Gabriel Boric: “Voy a dar lo mejor de mí para estar a la altura”
Con 35 años, los retos del presidente más joven en la historia de Chile incluyen pobreza, inflación, crisis migratoria y gobernar en medio de la elaboración de una nueva Constitución.
Gabriel Boric hizo historia en Chile. Este domingo se convirtió en el presidente más joven del país. Con 35 años, la edad mínima para postularse para la Presidencia, derrotó, con un margen de más de 10 puntos, al candidato de ultraderecha, José Antonio Kast. El abanderado de Apruebo Dignidad, una coalición política creada por el Frente Amplio, se llevó una votación nunca antes vista en el país, al obtener un 55,85% de los sufragios (más de 4.557.000 votos).
Una victoria que consolidó en las grandes regiones urbanas. Se impuso en la región Metropolitana, zona dominada por alcaldes de Apruebo Dignidad. También ganó en la región de Valparaíso, y sorprendió al quedarse con la mayoría en Antofagasta, región donde se había impuesto el entonces candidato Franco Parisi, en noviembre, con el 33 %.
Le puede interesar: Gabriel Boric es el nuevo presidente de Chile
“Sepa nuestra gente que voy a dar lo mejor de mí para estar a la altura de este tremendo desafío, el país saca lo mejor de sí cuando nos unimos”, dijo el presidente electo cuando se dieron a conocer los resultados.
Crítico acérrimo del modelo neoliberal instalado durante la dictadura militar (1973-1990), el diputado de izquierda quiere construir lo que él llamó un “Estado del bienestar”.
“Si Chile fue la cuna del neoliberalismo en Latinoamérica, también será su tumba”, solía decir en sus mítines el diputado izquierdista. Tiene cuatro ejes de su programa de gobierno: descentralización, feminismo, crisis climática y trabajo digno. Además, propone cuatro reformas estructurales: salud, pensiones, educación y reforma tributaria.
Oriundo de Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, su nombre empezó a resonar entre la crispación social del 2011, cuando lideró, junto a tres compañeros, las fuertes manifestaciones que sacudieron el país demandando una educación gratuita, libre y de calidad. Sus voces calaron en el hartazgo de los jóvenes chilenos, a tal punto que Boric logró llegar al Congreso en 2014.
Le puede interesar: Gabriel Boric, el presidente más joven en la historia de Chile
Su pareja, Irina Karamanos, es feminista y aboga por los derechos de las mujeres. Es antropóloga, cientista social y políglota. Pocas veces acompañó a Boric a eventos públicos y no quiere ejercer el cargo de primera dama. Estudió Antropología y Ciencias de la Educación en la Universidad de Heidelberg, en Alemania.
Los retos del nuevo presidente
Estas elecciones chilenas pasaron a la historia como una de las jornadas más polarizantes que ha vivido el país desde que, hace treinta años, se restableció la democracia. Además de la división, el nuevo mandatario se enfrenta a la pobreza e inflación, a la crisis migratoria y a gobernar en medio de la elaboración de una nueva Constitución.
Chile, al igual que la región, carga con los efectos económicos de la pandemia. Según datos del Banco Mundial, la emergencia sanitaria provocó una recesión que no se veía en décadas: “El PIB se contrajo en 6,0 % en 2020, aunque la flexibilidad de las medidas de confinamiento permitió una recuperación parcial hacia finales de ese año. Se perdieron más de un millón de empleos, lo que afectó mayoritariamente a las mujeres y a los trabajadores del comercio, la agricultura y hotelería, debilitando aun más a la frágil clase media”.
Si bien la organización internacional esperaba que la pobreza aumentara desde 8,1 % a 12,2 %, creyendo que alrededor de 780.000 personas podían caer en pobreza, hoy se sabe que el 10, 8 % de los chilenos vive en ese estado, experimentando un cambio en la tendencia a la baja que se veía en el país suramericano desde principios de siglo, cuando en el 2000 el porcentaje de pobreza era del 36 % y para el 2017 era del 8,6 %.
Aunque se ha dicho que Chile ha sido una de las economías de más rápido crecimiento de América Latina en las últimas décadas, lo que ha permitido al país reducir significativamente la pobreza, más del 30 % de la población es económicamente vulnerable y la desigualdad de ingresos sigue siendo elevada, según afirma el Banco Mundial. No en vano, el economista Ricardo French Davis afirmó a EFE que Chile debe atajar la desigualdad endémica, pues solo así habrá “certidumbre y paz social”. Y es que las manifestaciones sociales de 2019 dieron cuenta de un país que busca profundas reformas políticas y sociales.
En este escenario es que la inflación entra a ser un tema importante a tener en cuenta para Boric, pues el Banco Central estimó que el 2021 puede cerrar con una tasa cercana al 6 %, corriendo el riesgo de que, según un estudio de Libertad y Desarrollo, 281.756 personas caigan en la pobreza.
Migración
Chile también se enfrenta al reto de manejar la migración venezolana, un fenómeno que sorprendió a la región, pero principalmente a Colombia, Perú y Chile. Sebastián Piñera, actual mandatario, tomó polémicas medidas, como la contratación de vuelos de deportación: para finales de año, se calcula que 1.500 migrantes habrán sido deportados.
¿Por qué Chile los expulsa? Todo se hace en el marco de una nueva ley de migración, tramitada durante ocho años, y aprobada en abril pasado, tras la crisis migratoria que se generó en Colchane (frontera con Bolivia), cuando la población local se vio superada por los migrantes. Entonces, el gobierno de Piñera aceleró la implementación ante los reclamos de sectores políticos y de la ciudadanía chilena. “El objetivo es poner orden en nuestra casa a través de una política ordenada, segura y regular, y permitir la migración legal y combatir la inmigración ilegal”, explicó el mandatario.
Se estima que en Chile residen cerca de 1,4 millones de migrantes (cifra equivalente al 7 % de la población), siendo la comunidad venezolana la más numerosa, con casi 450.000 personas, seguida por la peruana y la haitiana.
La migración fue uno de los temas que más pesó en la campaña por las posiciones de los candidatos: Kast dijo que construiría una zanja en las fronteras del norte del país, para así evitar o dificultar el paso de los migrantes, mientras que Boric afirmó que trabajará en una política de devolución, “generando condiciones para que, humanitariamente siguiendo los principios de la ACNUR, se puedan realizar”.
De acuerdo con encuestas de opinión, el 60 % de los chilenos rechaza la llegada masiva de migrantes, así que el tema será uno de los principales retos del nuevo presidente, que asumirá el poder el 11 de marzo de 2022, cuando Piñera entregue el poder.
La Constitución
Quizás el reto más incierto es el de gobernar en medio de la elaboración de una nueva Constitución. El rol del Estado, buscando que este tenga mayor incidencia social, con la necesidad de perfilarse como un Estado social de derecho, es una cuestión clave.
Así, la labor está en definir cuáles son los derechos que garantizará el Estado. Al respecto, Pamela Figueroa, quien trabajó en el proceso constituyente en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, le dijo a la BBC: “Hay un amplio consenso en incorporarlos de forma más explícita: educación, salud y seguridad social. Surgirán nuevos, como el de vivienda, y derechos de segunda generación relativos al medio ambiente, a la no discriminación y a la participación”.
A aquello se suma la reforma al régimen del gobierno, en la que entra el cuestionamiento al régimen presidencial, pues, según las declaraciones de Figueroa al diario británico, “se requiere transformar el equilibrio de poder entre presidente y Congreso y ampliar la participación política, abriendo mecanismos de democracia directa entre elecciones”.
La nueva carta magna, que será sometida a un plebiscito, se está construyendo también sobre la necesidad del reconocimiento de los pueblos originarios, la de abordar de forma integral la protección del medio ambiente, generando reflexiones en el modelo de desarrollo del país, y la de discutir sobre los derechos del agua, en aras de establecer que esta debe ser un bien nacional de uso público en Chile.
En medio de estos debates, hay una pregunta central: ¿cuánto durará Boric en el poder? Germán Campos-Herrera, investigador asociado del Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales (ICSO), de la Universidad Diego Portales, afirmó al Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional que, “según se escucha al interior de la Constituyente, esto se puede perfilar para unos cuatro años, y más bien se aplica toda la carta magna después de ese tiempo”. A su parecer, esto es una forma de darle transparencia al proceso.
¿Cómo le irá a Colombia con el nuevo gobierno chileno?
Campos-Herrera le dijo a este diario que las relaciones que tenga el país con el próximo mandatario chileno dependerán de a quién elija Colombia en las próximas elecciones presidenciales.
Es decir, un gobierno de tinte izquierda en Colombia dialogaría más con Boric. “Yo creo que aquellas continuarían con un curso normal y no se alterarían de forma dramática”.
Ahora bien, el investigador enfatiza en que, independientemente de que Boric sea el nuevo presidente chileno, el factor de las relaciones económicas internaciones es clave en la agenda del país, por lo que la imprenta de este nuevo gobierno tendrá que centrarse en las relaciones internacionales con los demás Estados. Esto, sabiendo que “Chile tiene claro que las relaciones económicas con otros países son determinantes, teniendo un historial de haber creado acuerdos con gobiernos de derecha y de izquierda”.
Con Chile se cierra el ciclo de elecciones en América Latina, que confirma las tendencias en la mayoría de países, pues se “destacan el débil apoyo a la democracia; la desconfianza en los partidos, los gobiernos y las instituciones, originada en la percepción de su corrupción e ineficacia; la intranquilidad por el crimen y la violencia, y la preocupación por la pobreza, la desigualdad y el desempleo. En el contexto descrito, que solo se ha exacerbado con la pandemia, la apatía política, la polarización social y la ingobernabilidad se han vuelto habituales”, escribió en este diario la analista internacional Arlene B. Tickner.
Gabriel Boric hizo historia en Chile. Este domingo se convirtió en el presidente más joven del país. Con 35 años, la edad mínima para postularse para la Presidencia, derrotó, con un margen de más de 10 puntos, al candidato de ultraderecha, José Antonio Kast. El abanderado de Apruebo Dignidad, una coalición política creada por el Frente Amplio, se llevó una votación nunca antes vista en el país, al obtener un 55,85% de los sufragios (más de 4.557.000 votos).
Una victoria que consolidó en las grandes regiones urbanas. Se impuso en la región Metropolitana, zona dominada por alcaldes de Apruebo Dignidad. También ganó en la región de Valparaíso, y sorprendió al quedarse con la mayoría en Antofagasta, región donde se había impuesto el entonces candidato Franco Parisi, en noviembre, con el 33 %.
Le puede interesar: Gabriel Boric es el nuevo presidente de Chile
“Sepa nuestra gente que voy a dar lo mejor de mí para estar a la altura de este tremendo desafío, el país saca lo mejor de sí cuando nos unimos”, dijo el presidente electo cuando se dieron a conocer los resultados.
Crítico acérrimo del modelo neoliberal instalado durante la dictadura militar (1973-1990), el diputado de izquierda quiere construir lo que él llamó un “Estado del bienestar”.
“Si Chile fue la cuna del neoliberalismo en Latinoamérica, también será su tumba”, solía decir en sus mítines el diputado izquierdista. Tiene cuatro ejes de su programa de gobierno: descentralización, feminismo, crisis climática y trabajo digno. Además, propone cuatro reformas estructurales: salud, pensiones, educación y reforma tributaria.
Oriundo de Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, su nombre empezó a resonar entre la crispación social del 2011, cuando lideró, junto a tres compañeros, las fuertes manifestaciones que sacudieron el país demandando una educación gratuita, libre y de calidad. Sus voces calaron en el hartazgo de los jóvenes chilenos, a tal punto que Boric logró llegar al Congreso en 2014.
Le puede interesar: Gabriel Boric, el presidente más joven en la historia de Chile
Su pareja, Irina Karamanos, es feminista y aboga por los derechos de las mujeres. Es antropóloga, cientista social y políglota. Pocas veces acompañó a Boric a eventos públicos y no quiere ejercer el cargo de primera dama. Estudió Antropología y Ciencias de la Educación en la Universidad de Heidelberg, en Alemania.
Los retos del nuevo presidente
Estas elecciones chilenas pasaron a la historia como una de las jornadas más polarizantes que ha vivido el país desde que, hace treinta años, se restableció la democracia. Además de la división, el nuevo mandatario se enfrenta a la pobreza e inflación, a la crisis migratoria y a gobernar en medio de la elaboración de una nueva Constitución.
Chile, al igual que la región, carga con los efectos económicos de la pandemia. Según datos del Banco Mundial, la emergencia sanitaria provocó una recesión que no se veía en décadas: “El PIB se contrajo en 6,0 % en 2020, aunque la flexibilidad de las medidas de confinamiento permitió una recuperación parcial hacia finales de ese año. Se perdieron más de un millón de empleos, lo que afectó mayoritariamente a las mujeres y a los trabajadores del comercio, la agricultura y hotelería, debilitando aun más a la frágil clase media”.
Si bien la organización internacional esperaba que la pobreza aumentara desde 8,1 % a 12,2 %, creyendo que alrededor de 780.000 personas podían caer en pobreza, hoy se sabe que el 10, 8 % de los chilenos vive en ese estado, experimentando un cambio en la tendencia a la baja que se veía en el país suramericano desde principios de siglo, cuando en el 2000 el porcentaje de pobreza era del 36 % y para el 2017 era del 8,6 %.
Aunque se ha dicho que Chile ha sido una de las economías de más rápido crecimiento de América Latina en las últimas décadas, lo que ha permitido al país reducir significativamente la pobreza, más del 30 % de la población es económicamente vulnerable y la desigualdad de ingresos sigue siendo elevada, según afirma el Banco Mundial. No en vano, el economista Ricardo French Davis afirmó a EFE que Chile debe atajar la desigualdad endémica, pues solo así habrá “certidumbre y paz social”. Y es que las manifestaciones sociales de 2019 dieron cuenta de un país que busca profundas reformas políticas y sociales.
En este escenario es que la inflación entra a ser un tema importante a tener en cuenta para Boric, pues el Banco Central estimó que el 2021 puede cerrar con una tasa cercana al 6 %, corriendo el riesgo de que, según un estudio de Libertad y Desarrollo, 281.756 personas caigan en la pobreza.
Migración
Chile también se enfrenta al reto de manejar la migración venezolana, un fenómeno que sorprendió a la región, pero principalmente a Colombia, Perú y Chile. Sebastián Piñera, actual mandatario, tomó polémicas medidas, como la contratación de vuelos de deportación: para finales de año, se calcula que 1.500 migrantes habrán sido deportados.
¿Por qué Chile los expulsa? Todo se hace en el marco de una nueva ley de migración, tramitada durante ocho años, y aprobada en abril pasado, tras la crisis migratoria que se generó en Colchane (frontera con Bolivia), cuando la población local se vio superada por los migrantes. Entonces, el gobierno de Piñera aceleró la implementación ante los reclamos de sectores políticos y de la ciudadanía chilena. “El objetivo es poner orden en nuestra casa a través de una política ordenada, segura y regular, y permitir la migración legal y combatir la inmigración ilegal”, explicó el mandatario.
Se estima que en Chile residen cerca de 1,4 millones de migrantes (cifra equivalente al 7 % de la población), siendo la comunidad venezolana la más numerosa, con casi 450.000 personas, seguida por la peruana y la haitiana.
La migración fue uno de los temas que más pesó en la campaña por las posiciones de los candidatos: Kast dijo que construiría una zanja en las fronteras del norte del país, para así evitar o dificultar el paso de los migrantes, mientras que Boric afirmó que trabajará en una política de devolución, “generando condiciones para que, humanitariamente siguiendo los principios de la ACNUR, se puedan realizar”.
De acuerdo con encuestas de opinión, el 60 % de los chilenos rechaza la llegada masiva de migrantes, así que el tema será uno de los principales retos del nuevo presidente, que asumirá el poder el 11 de marzo de 2022, cuando Piñera entregue el poder.
La Constitución
Quizás el reto más incierto es el de gobernar en medio de la elaboración de una nueva Constitución. El rol del Estado, buscando que este tenga mayor incidencia social, con la necesidad de perfilarse como un Estado social de derecho, es una cuestión clave.
Así, la labor está en definir cuáles son los derechos que garantizará el Estado. Al respecto, Pamela Figueroa, quien trabajó en el proceso constituyente en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, le dijo a la BBC: “Hay un amplio consenso en incorporarlos de forma más explícita: educación, salud y seguridad social. Surgirán nuevos, como el de vivienda, y derechos de segunda generación relativos al medio ambiente, a la no discriminación y a la participación”.
A aquello se suma la reforma al régimen del gobierno, en la que entra el cuestionamiento al régimen presidencial, pues, según las declaraciones de Figueroa al diario británico, “se requiere transformar el equilibrio de poder entre presidente y Congreso y ampliar la participación política, abriendo mecanismos de democracia directa entre elecciones”.
La nueva carta magna, que será sometida a un plebiscito, se está construyendo también sobre la necesidad del reconocimiento de los pueblos originarios, la de abordar de forma integral la protección del medio ambiente, generando reflexiones en el modelo de desarrollo del país, y la de discutir sobre los derechos del agua, en aras de establecer que esta debe ser un bien nacional de uso público en Chile.
En medio de estos debates, hay una pregunta central: ¿cuánto durará Boric en el poder? Germán Campos-Herrera, investigador asociado del Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales (ICSO), de la Universidad Diego Portales, afirmó al Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional que, “según se escucha al interior de la Constituyente, esto se puede perfilar para unos cuatro años, y más bien se aplica toda la carta magna después de ese tiempo”. A su parecer, esto es una forma de darle transparencia al proceso.
¿Cómo le irá a Colombia con el nuevo gobierno chileno?
Campos-Herrera le dijo a este diario que las relaciones que tenga el país con el próximo mandatario chileno dependerán de a quién elija Colombia en las próximas elecciones presidenciales.
Es decir, un gobierno de tinte izquierda en Colombia dialogaría más con Boric. “Yo creo que aquellas continuarían con un curso normal y no se alterarían de forma dramática”.
Ahora bien, el investigador enfatiza en que, independientemente de que Boric sea el nuevo presidente chileno, el factor de las relaciones económicas internaciones es clave en la agenda del país, por lo que la imprenta de este nuevo gobierno tendrá que centrarse en las relaciones internacionales con los demás Estados. Esto, sabiendo que “Chile tiene claro que las relaciones económicas con otros países son determinantes, teniendo un historial de haber creado acuerdos con gobiernos de derecha y de izquierda”.
Con Chile se cierra el ciclo de elecciones en América Latina, que confirma las tendencias en la mayoría de países, pues se “destacan el débil apoyo a la democracia; la desconfianza en los partidos, los gobiernos y las instituciones, originada en la percepción de su corrupción e ineficacia; la intranquilidad por el crimen y la violencia, y la preocupación por la pobreza, la desigualdad y el desempleo. En el contexto descrito, que solo se ha exacerbado con la pandemia, la apatía política, la polarización social y la ingobernabilidad se han vuelto habituales”, escribió en este diario la analista internacional Arlene B. Tickner.