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                                                                                                                                Henrique Capriles, el flaco que desempolvó los guantes

                                                                                                                                A Henrique Capriles pocos le perdonan el no haber peleado con contundencia los resultados de las elecciones de 2013. Ahora que quiere redimirse y volver al “ring” electoral tiene todo en su contra. Si su plan no resulta como espera, podría estar cavando su tumba política y firmando el acta de defunción para Venezuela.

                                                                                                                                Una de las figuras opositoras más importantes, Henrique Capriles, apareció con una propuesta para la crisis de Venezuela y desató el caos entre los críticos de Maduro.
                                                                                                                                Foto: AFP - FEDERICO PARRA
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Los medios de comunicación, algunos en el interior, pero la mayoría a las afueras, lo bautizaron como “el soltero más codiciado de Venezuela”. Era guapo, de buena familia y un católico encomendado a la Virgen y al “tiempo de Dios”. También era el hombre que prometía quitarle la ‘r’ a “la revolución”. Pero lo que lo hizo distinguirse por encima de todos los que lo antecedieron fue su juventud, su vigorosidad. Había roto, después de un buen tiempo, con un patrón en la oposición al chavismo en el que las figuras eran hombres que bordeaban los 60. Capriles, rozando los 40 y lleno de energía y entusiasmo, se enfrentó ese año a un convaleciente, pero no por ello menos poderoso, Hugo Chávez Frías.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Ver más: Las fracturas de la oposición en Venezuela

                                                                                                                                “Los insultos y las descalificaciones de (Chávez) son el recurso del típico boxeador agotado, grandote, peso pesado, que está viendo a ver de dónde saca un golpe, como sea, para tumbar al contrario, más delgado, ágil y energético”, respondía Capriles, conocido por ser un buen deportista. “Es David contra Goliat”, agregó. Y así lo era, solo que Goliat ganó.

                                                                                                                                Chávez se impuso el 7 de octubre de 2012 en las urnas por cerca de millón y medio de votos sobre Capriles, quien, de nuevo confiando en “el tiempo de Dios”, reconoció la derrota. En las filas de la opositora Mesa de la Unidad Democrática que acompañaba a el Flaco había tristeza, desconsuelo. El país se alistaba para enfrentar dos décadas de chavismo. Nadie se imaginaba que en esa pelea iba a haber un segundo asalto.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Fue una campaña relámpago centrada en la imagen de Chávez y, de nuevo, con los guantes de pelea como protagonistas. “Nicolás no le llega ni al tobillo al presidente Chávez. Me medí con Cassius Clay. Si me pones otro boxeador, ya es otro juego”, lanzaba Capriles. Prefería decirle Nicolás y no Maduro para desnudar su inexperiencia. Maduro, entretanto, quiso dejar los guantes de lado y volverlo todo una batalla de rap. “Burguesito, burguesito, te vamos a dar una pelita, una pelita”, cantaba el candidato oficialista. A Capriles lo criticaban por provenir de una familia adinerada.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Ver más: Así eliminó Maduro a la oposición venezolana

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Lamenté haberle dicho a mi madre: ‘tranquila, él sabe qué hacer’. Y de allí en adelante lamenté haber tratado de tranquilizar a alguien, alguna vez en mi vida, diciéndole que Henrique Capriles sabía qué hacer. Que era un estadista. Que él sabría responder. Que él triunfaría. Que él se impondría”, escribió el periodista venezolano Orlando Avendaño en Infobae hace unos años.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Pero antes de medirse con Maduro, Capriles se puso a pelear con las otras dos orillas, fracturando más la ya dividida oposición. Nunca, en los últimos ocho años, Henrique Capriles, o la oposición, ha dejado de ver el cambio en Venezuela como una pelea de boxeo. Todos reparten golpes sin parar, y todos estos acaban por herir a la misma oposición.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Ver más: El calvario de ser opositor en Venezuela

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Los comentarios incendiarios solo han alimentado la división, y así, sin unidad, es difícil que la oposición pueda atestar un golpe.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Capriles se respalda en los indultos que dio el gobierno de Maduro a más de un centenar de presos políticos, y que él negoció por debajo de cuerda, para justificar que hay oportunidad de pactar un proceso justo. Estos indultos fueron bien recibidos, por Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores Europeos; por Michelle Bachelet, alta comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, y por el canciller argentino, Felipe Solá. Pero no son suficientes. El CNE todavía no ofrece garantías para unas elecciones libres y transparentes. No hay confianza en el órgano electoral porque sigue siendo el dueño de las direcciones de los partidos. Y, sin embargo, hay quienes coinciden en que la participación de la ciudadanía es la clave, como dice Capriles.

                                                                                                                                Ver más: Capriles estaría negociando aplazar elecciones del 6 de diciembre

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Ojalá veamos otros presos políticos en libertad, pero también que se observe el rescate de una unidad con diversidad y estrategia, porque más allá de las diferencias, el objetivo debe ser impulsar la transición democrática, con la participación del ciudadano”, agrega Batiz.

                                                                                                                                Una de las figuras opositoras más importantes, Henrique Capriles, apareció con una propuesta para la crisis de Venezuela y desató el caos entre los críticos de Maduro.
                                                                                                                                Foto: AFP - FEDERICO PARRA
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Los medios de comunicación, algunos en el interior, pero la mayoría a las afueras, lo bautizaron como “el soltero más codiciado de Venezuela”. Era guapo, de buena familia y un católico encomendado a la Virgen y al “tiempo de Dios”. También era el hombre que prometía quitarle la ‘r’ a “la revolución”. Pero lo que lo hizo distinguirse por encima de todos los que lo antecedieron fue su juventud, su vigorosidad. Había roto, después de un buen tiempo, con un patrón en la oposición al chavismo en el que las figuras eran hombres que bordeaban los 60. Capriles, rozando los 40 y lleno de energía y entusiasmo, se enfrentó ese año a un convaleciente, pero no por ello menos poderoso, Hugo Chávez Frías.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Ver más: Las fracturas de la oposición en Venezuela

                                                                                                                                “Los insultos y las descalificaciones de (Chávez) son el recurso del típico boxeador agotado, grandote, peso pesado, que está viendo a ver de dónde saca un golpe, como sea, para tumbar al contrario, más delgado, ágil y energético”, respondía Capriles, conocido por ser un buen deportista. “Es David contra Goliat”, agregó. Y así lo era, solo que Goliat ganó.

                                                                                                                                Chávez se impuso el 7 de octubre de 2012 en las urnas por cerca de millón y medio de votos sobre Capriles, quien, de nuevo confiando en “el tiempo de Dios”, reconoció la derrota. En las filas de la opositora Mesa de la Unidad Democrática que acompañaba a el Flaco había tristeza, desconsuelo. El país se alistaba para enfrentar dos décadas de chavismo. Nadie se imaginaba que en esa pelea iba a haber un segundo asalto.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Fue una campaña relámpago centrada en la imagen de Chávez y, de nuevo, con los guantes de pelea como protagonistas. “Nicolás no le llega ni al tobillo al presidente Chávez. Me medí con Cassius Clay. Si me pones otro boxeador, ya es otro juego”, lanzaba Capriles. Prefería decirle Nicolás y no Maduro para desnudar su inexperiencia. Maduro, entretanto, quiso dejar los guantes de lado y volverlo todo una batalla de rap. “Burguesito, burguesito, te vamos a dar una pelita, una pelita”, cantaba el candidato oficialista. A Capriles lo criticaban por provenir de una familia adinerada.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Ver más: Así eliminó Maduro a la oposición venezolana

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Pero antes de medirse con Maduro, Capriles se puso a pelear con las otras dos orillas, fracturando más la ya dividida oposición. Nunca, en los últimos ocho años, Henrique Capriles, o la oposición, ha dejado de ver el cambio en Venezuela como una pelea de boxeo. Todos reparten golpes sin parar, y todos estos acaban por herir a la misma oposición.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Ver más: El calvario de ser opositor en Venezuela

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Coincido con Capriles con que el gobierno interino no era para gobernar, era para generar una fractura en el marco de una estrategia que diseñaron e impusieron ellos (la oposición). Ya fracasó, lo que hay que hacer es volver a la política, y esto es poner al pueblo en el centro. Claro, este es un hecho electoral cuestionado, que al día de hoy están haciendo cambios de residencia sin que la gente se entere, por lo que hay desconfianza”, señala Sergio Sánchez, de la Dirección Nacional del Movimiento Por la Democracia (MPD).

                                                                                                                                Los comentarios incendiarios solo han alimentado la división, y así, sin unidad, es difícil que la oposición pueda atestar un golpe.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Lamentablemente todas (las visiones) coinciden en el deseo de imponer sus razones a los otros sin que puedan convivir diversidades, lo que le hace el juego al madurismo. Además, más grave aún, a ninguna se le ve una estrategia clara para lograr el objetivo de impulsar la transición. Por ejemplo, no dicen cómo van a articular a la gente en un escenario de represión, coronavirus y falta de credibilidad en los líderes opositores”, dice César Batiz, director de El Pitazo.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Capriles se respalda en los indultos que dio el gobierno de Maduro a más de un centenar de presos políticos, y que él negoció por debajo de cuerda, para justificar que hay oportunidad de pactar un proceso justo. Estos indultos fueron bien recibidos, por Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores Europeos; por Michelle Bachelet, alta comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, y por el canciller argentino, Felipe Solá. Pero no son suficientes. El CNE todavía no ofrece garantías para unas elecciones libres y transparentes. No hay confianza en el órgano electoral porque sigue siendo el dueño de las direcciones de los partidos. Y, sin embargo, hay quienes coinciden en que la participación de la ciudadanía es la clave, como dice Capriles.

                                                                                                                                Ver más: Capriles estaría negociando aplazar elecciones del 6 de diciembre

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Ojalá veamos otros presos políticos en libertad, pero también que se observe el rescate de una unidad con diversidad y estrategia, porque más allá de las diferencias, el objetivo debe ser impulsar la transición democrática, con la participación del ciudadano”, agrega Batiz.

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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