Gustavo Petro en Venezuela: ¿puede Colombia confiar en la palabra de Maduro?
Algunos expertos comentan que “la mentira es una política de Estado en Venezuela”. Sin embargo, no desconocen que tanto Colombia como Venezuela tienen intereses claves que podrían cambiar las cosas.
La reunión entre Gustavo Petro y Nicolás Maduro es un espacio necesario: los mandatarios hablarán este martes desde Caracas sobre las relaciones bilaterales, la reapertura de las fronteras entre Colombia y Venezuela, y sobre el reingreso paulatino del país vecino al sistema interamericano de Derechos Humanos.
“Se trata de uno de esos gestos de buena voluntad que Washington esperaba de Maduro para continuar el deshielo inesperado entre ambos países”, comentó Juan Diego Quesada de El País, de España, sobre el regreso de Venezuela a los organismos de control de la región. Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio de Venezuela de la U. del Rosario, dice que la reunión también es clave, pues mientras no hubo encuentro de presidentes “pasó lo que sabemos: que la relación bilateral se encontraba fuertemente golpeada sin mayor claridad de hacia dónde íbamos”
Pero el encuentro también nos recuerda algunos desplantes de Nicolás Maduro que no pueden quedar de lado. La última vez que se reunió con un mandatario colombiano fue con Juan Manuel Santos en 2016, en la zona de frontera. “Fue una reunión un poco paradójica”, dijo Rodríguez. En ese momento, cuenta el analista, ambos países acordaron una tarjeta de movilidad fronteriza.
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“Venezuela dijo que haría su propia tarjeta para los colombianos. Sin embargo, cuando están en rueda de prensa, sale la autoridad de Venezuela y dice que no van a poner barreras a los migrantes, y Christian Krueger quedó desconcertado; la cara de sorpresa de los funcionarios colombianos y de la canciller María Ángela Holguín era evidente”, agregó Rodríguez. Eso también hay que tenerlo en cuenta en esta reunión, dice el experto: “a los funcionarios venezolanos les cuesta cumplir compromisos, hacen declaraciones grandilocuentes, pero que al final son muy difíciles de materializar”.
El comentario de Rodríguez recuerda la última carta que envió Human Rights Watch (HRW) a Gustavo Petro: “En el pasado, el gobierno de Maduro, que se aferra al poder a través de una maquinaria represiva, no ha hecho ninguna concesión voluntariamente. Por el contrario, ha violado en forma reiterada los derechos de los venezolanos de postularse a cargos públicos y votar en elecciones libres y justas”, dice la misiva.
Y ni hablar de los diálogos en México que quedaron suspendidos luego de la extradición del empresario colombiano Álex Saab, supuesto testaferro de Nicolás Maduro. “Él siempre se ha sentado, por lo menos en las mesas de negociación, para ganar tiempo”, le comentó a este diario Margarita López Maya, doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Central de Venezuela.
¿Se puede confiar en la palabra de Nicolás Maduro?
“Por supuesto que no. La mentira es una política de Estado en Venezuela en todas sus facetas, incluyendo la de las relaciones internacionales. Lo que hay que preguntarse ahora es si hay incentivos para que Maduro pueda cumplir su palabra en esta ocasión”, sostuvo López Maya, quien agregó que al parecer sí hay un interés genuino por tratar de modificar el aislamiento en el que se encuentra Venezuela.
“En esa meta, el gobierno colombiano puede serle de gran ayuda. De ahí que Maduro no puede entrar a pedirle lealtades irrestrictas a Gustavo Petro”, dice la experta. Txomin Las Heras Leizaola, del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la U. del Rosario, dice que “para Maduro es vital esa foto, para demostrar que no está aislado y que forma parte de la comunidad de países de la región”.
El analista opina que la reunión fue forzada desde Caracas, pues Maduro sostuvo desde un comienzo que solo a través de las conversaciones entre ambos mandatarios podrían destrabarse los retos que plantea el restablecimiento de relaciones bilaterales.
Pero Colombia también tiene unos propósitos claros: impulsar la reapertura fronteriza por temas comerciales y sacar adelante la negociación con el ELN. “El asunto reventó cuando el presidente Petro se hizo eco de los pobres resultados comerciales mostrados tras cumplirse un mes de la apertura fronteriza, que reflejan que las trochas para el contrabando siguen muy activas. Petro está buscando que esa reapertura deje de ser simbólica, como lo dijo en su momento el gobernador del Táchira, Freddy Bernal”, agregó el experto.
Nastassja Rojas, profesora de la Universidad Javeriana, dice que si bien Petro tiene que tratar de demostrar que puede cumplir con sus promesas, sobre todo en los departamentos fronterizos, hay un interés mayor: la negociación con el ELN. “Claramente, hay un vínculo muy estrecho entre el régimen de Nicolás Maduro y este grupo armado”, agregó.
Y en este punto viene una advertencia que también han lanzado varias organizaciones: “una cosa es restablecer relaciones bilaterales, y otra cosa es mostrarse complaciente con el régimen. El problema que tiene Petro es que no sé sabe qué tantas cartas tenga para negociar y exigir. Realmente siento que el que puede poner las exigencias en este momento es Nicolás Maduro y el ELN”.
¿A qué hay que ponerle atención?
A los intereses regionales. “Se ha generado muchísima confusión. Una cosa es la OEA y otra cosa es el sistema interamericano de derechos humanos, y dentro de ese sistema, una cosa es la comisión y otra es la Corte. Un paso a mediano plazo es el regreso de Venezuela a la OEA, que es la organización política, donde Petro necesita el voto de ese país. Sin embargo, sobre el sistema interamericano de derechos humanos, yo no creo que este reingreso vaya a ser pronto”, dice Nastassja Rojas.
La analista comenta que es probable que tras la reunión de este martes se hable de ese asunto. “Sin embargo, en la práctica no lo van a hacer porque Maduro tendría que cumplir buena parte de las responsabilidades. Además, también sería una ruta para que los venezolanos y venezolanas puedan reclamar por sus derechos y la violación de derechos humanos. Realmente pienso que esto es un tema mediático que no va a tener avances significativos”, agregó.
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La reunión entre Gustavo Petro y Nicolás Maduro es un espacio necesario: los mandatarios hablarán este martes desde Caracas sobre las relaciones bilaterales, la reapertura de las fronteras entre Colombia y Venezuela, y sobre el reingreso paulatino del país vecino al sistema interamericano de Derechos Humanos.
“Se trata de uno de esos gestos de buena voluntad que Washington esperaba de Maduro para continuar el deshielo inesperado entre ambos países”, comentó Juan Diego Quesada de El País, de España, sobre el regreso de Venezuela a los organismos de control de la región. Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio de Venezuela de la U. del Rosario, dice que la reunión también es clave, pues mientras no hubo encuentro de presidentes “pasó lo que sabemos: que la relación bilateral se encontraba fuertemente golpeada sin mayor claridad de hacia dónde íbamos”
Pero el encuentro también nos recuerda algunos desplantes de Nicolás Maduro que no pueden quedar de lado. La última vez que se reunió con un mandatario colombiano fue con Juan Manuel Santos en 2016, en la zona de frontera. “Fue una reunión un poco paradójica”, dijo Rodríguez. En ese momento, cuenta el analista, ambos países acordaron una tarjeta de movilidad fronteriza.
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“Venezuela dijo que haría su propia tarjeta para los colombianos. Sin embargo, cuando están en rueda de prensa, sale la autoridad de Venezuela y dice que no van a poner barreras a los migrantes, y Christian Krueger quedó desconcertado; la cara de sorpresa de los funcionarios colombianos y de la canciller María Ángela Holguín era evidente”, agregó Rodríguez. Eso también hay que tenerlo en cuenta en esta reunión, dice el experto: “a los funcionarios venezolanos les cuesta cumplir compromisos, hacen declaraciones grandilocuentes, pero que al final son muy difíciles de materializar”.
El comentario de Rodríguez recuerda la última carta que envió Human Rights Watch (HRW) a Gustavo Petro: “En el pasado, el gobierno de Maduro, que se aferra al poder a través de una maquinaria represiva, no ha hecho ninguna concesión voluntariamente. Por el contrario, ha violado en forma reiterada los derechos de los venezolanos de postularse a cargos públicos y votar en elecciones libres y justas”, dice la misiva.
Y ni hablar de los diálogos en México que quedaron suspendidos luego de la extradición del empresario colombiano Álex Saab, supuesto testaferro de Nicolás Maduro. “Él siempre se ha sentado, por lo menos en las mesas de negociación, para ganar tiempo”, le comentó a este diario Margarita López Maya, doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Central de Venezuela.
¿Se puede confiar en la palabra de Nicolás Maduro?
“Por supuesto que no. La mentira es una política de Estado en Venezuela en todas sus facetas, incluyendo la de las relaciones internacionales. Lo que hay que preguntarse ahora es si hay incentivos para que Maduro pueda cumplir su palabra en esta ocasión”, sostuvo López Maya, quien agregó que al parecer sí hay un interés genuino por tratar de modificar el aislamiento en el que se encuentra Venezuela.
“En esa meta, el gobierno colombiano puede serle de gran ayuda. De ahí que Maduro no puede entrar a pedirle lealtades irrestrictas a Gustavo Petro”, dice la experta. Txomin Las Heras Leizaola, del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la U. del Rosario, dice que “para Maduro es vital esa foto, para demostrar que no está aislado y que forma parte de la comunidad de países de la región”.
El analista opina que la reunión fue forzada desde Caracas, pues Maduro sostuvo desde un comienzo que solo a través de las conversaciones entre ambos mandatarios podrían destrabarse los retos que plantea el restablecimiento de relaciones bilaterales.
Pero Colombia también tiene unos propósitos claros: impulsar la reapertura fronteriza por temas comerciales y sacar adelante la negociación con el ELN. “El asunto reventó cuando el presidente Petro se hizo eco de los pobres resultados comerciales mostrados tras cumplirse un mes de la apertura fronteriza, que reflejan que las trochas para el contrabando siguen muy activas. Petro está buscando que esa reapertura deje de ser simbólica, como lo dijo en su momento el gobernador del Táchira, Freddy Bernal”, agregó el experto.
Nastassja Rojas, profesora de la Universidad Javeriana, dice que si bien Petro tiene que tratar de demostrar que puede cumplir con sus promesas, sobre todo en los departamentos fronterizos, hay un interés mayor: la negociación con el ELN. “Claramente, hay un vínculo muy estrecho entre el régimen de Nicolás Maduro y este grupo armado”, agregó.
Y en este punto viene una advertencia que también han lanzado varias organizaciones: “una cosa es restablecer relaciones bilaterales, y otra cosa es mostrarse complaciente con el régimen. El problema que tiene Petro es que no sé sabe qué tantas cartas tenga para negociar y exigir. Realmente siento que el que puede poner las exigencias en este momento es Nicolás Maduro y el ELN”.
¿A qué hay que ponerle atención?
A los intereses regionales. “Se ha generado muchísima confusión. Una cosa es la OEA y otra cosa es el sistema interamericano de derechos humanos, y dentro de ese sistema, una cosa es la comisión y otra es la Corte. Un paso a mediano plazo es el regreso de Venezuela a la OEA, que es la organización política, donde Petro necesita el voto de ese país. Sin embargo, sobre el sistema interamericano de derechos humanos, yo no creo que este reingreso vaya a ser pronto”, dice Nastassja Rojas.
La analista comenta que es probable que tras la reunión de este martes se hable de ese asunto. “Sin embargo, en la práctica no lo van a hacer porque Maduro tendría que cumplir buena parte de las responsabilidades. Además, también sería una ruta para que los venezolanos y venezolanas puedan reclamar por sus derechos y la violación de derechos humanos. Realmente pienso que esto es un tema mediático que no va a tener avances significativos”, agregó.
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