Hunter Biden, una herida personal y política para su padre y presidente de EE. UU.
Hunter Biden, quien se volvió a casar y pagó la deuda tributaria que tenía con el Estado, la misma que lo llevó a hacerle frente a los cargos de hoy, poco aparece en la Casa Blanca. De todos modos, de cara a las elecciones del otro año, en las que su padre se podría volver a enfrentar a Donald Trump, su figura no pasará desapercibida. De hecho, los republicanos lo han tomado como blanco de acusaciones en repetidas ocasiones, y esta, dado el acuerdo que alcanzó con la Fiscalía, no es la excepción.
Hunter Biden, hijo del presidente estadounidense, ha sido constantemente blanco de los políticos de derecha, y con la reciente noticia sobre el acuerdo que alcanzó con la Fiscalía, declarándose culpable de dos cargos por evasión de impuestos federales y por porte ilegal de un arma, los ánimos se reavivaron. Por un lado, los aliados del mandatario consideran que esto es una muestra de franqueza, al permitir que un fiscal designado por Trump decidiera cómo manejar la conducta de su hijo, mientras que el magnate y sus partidarios lo caracterizan como una prueba de justicia selectiva.
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“El DOJ (Departamento de Justicia) corrupto de Biden acaba de aclarar cientos de años de responsabilidad penal al darle a Hunter Biden una mera ‘multa de tráfico’”, escribió en su plataforma de redes sociales el magnate republicano, quien aspira a la presidencia en 2024 y es objeto de varias investigaciones, entre ellas una vinculada a los papeles de Mar-a-Lago, juicio que empezaría el 14 de agosto. Mientras, algunos representantes conservadores, entre ellos James R. Comer, de Kentucky, y Elise Stefanik, de Nueva York, hicieron eco de la frase “Golpe en la muñeca”. En paralelo, David Brock, demócrata y consultor político, advirtió: “Hunter no será acusado de ninguno de los temas infundados y extravagantes con los que los republicanos y los medios de comunicación de derecha lo han difamado durante años”.
El pacto alcanzado con los fiscales no es el fin del asunto. De hecho, los republicanos de la Cámara de Representantes realizan sus propias investigaciones alrededor del hijo del presidente. Tras el anuncio de hoy, Kevin McCarthy, presidente del hemiciclo, comentó que el Departamento de Justicia debería entregar los registros al Comité de Supervisión de la Cámara. Además, se refirió al pacto alcanzado con la Fiscalía como un “acuerdo cariñoso” y sugirió que a Hunter Biden se le debió haber dado una condena en prisión por los crímenes cometidos.
El segundo hijo del actual ocupante de la Casa Blanca ha estado sujeto a investigaciones desde hace cinco años. Tras el acuerdo, conocido recientemente, el también abogado de 53 años deberá comparecer ante un juzgado de Delaware en los próximos días para ser fichado y sujeto a la imputación formal y para expresar su alegato de culpabilidad con respecto a los dos delitos fiscales, por los que el fiscal planea pedir una pena de libertad condicional de dos años, según varios medios estadounidenses. Él no será imputado por el tercer delito, a cambio de que se mantenga alejado de las drogas durante dos años y de que renuncie a tener un arma de fuego en el futuro.
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Los republicanos han convencido a muchos estadounidenses de que el hijo del presidente ha estado planeando algo turbio. Una encuesta de Harris, realizada el mes pasado para el Centro de Estudios Políticos Estadounidenses de Harvard, encontró que el 63 % de los estadounidenses creen que Hunter Biden estuvo involucrado en “tráfico de influencias” y el 53 % dijo que su padre estuvo vinculado de alguna manera mientras era vicepresidente de Barack Obama. Incluso, los aliados demócratas del ahora presidente han dicho en privado que ha habido preguntas legítimas sobre los tratos comerciales de Hunter Biden en Ucrania y China, aunque han enfatizado en que no hay evidencia concreta de que su padre haya abusado de su poder.
Ante los cuestionamientos que se le han hecho a su hijo a lo largo de los años, el mandatario lo ha defendido públicamente. De hecho, en un debate en 2020, cuando Trump lo atacó, Biden comentó: “Mi hijo, como mucha gente, como mucha gente que conocemos en casa, tenía un problema con las drogas. Lo ha superado, lo ha arreglado, ha trabajado en ello, y estoy orgulloso. Estoy orgulloso de mi hijo”. Ante el reciente acuerdo con la Fiscalía, su reacción no fue distinta. Aunque en un principio el pronunciamiento se dio a conocer a través de un portavoz, quien dijo que “el presidente y la primera dama aman a su hijo y lo apoyan mientras sigue intentando reconstruir su vida”, posteriormente, ante las constantes preguntas de los periodistas en un evento en San Francisco, insistió: “Estoy muy orgulloso de mi hijo”.
Hunter Biden, quien se volvió a casar y pagó la deuda tributaria que tenía con el Estado, la misma que lo llevó a enfrentarse a los cargos de hoy, poco aparece en la Casa Blanca. De todos modos, de cara a las elecciones del otro año, en las que su padre se podría volver a enfrentar a Donald Trump, su figura no pasará desapercibida. Ahora bien, vale la pena recordar que las tensiones familiares han sido constantes en administraciones pasadas, por ejemplo, en los tratos financieros de Donald Nixon con Howard Hughes, en el trabajo de Billy Carter como agente de Libia, en el servicio de Neil Bush en la junta directiva de una empresa de ahorro y préstamo fallida, en las condenas por drogas de Roger Clinton, y en los diversos problemas de autorización financiera y de seguridad que involucran a los hijos y al yerno de Donald Trump.
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Hunter Biden, hijo del presidente estadounidense, ha sido constantemente blanco de los políticos de derecha, y con la reciente noticia sobre el acuerdo que alcanzó con la Fiscalía, declarándose culpable de dos cargos por evasión de impuestos federales y por porte ilegal de un arma, los ánimos se reavivaron. Por un lado, los aliados del mandatario consideran que esto es una muestra de franqueza, al permitir que un fiscal designado por Trump decidiera cómo manejar la conducta de su hijo, mientras que el magnate y sus partidarios lo caracterizan como una prueba de justicia selectiva.
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El pacto alcanzado con los fiscales no es el fin del asunto. De hecho, los republicanos de la Cámara de Representantes realizan sus propias investigaciones alrededor del hijo del presidente. Tras el anuncio de hoy, Kevin McCarthy, presidente del hemiciclo, comentó que el Departamento de Justicia debería entregar los registros al Comité de Supervisión de la Cámara. Además, se refirió al pacto alcanzado con la Fiscalía como un “acuerdo cariñoso” y sugirió que a Hunter Biden se le debió haber dado una condena en prisión por los crímenes cometidos.
El segundo hijo del actual ocupante de la Casa Blanca ha estado sujeto a investigaciones desde hace cinco años. Tras el acuerdo, conocido recientemente, el también abogado de 53 años deberá comparecer ante un juzgado de Delaware en los próximos días para ser fichado y sujeto a la imputación formal y para expresar su alegato de culpabilidad con respecto a los dos delitos fiscales, por los que el fiscal planea pedir una pena de libertad condicional de dos años, según varios medios estadounidenses. Él no será imputado por el tercer delito, a cambio de que se mantenga alejado de las drogas durante dos años y de que renuncie a tener un arma de fuego en el futuro.
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Ante los cuestionamientos que se le han hecho a su hijo a lo largo de los años, el mandatario lo ha defendido públicamente. De hecho, en un debate en 2020, cuando Trump lo atacó, Biden comentó: “Mi hijo, como mucha gente, como mucha gente que conocemos en casa, tenía un problema con las drogas. Lo ha superado, lo ha arreglado, ha trabajado en ello, y estoy orgulloso. Estoy orgulloso de mi hijo”. Ante el reciente acuerdo con la Fiscalía, su reacción no fue distinta. Aunque en un principio el pronunciamiento se dio a conocer a través de un portavoz, quien dijo que “el presidente y la primera dama aman a su hijo y lo apoyan mientras sigue intentando reconstruir su vida”, posteriormente, ante las constantes preguntas de los periodistas en un evento en San Francisco, insistió: “Estoy muy orgulloso de mi hijo”.
Hunter Biden, quien se volvió a casar y pagó la deuda tributaria que tenía con el Estado, la misma que lo llevó a enfrentarse a los cargos de hoy, poco aparece en la Casa Blanca. De todos modos, de cara a las elecciones del otro año, en las que su padre se podría volver a enfrentar a Donald Trump, su figura no pasará desapercibida. Ahora bien, vale la pena recordar que las tensiones familiares han sido constantes en administraciones pasadas, por ejemplo, en los tratos financieros de Donald Nixon con Howard Hughes, en el trabajo de Billy Carter como agente de Libia, en el servicio de Neil Bush en la junta directiva de una empresa de ahorro y préstamo fallida, en las condenas por drogas de Roger Clinton, y en los diversos problemas de autorización financiera y de seguridad que involucran a los hijos y al yerno de Donald Trump.
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