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Guía para seguir las elecciones en Nicaragua: ¿Ortega se atornilla al poder?

Frente a las próximas elecciones en Nicaragua, previstas para el domingo 7 de noviembre, presentamos una guía para entender los comicios y cómo Daniel Ortega ha logrado mantenerse en el poder por catorce años consecutivos.

03 de noviembre de 2021 - 05:15 p. m.
Daniel Ortega cambió a su favor las leyes electorales para impedir que la oposición participe en los comicios presidenciales de este año.
Daniel Ortega cambió a su favor las leyes electorales para impedir que la oposición participe en los comicios presidenciales de este año.
Foto: Agencia AFP
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¿Qué se elige en los comicios del 7 de noviembre?

Este domingo se celebran las elecciones presidenciales en Nicaragua. Daniel Ortega, quien busca su reelección, está a la cabeza de los comicios, respaldado por sus medidas autoritarias y de represión a la oposición. En esta misma jornada se elegirán noventa diputados de la Asamblea Nacional de Nicaragua y veinte diputados del Parlamento Centroamericano.

¿Por qué son unas elecciones tan polémicas?

Porque se han detenido treinta opositores y el gobierno ha decretado leyes que solo lo benefician a él en las urnas. Es un juego desigual.

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¿Quién es Daniel Ortega?

La figura de Ortega se remonta a las épocas de la dictadura de la familia Somoza, pues en ese entonces, cuando era un joven guerrillero, hizo parte de algunas operaciones dictadas por el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Pasando siete años en prisión, en los que recibió torturas, un comando sandinista que secuestró a altos funcionarios de Somoza logró intercambiarlo y exiliarlo a Costa Rica en 1974. Mientras tanto, los sandinistas, con el apoyo del pueblo nicaragüense, emprendieron una lucha armada en el país, instaurando entre los años 1978 y 1979 varios focos de insurrección.

Cuando Estados Unidos retiró su apoyo al régimen dictatorial y los países vecinos crearon un cerco, Somoza huyó del país. En 1979, los revolucionarios sandinistas formaron la Junta Militar y Ortega regresó al país con la meta de reconstruirlo. En medio de reformas revolucionarias, como la nacionalización de industrias y la banca, así como la reforma agraria y de educación, los sandinistas llevaron a cabo elecciones generales en 1984 y su candidato, Daniel Ortega, resultó victorioso. Sin embargo, para las elecciones de 1990, la crisis económica del país y la violencia que se desató entre los revolucionarios y los contrarrevolucionarios (antiguos militares de la Guardia Nacional influenciados por Reagan desde Estados Unidos) le impidieron alcanzar de nuevo la presidencia.

Ortega volvió al poder en 2007, y desde entonces ha instaurado un régimen autoritario que, para el 10 de enero de 2022, habrá alcanzado los quince años consecutivos, algo que ningún Somoza logró durante la dictadura.

¿Por qué Ortega sigue en el poder?

Ortega cambió a su favor las leyes electorales para impedir que la oposición participe en los comicios presidenciales de este año, puso seis magistrados en el Consejo Supremo Electoral (CSE), eliminó la segunda vuelta, prohibió a la Coalición Nacional participar en las elecciones y ha embestido a los medios de comunicación, así como a las organizaciones sociales que han sido críticas a su gobierno autoritario.

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¿Cuántas reelecciones lleva Daniel Ortega?

Ortega lleva dos períodos reeligiéndose consecutivamente, aferrándose al poder en los comicios de 2011 y 2016, luego de ganar las elecciones de 2006. Esto, después de haber resultado victorioso en los comicios de 1984 y de haberlos perdido en 1990.

¿Cómo ha sido el comportamiento electoral de Ortega desde 2006, cuando ganó las primeras elecciones que lo llevaron a gobernar hasta ahora?

En los comicios de 2006, Ortega ganó con un 38 % de los votos, derrotando en primera vuelta a su rival, Eduardo Montealegre. Sin embargo, según la misión electoral de la Unión Europea, los resultados de esta jornada mostraron ser los más bajos a la hora de elegir un presidente en Nicaragua.

Luego, en 2011, el mandatario obtuvo el 62.46 % de la votación, lo que, de nuevo, hizo innecesaria la celebración de una segunda vuelta. Sin embargo, esa jornada electoral recibió críticas por parte de la oposición, que argumentó fraude, sumando las irregularidades que señalaron las misiones de observación de la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea, además de la incapacidad de calcular una tasa de abstencionismo exacta, dado que se desconocía el número real de votantes potenciales, debido a las imprecisiones en el padrón electoral, según un informe del Centro Carter.

Para 2016, el porcentaje con el que Ortega volvió a ganar las elecciones aumentó, alcanzando el 72.4 % de los votos. Sin embargo, la oposición argumentó una abstención del 70 %, aunque el Consejo Supremo Electoral (CSE) afirmó que la participación había alcanzado un 68.2 %.

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¿Quiénes son sus contrincantes en esta nueva jornada electoral?

Cinco candidatos se enfrentan a Ortega, aun cuando él lidera los comicios, en un intento por aspirar a su quinto mandato (el cuarto consecutivo). Estos son los candidatos que se enfrentan al actual presidente de Nicaragua:

  • Walter Espinoza: es la ficha del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), luego de que Milton Arcia renunciara a su candidatura cuando el partido le solicitó al Consejo Supremo Electoral (CSE), controlado por los sandinistas, sacar del proceso de elecciones a la alianza Ciudadanos por la Libertad, una de las fuerzas opositoras, por presuntamente violar la Ley Electoral y otras leyes, como en efecto ocurrió, informa EFE.
  • Guillermo Osorno: es el candidato por el partido Camino Cristiano Nicaragüense (CCN). Fue candidato a la Presidencia en los comicios de 1996, en los que obtuvo el 4.1 % de los votos y por Ley Electoral ocupó un escaño en la Asamblea Nacional para el período 1997-2002. En los siguientes procesos electorales se alió con una alianza encabezada por el PLC y fue reelegido diputado para los períodos 2002-2007 y 2007-2012. En las elecciones nacionales del 2011 y las del 2016 se unió a la Alianza Nicaragua Triunfa, que encabezó el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y corrió como candidato a diputado ante el Parlacen, donde resultó electo las dos veces, informa la agencia de noticias.
  • Marcelo Montiel: es el candidato del partido Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), un colectivo señalado de colaborar con los sandinistas, lo que él niega. “No me pueden llamar ni colaboracionista ni zancudo (aliado) porque estoy limpio”, afirma Montiel, para quien en Nicaragua, más que una dictadura, lo que existe es una “concentración de poderes”, declaró a EFE.

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  • Gerson Gutiérrez Gasparín: con 29 años y representando al partido Alianza por la República (Apre), es el candidato presidencial más joven entre los seis aspirantes. En declaraciones a EFE, criticó a la comunidad internacional por cuestionar el proceso electoral nicaragüense. “El gran problema con nuestros apreciados amigos de la comunidad internacional es que solo escuchan a una parte de ciertos grupos denominados de oposición y, al escuchar solo una parte, tienen un concepto o una versión sesgada”, indica.
  • Mauricio Orúe: es el candidato presidencial por el Partido Liberal Independiente (PLI), aunque en la actualidad es diputado por la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN). Es señalado de ser colaborador y aliado de los sandinistas en el Parlamento, en donde vota junto con ellos, informa la agencia de noticias.

¿Quiénes son los candidatos presidenciales presos que podían derrotar a Ortega?

Los grandes ausentes en la próxima jornada electoral son Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora, Medardo Mairena y Noel Vidaurre, quienes aspiraban a ser candidatos desde la oposición, pero fueron encarcelados por “traición a la patria”. Así, con todas las detenciones, en especial la de Cristina Chamorro, Daniel Ortega quiere dejar el camino libre para enfrentarse al oponente más débil y, por tanto, más conveniente. Ortega dijo que los opositores presos son “terroristas” que preparaban un supuesto golpe de Estado de cara a las elecciones, se lee en AFP.

Esta no es la primera vez que el gobierno de Ortega busca deshacerse de la oposición con tal de aferrarse al poder. Hay un extenso historial de transgresiones contra opositores que se profundizó en 2018, cuando Ortega, a través de la juez y coordinadora del Frente Sandinista en Managua, Karen Chavarria, comenzó a detener a disidentes y críticos de su gestión, como Sergio Beteta, Ruth Matute, José Sánchez, Douglas Antonio Baltodano y el excanciller Francisco Aguirre Sacasa.

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¿Y la prensa?

Las protestas que estallaron en 2018 en Nicaragua, donde se vio la máxima represión del gobierno de Ortega, dejaron una huella imborrable en la sociedad nicaragüense. Las heridas fueron muchas, pero la libertad de prensa en Nicaragua “ha experimentado un franco deterioro desde que las manifestaciones antigubernamentales fueron reprimidas violentamente por la Policía Nacional”, alertó en un informe la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Desde entonces, se han encarcelado a periodistas, enjuiciado a otros, hostigado y robado equipos a reporteros, se han embargado medios de comunicación críticos al Gobierno y se han aprobado leyes que buscan controlar a la prensa.

Por ejemplo, el 13 de agosto la policía allanó las instalaciones del diario La Prensa, el más antiguo de Nicaragua y el único que circulaba de manera impresa en el país, bajo cargos de “fraude aduanero y lavado de activos”. La intervención se produjo un día después de que el rotativo denunciara el “secuestro” de papelería y equipos importados para operar por parte de la oficina de Aduana, se lee en AFP. Por su parte, a través de su página web, el periódico afirmó que “después de 33 días que las instalaciones de Editorial La Prensa fueron allanadas y nuestro gerente general, Juan Holmann, fue detenido, la empresa se ha visto en la necesidad de hacer un recorte forzado de personal para poder sobrevivir”.

¿Qué estrategias se han implementado para hacerle frente a la desinformación que circula en Nicaragua?

Según informa AFP, Meta, casa matriz de Facebook, anunció que eliminó de sus redes más de un millar de cuentas manejadas por el gobierno de Nicaragua para manipular el debate público y atacar a la oposición, a una semana de las elecciones presidenciales. Las cuentas eran operadas -según Meta- por el gobierno de Nicaragua o por el exguerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda), en el poder desde 2007.

Se conoce que alrededor de 585.000 cuentas seguían a estas páginas en Facebook y otras 125.000 lo hacían en Instagram. Además, se detectó una inversión de 12.000 dólares en publicidad en ambas redes sociales, pagado en moneda nicaragüense y dólares estadounidenses, se lee en la agencia de noticias.

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¿La comunidad internacional reconocerá estas elecciones?

A nivel internacional, las elecciones han despertado rechazo, y la Coalición Nacional de Nicaragua, integrada por un grupo de opositores, ha pedido que se desconozcan los resultados de estos comicios. Dada la eliminación de partidos políticos y la exclusión de contendientes a Ortega, el bloque afirma que la reelección del mandatario profundizaría más la crisis sociopolítica que vive el país.

Cuando el Consejo Supremo Electoral (CSE) resolvió ilegalizar al partido Ciudadanos por la Libertad, la comunidad internacional expresó su preocupación. Por ejemplo, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) advirtió que eliminar partidos políticos “no está en línea con los estándares de derechos humanos y resultan incompatibles con elecciones libres y justas”. Además, Canadá, Reino Unido, España, Estados Unidos y la Unión Europea afirmaron que estas elecciones carecen de credibilidad. En palabras del Alto Representante de la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, Ortega “quiere ganar las elecciones sin competencia”.

¿Quién es Rosario Murillo?

Rosario Murillo, esposa y vicepresidenta de Daniel Ortega, es quien ha diseñado el plan maestro que ha permitido a la pareja quedarse en el poder. Desde 2007, cuando Ortega retornó a la presidencia tras la revolución que dirigió en los años 80, Murillo ha sido su única portavoz y desde 2017 su vicepresidenta y, según algunas investigaciones en Nicaragua, el poder detrás del trono, pues ningún funcionario mueve un dedo sin su autorización. Y es que Murillo ha sido catalogada como “eternamente leal” y la “copresidenta de Nicaragua”. Según informa EFE, en sus alocuciones casi diarias, emite órdenes, increpa a ministros, decide campañas y expresa deseos que se terminan haciendo realidad.

Este es un enredado andamiaje que la pareja presidencial planeó cuidadosamente desde 2018, cuando estallaron protestas que se saldaron con 328 muertes. Entonces, Murillo justificó la represión contra los jóvenes que protestaban, llamándolos “tóxicos”. Pero las imágenes de la policía arrestando y matando a estudiantes solo disparó el rechazo hacia ella y su esposo. Con las elecciones cada vez más cerca y una familia que se ha apoderado de todos los cargos, empresas y negocios importantes, la vicepresidenta tomó cartas en el asunto y se inventó un entramado legal para justificar su permanencia en el poder.

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¿Cómo Daniel Ortega y Rosario Murillo han manipulado la ley para quedarse en la presidencia de Nicaragua?

Rosario Murillo, experta conocedora del juego político, echó mano de la Asamblea Nacional, bajo control de los partidos leales a Ortega. Ella aceitó toda la maquinaria política para anular la participación de las fuerzas opositoras en las elecciones de 2021.

Lo primero que hicieron los legisladores fue aprobar en enero una reforma a la Constitución que impone la cadena perpetua por “delitos de odio”, figura bajo la cual fueron detenidos 29 opositores, entre ellos algunos candidatos presidenciales que podrían ganarle a Ortega en las urnas. En agosto, con varios detenidos ya, Ortega y Murillo fueron proclamados como candidatos para buscar un nuevo mandato en las elecciones del 7 de noviembre. El congreso del gobernante Frente Sandinista (FSLN, izquierda) ratificó a la pareja presidencial con el voto unánime de 2.932 asambleístas, anunció Gustavo Porras, uno de sus dirigentes.

¿Quiénes son sus aliados?

Ortega tiene a las Fuerzas Militares de su lado, pues revirtió las leyes sobre la separación del poder civil y militar e incorporó a militares activos o en retiro a las instituciones del Estado. Según le afirmó a la AFP Elvira Cuadra, experta en temas militares, el aparato militar “se ha plegado políticamente” a Ortega y esa alianza, “también económica”, será crucial para su “modelo de gobernabilidad” a partir del 2022. Además, vale recordar que el Ejército y la Policía, según organismos de derechos humanos, jugaron un rol protagónico en la violenta represión de las protestas llevadas a cabo en contra del gobierno en 2018, en las que murieron más de 300 personas.

Además, a nivel internacional, Rusia parece ser una importante fuente de apoyo. “Una flotilla de 250 autobuses rusos circulan desde hace días por las calles de Managua, habituada al desvencijado transporte urbano. Y un busto del cosmonauta Yuri Gagarin acaba de ser develado en un parque de la ciudad. Los taxis, el trigo, las vacunas Sputnik, hasta una estación satelital, un instituto de biotecnología y el armamento, dan cuenta de la creciente presencia rusa en Nicaragua”, se lee en la agencia de noticias.

¿Cuál ha sido la postura de Ortega frente a la pandemia?

Desde comienzos de la pandemia, para abril de 2020, Human Rights Watch alertó que “el gobierno de Daniel Ortega respondió a la COVID-19 con políticas que contradicen descaradamente los consejos de los especialistas en salud a nivel global y ponen en riesgo la salud y la vida de los nicaragüenses”. Mientras que él fue el único mandatario latinoamericano que para entonces no se había pronunciado al respecto, las autoridades incentivaban la asistencia a los colegios y a eventos multitudinarios, así como, según fuentes locales, desalentaban el uso del tapabocas. Además, según la entidad internacional, el Ministerio de Salud ejercía un fuerte control sobre la información y no se había emitido ninguna declaración pública sobre la cantidad de pruebas realizadas ni los resultados.

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Luego de dos meses de silencio, el gobierno publicó un “libro blanco” con el que defendía su “estrategia de equilibrio” frente a la pandemia, con la idea de balancear los impactos económicos y de salud. “Su argumento es que el 40 % de la población vive en el campo y el 80 % de los trabajadores de las ciudades trabajan informalmente, por lo que dependen de su sustento diario. Además, la versión oficial es que el país aún se está recuperando de ‘una economía debilitada por el intento de golpe de Estado de abril de 2018′, como llaman las autoridades a las protestas que hubo contra Ortega”, según informa France24.

De acuerdo al Observatorio Ciudadano COVID-19 Nicaragua, entre marzo del 2020 y el 27-10-2021 (la última actualización de los datos), el país ha registrado 31.090 casos sospechosos, de los cuales el Ministerio de Salud solo ha confirmado 16.820. Además, mientras el observatorio reporta 5.911 muertes por neumonía y sospechosas por COVID-19, la entidad gubernamental solo ha confirmado 208.

En lo que respecta a la vacunación, según datos de Our World in Data (actualizados por última vez el 22 de octubre), 362.357 personas están completamente vacunadas, lo que equivale al 5.5% de la población, mientras que 944.476 (el 14.3 % de la población) tienen al menos una dosis.

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pedro(06204)03 de noviembre de 2021 - 08:54 p. m.
Donde estara el THP ese de vivanco? alla si no se mete,no pronuncia ni una palabra,todo ha sucedido en sus propias barbas y el muy imbecil no dice nada,pero como aqui se le respeta,aqui si viene a joder y hablar mas de lo que le conviene,el comunista borracho no quiere soltar el poder y esta haciendo todo lo que saben hacer los comunistas,asesinar,encarcelar,quitar del del medio a quien sea
Carlos(63194)03 de noviembre de 2021 - 05:47 p. m.
Así actúa el socialismo del siglo XXI, igual perpetuidad ilegal en el poder sucede en Venezuela, y eso es lo que Petro y sus secuaces quieren implementar en Colombia. Debemos derrotar al Cacas en las urnas.
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