María Consuelo Porras, fiscal general de Guatemala, es acusada de entorpecer la lucha anticorrupción.
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María Consuelo Porras “baila al son que le toquen”. Con esa frase corta la describe el excanciller guatemalteco Édgar Gutiérrez. No es el único que piensa algo así. La actual fiscal general del país no recibe más sumarios que los de una mujer servil a la clase política, una funcionaria que ejecuta todas las órdenes del llamado “Pacto de corruptos”, un grupo que reúne a diputados, presidentes y empresarios en búsqueda de impunidad.