Ecuador y su peor crisis política en 40 años: esto es lo que debe saber
El panorama político en Ecuador es volátil e incierto. En una semana hay los votos para hacerle un juicio político al presidente, Guillermo Laso, y en otra no. Si el proceso se da, y el mandatario sale del cargo, habrá tanto aspectos positivos como negativos.
El Ecuador de hoy se parece mucho al Ecuador de los 90: hay una profunda crisis económica, social y política que podría agravarse en cuestión de días, si la Asamblea Nacional realiza un juicio político contra el presidente, Guillermo Lasso. Hace dos semanas, la Corte Constitucional autorizó el juicio contra el mandatario por presunto peculado. La respuesta de Lasso fue una amenaza: disolvería el Congreso y llamaría a elecciones anticipadas si lo someten a un proceso en el Legislativo.
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El Ecuador de hoy se parece mucho al Ecuador de los 90: hay una profunda crisis económica, social y política que podría agravarse en cuestión de días, si la Asamblea Nacional realiza un juicio político contra el presidente, Guillermo Lasso. Hace dos semanas, la Corte Constitucional autorizó el juicio contra el mandatario por presunto peculado. La respuesta de Lasso fue una amenaza: disolvería el Congreso y llamaría a elecciones anticipadas si lo someten a un proceso en el Legislativo.
El proceso contra Lasso debería empezar en los próximos días, no más allá del 16 de mayo. La oposición, dicen algunos medios locales, ya cuenta con los votos necesarios para sacar al presidente del cargo. Los escenarios son complicados. ¿Qué puede pasar? Esto es lo que debe saber sobre la crisis ecuatoriana.
Ecuador y sus tres grandes crisis
Antes de hablar del terremoto político que viviría Ecuador -o que ya vive en la antesala del juicio-, debemos entender en qué está el país. En primer lugar, hay una crisis económica que empezó con el descalabro por la caída de los precios del petróleo en 2014, pero que se vio agravada por la pandemia de Covid-19. La crisis, además, está atada a los enormes pagos de la deuda nacional al Fondo Monetario Internacional (FMI). Ecuador está dentro de los países que más le deben al FMI. Y las decisiones de Lasso sobre esa deuda no han sido bien vistas por los ecuatorianos.
“Cuando en 2020 el Ministerio de Economía de (Lenín) Moreno anticipó pagos de deuda externa a bancos extranjeros (2.000 millones de dólares) en el peor momento de la pandemia -con hospitales desabastecidos, médicos impagos y muertos en las calles-, quedó delineada la nueva fase de subordinación de la economía nacional al capital financiero que Lasso representa”, explica Franklin Ramírez Gallegos, profesor-investigador del Departamento de Estudios Políticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Esos movimientos económicos de Lasso y sus ideas han servido para sus aliados en Estados Unidos, como destaca Ellen Ioanes de Vox, pero en casa ha contribuido a su impopularidad. La imagen positiva del presidente nunca ha estado por encima del 20 %. Aunque las cifras de inflación y desempleo no son tan malas como en el resto del vecindario, el 67 % de la población, es decir, una de cada tres personas, tiene una percepción pesimista de la economía nacional, según la Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo (CID).
A esto debemos sumarle una profunda crisis social derivada de la expansión del crimen organizado que ha significado el aumento de la violencia y la inseguridad. En abril, tras una masacre en el puerto pesquero de Esmeraldas y después de un nuevo episodio de horror en una cárcel de Guayaquíl, el secretario nacional de Seguridad, Diego Ordóñez, presentó su renuncia.
“Todos los días hay una masacre. Esa es una noticia de todos los días en Ecuador, y eso es profundamente impactante para los ecuatorianos, eso es lo que se esconde, en gran medida, detrás de la falta de popularidad del gobierno actual”, le dijo Guillaume Long, analista principal de políticas del Centro de Investigación Económica y Política, a Vox.
Así que tanto el factor económico como el de seguridad son claves para entender la crisis ecuatoriana hoy. Estas grandes crisis han derivado en más problemas como la inseguridad alimentaria, la deserción escolar y la migración forzada. Ya no solo migran por la economía, sino también porque tienen miedo de la violencia en el país.
Con ese panorama en mente llegamos finalmente a la crisis política: el juicio a Lasso. ¿Por qué? La oposición acusa al presidente de los delitos de peculado y colusión. Hablemos solo de la primera acusación, que fue la admitida por la Corte Constitucional para la admisibilidad del juicio político contra Lasso.
El presidente ecuatoriano es acusado de ser negligente por no cancelar el contrato de la Flota Petrolera Ecuatoriano (Flopec) con la comercializadora internacional de petróleo Amazonas Tanker para transportar combustibles en sus buques. Según la oposición, Lasso permitió un supuesto esquema de corrupción en el negocio estatal de transporte de petróleo.
El contrato fue firmado en 2018, antes de que Lasso fuera presidente, y según los detractores de Lasso, este generó pérdidas para el país por una razón simple: Amazonas Tanker le alquiló sus buques a Flopec por una tarifa diaria más alta que la que le cobraba a otras empresas internacionales.
La oposición, encabezada por el partido Revolución Ciudadana, del expresidente Rafael Correa, y por el Partido Socialista Cristiano, así como el partido indígena Pachakutik, dicen que Lasso se negó a cancelar el contrato a pesar de que era perjudicial para Ecuador. El presidente se ha defendido diciendo que la oposición no cuenta la historia completa y que, además de no tener responsabilidad legal o política por decisiones tomadas en 2018, Flopec habría tenido una ganancia récord gracias a los cambios que se hicieron al contrato durante su administración.
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Ahora, con el caso expuesto, revisemos los escenarios. ¿Habrá un juicio político? “No creo que hay que decir que ya hay los votos, pues el panorama es volátil e incierto. En una semana hay los votos y en otra no. El gobierno ha tomado mucha iniciativa política con secciones clientelares para torcer la voluntad de los asambleistas y muchos de estos asambleistas que no tienen pertenencia fuerte de sus partidos han caído o pueden caer en ese intercambio de votos por favores”, explica Ramírez.
El caso más sonado, dice el experto, es el del Pachakutik, partido que pertenece al bloque más inestable. “Una semana se alinea con el juicio y a la siguiente no”, dice Ramírez. El domingo, tras las elecciones internas del Pachakutik para elegir a su presidente, se eligió a una persona cercana a Leonidas Iza, opositor a Lasso, por lo que eso sería una señal de que el partido vuelve a estar alineado con las intenciones de un juicio, pero nada está asegurado, ya que el presidente no controla la plenitud de los votos. “Todo puede cambiar”, dice Ramírez.
Si el juicio se produce y Lasso sale del cargo, Ramírez tiene la impresión de que cada vez la gente es más consciente de que el presidente es parte central del problema. “El país vive su crisis más profunda de los últimos 40 años, incluso más que la de los años 90, porque a los problemas como el estancamiento económico se liga un problema de violencia que nunca había tenido tanta fuerza en el país. Así que la salida de Lasso oxigenaría las instituciones y abriría el panorama político a generar un juego más amplio de coaliciones que pueda conducir a un acuerdo entre grandes partidos para enfrentar la crisis”, dice Ramírez.
Lasso, a fin de cuentas, ha torpedeado todos los lazos con aliados. Se peleó con el correísmo, con Iza y las organizaciones indígenas e incluso con Jaime Nebot, su antiguo aliado más cercano y el otro gran cacique de la derecha. “Ha dinamitado cada uno de los puentes que estos puentes trataron de tender. Está desgastado. En la consulta popular del 5 de febrero, a pesar de contar con el respaldo de los medios, fue arrasado en las urnas”, dice Ramírez.
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Sin embargo, la salida del presidente puede ser una mala señal para los inversionistas. “Aunque las reservas internacionales de Ecuador se encuentran cerca de niveles récord, los pagos del servicio de la deuda en los próximos años son mínimos y el déficit fiscal se ha reducido bajo el gobierno de Lasso, los administradores de dinero abandonan rápidamente el país en momentos de agitación política”, explicó el periodista Stephan Kueffner en Bloomberg.
Y es que, independientemente del resultado, como dice Kueffner, Lasso es un representante de los negocios con otros países. “Ecuador se convertiría en una venta difícil para los inversionistas que todavía tienen frescos recuerdos del incumplimiento de la deuda de Correa en 20082, remata Kueffner.
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