Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Haití les pidió a Estados Unidos y la ONU el envío de tropas para proteger sus puertos, aeropuerto y otros sitios estratégicos tras el asesinato del presidente Jovenel Moise, dijo el viernes un ministro del gobierno haitiano.
Después del magnicidio el miércoles, “pensamos que los mercenarios [a los que se acusa del crimen] podrían destruir alguna infraestructura para crear caos en el país. Durante una conversación con el secretario de Estado de Estados Unidos y la ONU hicimos esta solicitud”, dijo a la AFP el ministro de elecciones, Mathias Pierre.
La última ocupación
La última vez que fue asesinado un presidente de Haití, en 1915, Estados Unidos ocupó la nación caribeña durante 19 años. Un siglo y múltiples intervenciones después, algunos observadores de Haití dicen que es hora de nuevas ideas.
Le puede interesar: Autoridades colombianas, comprometidas para aclarar muerte de presidente de Haití
Haití, el país más pobre de América, ya estaba sumida en una crisis política, socioeconómica y de seguridad, con zonas de la capital, Puerto Príncipe, controladas por pandillas, cuando el presidente Jovenel Moise fue asesinado por un comando armado en su residencia la madrugada del miércoles.
El magnicidio tiene lugar menos de cuatro años después del final de una misión de las Naciones Unidas que tenía como objetivo estabilizar Haití, y después de que el país recibiera miles de millones de dólares para la reconstrucción tras el devastador terremoto de 2010.
“Se pueden hacer muchas cosas para ayudar, pero debemos ser modestos acerca de la rapidez con la que se pueden implementar y tener mucho cuidado de aprender de los errores del pasado”, sostuvo Brian Concannon, quien trabajó en Haití y es director ejecutivo de Project Blueprint, que promueve los derechos humanos en la política exterior de Estados Unidos.
“La última vez que hubo un llamado a una intervención militar duró 13 años, se gastaron 7.000 millones de dólares, y cuando finalizó, Haití tenía más armas y menos democracia que unos meses antes de que llegaran las fuerzas de paz, y además tenía cólera y explotación sexual por parte de las tropas de la ONU”, señaló.
Estados Unidos, la potencia extranjera dominante en este país ubicado a 1.300 km de Florida, se puso del lado de Moise, quien afirmaba ser todavía presidente cuando, para muchos, había terminado su mandato.
Le puede interesar: Haití, entre la anarquía y el caos social
Después del asesinato, el gobierno del presidente Joe Biden reiteró que Haití debería celebrar como previsto elecciones de septiembre para otorgar legitimidad a un nuevo líder.
Francois Pierre-Louis, exmiembro del gabinete de Jean-Bertrand Aristide, el primer presidente haitiano electo democráticamente pero derrocado dos veces en golpes de Estado, consideró el aparente apoyo de Estados Unidos a Moise un “terrible error”.
Según él, el interés de Estados Unidos en Haití había disminuido notablemente con Donald Trump, quien fue citado refiriéndose a la nación predominantemente negra como un “país de mierda” en debates sobre inmigración, pero Biden debería haber percibido más rápidamente la urgencia de la situación.
“Sé que Biden ya tiene mucho con lo que lidiar, pero al mismo tiempo no hubo una ruptura con la administración Trump”, dijo Pierre-Louis. “Si Biden hubiera intervenido antes, Jovenel Moise no habría sido asesinado”.
¿Quién manda en Haití?
Haití, que antes del magnicidio ya estaba sumida en una profunda crisis política y de inseguridad, asolada por bandas criminales, se encuentra bajo gran tensión y al borde del caos.
Tiendas, bancos, puestos de gasolina y pequeños comercios cerraron sus puertas. Y República Dominicana, país con el que Haití comparte la isla La Española, cerró su frontera.
A las interrogantes sobre los autores intelectuales del magnicidio, se suman las referentes al futuro de Haití, empezando por su gobernanza. Haití ya estaba sumido en una crisis institucional, luego de que las elecciones legislativas de 2018 fueron postergadas, y desde enero de 2020 el país carece de Parlamento.
Una de los últimas decisiones políticas de Moise fue designar el lunes a Ariel Henry como nuevo primer ministro. Pero Henry aún no había asumido el cargo.
Y horas después del asesinato, fue el primer ministro en funciones, Claude Joseph, quien impuso el estado de sitio y reforzó las potestades del Poder Ejecutivo. Se supone que esto último debería durar 15 días. “¿Hay varios primeros ministros nombrados en el país?”, se preguntó Henry y aseguró que Joseph era solo ministro de Relaciones Exteriores.
La oposición también acusó a Joseph de acaparar el poder. Este viernes el Senado nombró a un presidente provisional en desafío al primer ministro interino.