Javier Milei y su estrategia para gobernar “sin mermelada”
El gabinete del nuevo presidente argentino, que será investido este domingo, sorprendió. Se habla de traición a sus promesas de campaña. ¿Qué hay detrás de ello?
Camilo Gómez Forero
La casta no se acaba, sino que cambia de puestos. Al menos eso piensan muchos en Argentina hoy. Javier Milei, quien será investido como presidente de Argentina este domingo, parece haberles dado la espalda a sus más fieles seguidores, a quienes conquistó con un discurso en el que prometía que la vieja clase dirigente del país -la casta- iba a desaparecer.
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La casta no se acaba, sino que cambia de puestos. Al menos eso piensan muchos en Argentina hoy. Javier Milei, quien será investido como presidente de Argentina este domingo, parece haberles dado la espalda a sus más fieles seguidores, a quienes conquistó con un discurso en el que prometía que la vieja clase dirigente del país -la casta- iba a desaparecer.
El gran batacazo ocurrió tan solo 10 días después de la victoria en las elecciones: Milei, que volvía de un viaje a Estados Unidos, nombró a Luis Caputo como su nuevo ministro de Economía. Caputo no solo viene del gobierno de Mauricio Macri, sino que continúa siendo uno de sus “hombres de confianza”.
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Atrás quedaron los viejos insultos que repartía Milei contra Caputo, quien ha sido criticado por sellar el escandaloso acuerdo de endeudamiento a 100 años con bancos internacionales y el préstamo con el Fondo Monetario Internacional por US$44.000 millones. Con esto, Milei dejó de lado a Emilio Ocampo, pieza central de la propuesta libertaria del presidente, quien se pensaba iba a dirigir la cartera.
El presidente también convocó a Patricia Bullrich, la excandidata presidencial de Juntos por el Cambio, el partido de Macri. Será la próxima ministra de Seguridad, una cartera que ya había ocupado y en la que encajó varios escándalos también. Por todo esto, los titulares no paran de hablar de “traición” a los votantes. Como explicó Carlos Fara, analista político y expresidente de la Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos (ALaCoP) a CNN, la casta para Milei era “el establishment político y, sobre todo, las dos grandes coaliciones políticas: Unión por la Patria y Juntos por el Cambio”. Bajo esta definición, la respuesta es clara.
“Sí, les dio la espalda a sus seguidores con esto. También dejó a muchos afuera de los suyos”, dice Sandra Choroszczucha, politóloga y docente de la Universidad de Buenos Aires.
Patricio Talavera, politólogo, historiador y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), agrega que esta idea de acabar con la casta fue meramente algo electoral, un eslogan de campaña.
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“La traición a esta idea era inevitable. La casta, en Argentina, en Colombia, en Brasil, en donde sea, implica la noción de gobernabilidad. No hay una noción de un hombre nuevo, que nace a partir de la nada, sin pasado, que le acompañen de personas de iguales características. El Estado se gobierna con técnicos de conocimiento especializado, con personas representativas de una coalición social que se facilitan la gobernanza. Si designaran a personas sin experiencia, en tres meses entraríamos en parálisis”, explica el experto.
Algo así piensa también Sandra Choroszczucha, politóloga y profesora de la Universidad de Buenos Aires. Para ella, “Milei, por ser un candidato outsider, con un partido nuevo, inexperto y sin estructura a nivel federal, necesitaba acuerdos y apoyos de otras fuerzas para poder lograr gestión y gobernabilidad, por tal motivo se vuelve un imperativo de Milei poder incorporar a su gabinete a dirigentes políticos tanto del ala dura macrista, que le ofrecieron casi co-gobernar con él, como sectores del peronismo que pueden aportar logrando apoyos entre los legisladores y gobernadores peronistas”.
“Milei cuenta apenas con 38 de los 257 diputados nacionales, con 7 senadores de los 72 senadores nacionales, con ningún gobernador en las 24 provincias argentinas y con ningún intendente, por eso necesita buscar los apoyos necesarios para lograr implementar un plan de ajuste y reformas estructurales que será durísimo para una población muy empobrecida y en un contexto que seguirá siendo de altísima inflación por varios meses más, según lo anunció el mismo Milei”, recuerda la experta.
No es la primera vez que un outsider como Milei promete esto, y luego lo incumple. Prometer luchar contra el establecimiento, y luego acudir a él para gobernar. En Brasil, Jair Bolsonaro también hizo lo mismo: señaló que no trabajaría con los de siempre, y no tardó en acudir al centrão (gran centro) cuando llegó al poder. Resulta, entonces, una estrategia electoral muy interesante de estudiar.
“Es un proceso que se ha visto en los presidentes outsiders en América Latina. A Bolsonaro le tomó todo un año en la presidencia hacer ese cambio; Milei lo hizo en los 15 días posteriores a su elección. Básicamente, se trata de acortar su programa a las existencias políticas y lo que dispone. En vista, además, de que La Libertad Avanza no tenía figuras técnicas”, explica Talavera.
Ante la falta de figuras, por eso Milei acudió a personajes como Caputo o Bullrich. Ahora, con estos nombramientos, se empezó a hablar mucho, por ejemplo, de la gran influencia del expresidente Macri en el gabinete de Milei. Talavera pide reconsiderar primero algo: las expectativas de Macri en el gabinete no son las mismas que las designaciones. Si fuera por Macri, explica, el ministro de Economía sería Fernando Sturzenegger, quien presidió el Banco Central en su gobierno. O la justicia habría llegado Germán Garavano, otro de sus alfiles, pero se nombró a Mariano Cúneo Libarona.
Mariano Nardowski, doctor en educación, coincide en esto y dice que “no es el macrismo el que aparece en el gabinete, sino exfuncionarios macristas como Bullrich”. “Todos van a título personal y sin consultarlo con Macri, quien incluso ha tenido conflictos con ellos. Me parece que Milei está negociando mucho más con el peronismo y con Juntos por el Cambio que con Macri”. Sí, Macri tiene influencia, pero los nombres del gabinete hoy llegan por otras condiciones: porque comparten identificación y representación con el proyecto de Macri, dicen los expertos.
También se está viendo, ante esa misma falta de figuras técnicas o de recorrido en el movimiento de Milei, el ofrecimiento de continuidad en puestos que hoy por hoy ocupa el peronismo, como en los sectores de aduanas y minería, por ejemplo. Todo esto a través de acuerdos secretos que tienen a Guillermo Francos, designado ministro del Interior y conocido de vieja data en el peronismo, como puente con la izquierda.
“Se apela a personas tradicionales, ministros provinciales y fuerzas políticas vinculadas al peronismo, para que integren el gobierno. Así, estamos viendo la transformación de un candidato libertario, radicalizado y muy ideológico, a un presidente pragmático”, explica Talavera.
Estos nombramientos, entonces, se traducen no tanto en un “arrodillamiento a Macri”, como lo tildan algunos, sino más en la nueva estrategia con la que los candidatos de derecha buscan gobernar una vez llegan al poder. Cambiar puestos para gobernar, ¿no es esto lo que en Colombia se conoce como mermelada? Es más complicado que eso. Porque Milei, dicen los expertos, no está trabajando con los partidos, sino individualmente.
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“Lo que quiere evitar Milei es un gobierno de coalición, y lo que quiere es una coalición de apoyos parlamentarios (como lo tuvo Bolsonaro) sin que eso implique un compromiso con puestos en el Ejecutivo. O como en Colombia lo llaman, la ‘mermelada’. Y que de alguna manera implique un engrosamiento de las estructuras estatales, que Milei busca reducir. Esto facilita de alguna manera la posibilidad de negociaciones ley por ley”, explica Talavera.
Según la definición de Fara, sí, hay una traición a la promesa de campaña. Era, es y será inevitable incumplir con esto. En la práctica Milei sí cumple con no trabajar con los partidos tradicionales, sino individualmente con cada figura. Y así empieza su gobierno, con “pragmatismo”.
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