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Miles de turistas que caminaban ayer por la Quinta Avenida de Nueva York buscaban capturar con sus teléfonos un momento que sin duda ya es histórico. Frente a la Torre Trump, la emblemática calle, hogar de lujosas tiendas y cafés, se transformó en un pequeño campo de batalla a la espera de la llegada de Donald Trump, quien se convertirá este martes en el primer expresidente estadounidense en enfrentar a la justicia.
Desde temprano, la Policía de Nueva York preparó la entrada de la Torre para la llegada del exmandatario, quien era esperado con ansias por un puñado de manifestantes republicanos y demócratas. Ubicados en costados opuestos de la avenida, ambos bandos buscaban hacerle saber al presidente sus opiniones respecto al caso que hoy lo tiene contra las cuerdas.
Trump llegó a Nueva York desde Florida para comparecer frente a la justicia por un caso que lo persigue desde que era candidato, en 2016: el fraude alrededor de los pagos por el silencio de la estrella pornográfica Stormy Daniels. En su momento, la actriz, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, señaló al entonces candidato a la presidencia de haberle pagado US$130.000 a cambio de su silencio por un supuesto encuentro sexual en 2006. Una acusación que Trump ha negado desde entonces.
A pesar de ser uno de los neoyorquinos más famosos, título que comparte con figuras como Robert de Niro y Jennifer López, hay poco amor para el expresidente en la ciudad que lo vio nacer. En 2020, el republicano perdió con holgura en cuatro de los cinco condados de la ciudad, obteniendo la victoria solo en la isla Staten. Si hay un lugar en donde Trump se siente como un extranjero es precisamente en Nueva York.
“Tratan de destruirlo y a cualquiera que esté cerca de él. Estamos aquí tomando un riesgo, viniendo a esta cloaca liberal para mostrarle que le cubrimos la espalda. Si me lo pregunta, yo recibiría una bala por el presidente Trump”, afirmó Robert X. Young, actor retirado y seguidor republicano. “No somos muchos republicanos en Nueva York, pero somos más de lo que parece”, asegura.
“Es claramente una campaña de desprestigio ideada por Joe Biden, los demócratas, George Soros y todo el entramado liberal”, dice, por su parte, John McGuigan, bartender de 58 años, quien hace parte del colectivo LGBTI a favor del mandatario republicano. “Ser homosexual no significa ser demócrata. Yo amo mi país, amo ser homosexual y amo a Donald Trump”, afirma mientras sostiene una bandera arcoíris con el apellido del exmandatario.
Frente a la protesta republicana, al otro lado de la calle, un pequeño grupo de antipatizantes de Trump buscaban llamar la atención de los cientos de curiosos peatones que trataban de caminar por el ya estrecho andén. Uno de ellos fue el exsacerdote Roberto Hoatson, quien desde Nueva Jersey se plantó frente a las barricadas con un afiche en el que comparaba el caso del expresidente con el del reconocido criminal Al Capone, quien fue procesado por evasión fiscal pese a su largo historial delictivo. “De todas las cosas que se le podían acusar al expresidente Trump como corrupción, evasión de impuestos e incitación a la violencia, es bastante irónico que sea este soborno a una actriz pornográfica el que lo tenga en problemas”, asegura.
Al poco tiempo, y por cuestiones del azar, al exsacerdote se le sumó el “diablo”. A pesar del frío, una mujer, quien se presentó como Marni Halasa, candidata al Consejo de la ciudad, llegó disfrazada con un tridente y un cartel en el que se podía leer “Es tiempo de que vayas para ya sabes dónde”, dirigido al expresidente republicano. “Nueva York no quiere a Donald Trump. Nunca lo ha querido y esperamos que si regresa, sea para que vaya tras las rejas”, aseguró. “Es un circo todo esto”, asegura Robert Clark, profesor de 48 años, quien caminaba por la Quinta en medio del tumulto. “Es lamentable que los Estados Unidos hayan llegado hasta este punto, cuando hay cosas más importantes de las que preocuparse como la economía o el desempleo”. El martes, como parte de su comparecencia, Trump se someterá al procedimiento estándar de toma de huellas dactilares y la famosa mugshot, lo que probablemente dará lugar a una de las fotos policiales más famosas de la era moderna, antes de escuchar del juez Juan Merchán, de origen colombiano, los cargos que le imputa la Fiscalía, todavía reservados.En enero de 2021 el entonces presidente Trump difundió sin sustento teorías de fraude electoral, lo que motivó a sus seguidores a tomarse el Capitolio en Washington como represalia al supuesto robo de las elecciones. En esta ocasión, ha pedido que la gente salga a recuperar la nación mientras él enfrenta una “cacería de brujas”. A tres cuadras del Central Park, y a pesar de dormir en el edificio en el que ha vivido gran parte de su vida, Trump se encuentra en un territorio hostil y la ciudad ha sido muy clara al recibirlo.
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