redes sociales: “Fue también corrupto y ladrón. Cobarde hasta el final hizo todo lo que estuvo a su alcance por evadir la justicia. Estadista jamás”, añadió.
Durante la mañana, la portavoz del Gobierno, Camila Vallejo, también expresó la “gran preocupación” por este tipo de discursos e insistió en hacer “un ejercicio de memoria, reconocer lo que sucedió en nuestra historia, no negarlo, reparar, señalar la verdad y hacer justicia”.
Silva, militante del Partido Republicano de extrema derecha y primera mayoría nacional en las elecciones constituyentes del 7 de mayo, opinó en una entrevista que “no se deben simplificar o reducir, con toda la gravedad que tiene, los 17 años [de dictadura] a las violaciones de los derechos humanos porque nos privamos de una comprensión equilibrada de nuestra historia”.
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Las declaraciones de Silva abrieron una nueva polémica sobre el pasado reciente de Chile, un debate que no está cerrado en el país, y coincidieron con el anuncio de un grupo de diputados oficialistas de presentar un proyecto de ley que tipifica y sanciona el negacionismo de violaciones a los derechos humanos, incluso con penas de prisión de hasta 61 días.
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