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Hermanos de tinta y vecinos de crítica

A Rafael Correa lo comparan con un rey déspota y a Hugo Chávez con el diablo. Bonil, de Ecuador, y Rayma, de Venezuela, hablan de su trabajo como dibujantes satíricos.

Diego Alarcón Rozo
16 de febrero de 2010 - 09:50 p. m.
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“No lo sé, pero alguien, alguna persona, quizá perdida en la historia, inventó una forma de gobernar que en esta región tiene buena demanda. Al parecer nuestros presidentes compraron la franquicia: son autoritarios y mediáticos, tienen un enemigo contra el que dicen que luchan y si no piensas igual que ellos, entonces no dudan en descalificarte...”. Antes de que Bonil, caricaturista, crítico de Rafael Correa en Ecuador, diera la última puntada a su idea, Rayma, caricaturista también, venezolana, lo interrumpe con mordacidad: “Por lo menos el tuyo no canta y eso ya es ganancia”.

Mientras caminan por entre los dibujos y las pinturas de la exposición de la caricatura histórica colombiana en la Biblioteca Luis Ángel Arango, los dos dibujantes conversan, hacen bromas y reflexionan acerca de su trabajo. Comparan su oficio con el de los fabricantes de juguetes. Con su lápiz entregan las fichas, pero es el lector el que se encarga de armar, de darles sentido a los trazos y de jugar con ellos. De reír si está de acuerdo, de maldecir en caso contrario. “Yo no sabía que antes de que Chávez existiera ya los dibujantes sabían cómo iba a ser”, comenta Rayma mientras mira un cuadro antiguo en el que aparece pintada una suerte de diablo rojo en medio de un ambiente desgraciado.

Bonil confiesa que hace algún tiempo creyó en Correa, “creí hasta que me di cuenta de que comenzaba a volverse prepotente y que su intención era la de captar todo el poder de las instituciones. Correa se volvió un gran pedo que se expandía por todos lados. Hoy lo tenemos que oler”. Ahora al presidente lo pinta con capa, cetro y corona, como un rey ostentoso. Sus dibujos, en más de una oportunidad, han regresado a él convertidos en insultos. En su correo electrónico ha recibido mensajes con muy malos términos, algunos advirtiéndole que alguien podría cortar su mano.

En sus países, los programas de televisión en los que el protagonista es el presidente se han vuelto una especie de tribuna de intromisión en el periodismo. Cada uno de los dibujantes habla de su experiencia. Chávez aparece para criticar las noticias que salen publicadas “y da un poco de miedo que puedan sancionar a tu medio ya sea con una multa u otro tipo de represalias que el poder militarista puede imponer”. Algo similar ocurre con Correa: “Un día en la televisión lo ves con los periódicos en la mano, burlándose de los titulares y de las notas”.

“Nuestro trabajo —comenta Rayma— es una cosa de valientes y la valentía es algo que no enseñan en ninguna universidad”. Ambos participan en el Foro Internacional de Caricaturistas que se extenderá hasta el viernes en Bogotá, ambos están dotados de un humor tan fino como cáustico y los dos se dedican, dicen, a encontrar “las patas cojas del poder”.

Por Diego Alarcón Rozo

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