Incendio en México: cuando no importan los migrantes, sino mantenerlos lejos
En México, 39 personas murieron en un incendio dentro de un centro de detención para migrantes. Mientras el presidente de ese país responsabilizaba a las víctimas por su propia muerte, expertos explicaron a este diario los problemas que tienen la mayoría de las medidas adoptadas por la región en esta materia.
María Alejandra Medina
En junio de 2022 se llevó a cabo la Cumbre de las Américas, de la que como resultado salió la Declaración de Los Ángeles, en la que con una perspectiva de “corresponsabilidad” una veintena de países de la región se comprometieron, entre otras cosas, a dar más alternativas para la migración “regular”. Más de dos semanas después, 53 personas murieron víctimas del tráfico de migrantes en un camión que fue hallado en San Antonio (Texas), en Estados Unidos.
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En junio de 2022 se llevó a cabo la Cumbre de las Américas, de la que como resultado salió la Declaración de Los Ángeles, en la que con una perspectiva de “corresponsabilidad” una veintena de países de la región se comprometieron, entre otras cosas, a dar más alternativas para la migración “regular”. Más de dos semanas después, 53 personas murieron víctimas del tráfico de migrantes en un camión que fue hallado en San Antonio (Texas), en Estados Unidos.
Meses después, el 14 de febrero pasado, delegados de Colombia, Estados Unidos y Panamá se reunieron para “promover una gestión fronteriza eficaz y articulada, buscando mayor seguridad humana de los migrantes que atraviesan el Tapón del Darién”, como dijo en ese momento la Cancillería colombiana. Horas después, se conoció del accidente en Panamá en el que murieron 39 migrantes luego de que el bus en el que viajaban cayera a un barranco.
El patrón se mantiene: horas después de que en la Cumbre Iberoamericana líderes de la región acordaran, entre otras cosas, hacer una nueva conferencia regional sobre el tema, un centro de detención de migrantes, en Ciudad Juárez (México), cerca de la frontera con Estados Unidos, se incendió cerca de la medianoche (entre lunes y martes). Murieron 39 personas, la mayoría de origen guatemalteco, y 29 quedaron heridas. Entre las víctimas fatales, hay un ciudadano colombiano.
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“Esto tuvo que ver con una protesta que ellos iniciaron, a partir, suponemos, de que se enteraron de que iban a ser deportados”, dijo el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en su conferencia diaria. “Como protesta, en la puerta del albergue pusieron colchonetas y les prendieron fuego, y no imaginaron que esto iba a causar esta terrible desgracia”, agregó el mandatario.
Para Ligia Bolívar, investigadora asociada del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, es por lo menos “lamentable” que el presidente “pretenda deslastrarse de su propia responsabilidad. Estas personas no estaban en la calle, ni en una casa particular o en un hotel privado. Estaban en una instalación del Estado, que es responsable”. Así lo dijo justo cuando empezaban a circular los videos, aparentemente, del momento del incendio.
En las imágenes se observa a los agentes retirándose casi con tranquilidad del lugar, que empieza a ser consumido por las llamas, mientras se ve que otras personas están adentro, moviéndose de un lado a otro, tras unas rejas. “Es criminal. Así dejaron encerrados a los migrantes en la Estación de Ciudad Juárez, Chihuahua”, expresó el periodista mexicano Joaquín López Dóriga en sus redes sociales.
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“En su conferencia matutina, AMLO intentó criminalizar, sin evidencia, y culpar de su propia muerte a los migrantes antes de reconocer la responsabilidad del Estado mexicano, porque esas personas estaban en detención oficial”, dijo Andrés Besserer Rayas, doctorando en ciencia política de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. “Esto es opuesto a lo prometía el AMLO de campaña”, agregó este investigador mexicano.
Se refiere a que, durante la campaña, López Obrador “prometió una política centrada en derechos, que seguiría los estándares internacionales, pero ya en el poder no concedió las visas humanitarias del programa que había prometido y adoptó una política más de control y del uso del Estado de forma coercitiva”, señala sin olvidar que no es una postura de política pública aislada, sino en “colaboración” con Estados Unidos.
Explica, además, que no es el único caso, sino que desde el estudio actual de la migración ya se considera un paradigma el hecho de que el “norte global” busque externalizar sus fronteras o controles migratorios. “Estados Unidos, Canadá o la Unión Europea prefieren que otros países u organizaciones no gubernamentales, y en el peor de los casos criminales, controlen la migración y que esta no llegue a sus fronteras”, dice.
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En eso, los países de tránsito, como México, son importantes porque “negocian con los países de destino hasta qué grado van a colaborar con ellos en esos esfuerzos del control migratorio internacional”. Y añade: “México pasó muy rápidamente de ser un país de mucha emigración a ser un país mixto, tanto de destino como de tránsito. En el siglo XXI, el gobierno mexicano aceptó una estrategia de colaboración con Estados Unidos que no privilegia los derechos de los migrantes”.
Justo en los últimos días y semanas, Estados Unidos ha anunciado acuerdos con México y con Canadá con objetivos similares: incentivar, según ellos, la migración “regular”, pero responder expulsando a las personas que no migren de acuerdo con lo establecido.
Al respecto, el investigador mexicano explica que las determinaciones de los Estados son “solo una parte pequeña de los incentivos de los llamados factores de empuje y de atracción, es una parte pequeña de la toma decisiones que llevan a la migración, que no es una llave de agua que se pueda abrir y cerrar. Hay factores complejos, de larga duración, que no se pueden detener de la noche a la mañana”. Pone el Estatuto de Protección Temporal de Colombia como un ejemplo positivo de hacia dónde deben apuntar las políticas de acogida.
Responder de manera represiva a las necesidades de los migrantes seguirá trayendo cada vez mayores desgracias, advirtieron ambos expertos. Según informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), citado por la AFP, 2desde 2014, unos 7.661 migrantes fallecieron o desaparecieron en el trayecto hacia Estados Unidos desde 2014 y 988 perecieron en accidentes o por viajar en condiciones infrahumanas”.
Al ser consultada sobre los resultados de encuentros de alto nivel, como el de Los Ángeles del año pasado, Ligia Bolívar parece coincidir con Besserer, pues señala que cuando en esos espacios “se habla de migración regular parece que son adjetivos que aplican para los estados: la seguridad o la regularidad es para los Estados, no para las personas en movilidad, así que la migración no ha sido un punto central, sino el control migratorio. De eso se tratan todos esos encuentros”.
Al recordar lo ocurrido en Panamá, Bolívar no dejó de señalar que se trató de un bus que transportaba migrantes hacia un albergue cerca de la frontera con Costa Rica. “Eso indica que cada gobierno está apresurado por deshacerse de la situación y pasársela al siguiente”.
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