Joe Biden es el presidente electo de los Estados Unidos
Cuatro días después de que se cerraran las urnas, el candidato demócrata, Joe Biden, sumó los 270 votos electorales que necesita para llegar a la Casa Blanca. Un recuento de infarto para un candidato acostumbrado a superar situaciones difíciles. El sábado, los medios estadounidenses le concedieron Pensilvania.
El martes 3 de noviembre, día de las elecciones en Estados Unidos, Joe Biden llegó a su casa de infancia en la localidad industrial de Scranton, Pensilvania. “De esta Casa a la Casa Blanca con la Gracia de Dios”, escribió en una pared de la sala, detrás de un cuadro, plasmando su nombre y agregando la fecha “11-3-2020”.
Tuvo que esperar cuatro días para que el reñido conteo de votos en siete estados claves le dieran la victoria. Este sábado, tras tres días agónicos para el candidato, Biden logró los 270 votos necesarios para ganar el Colegio Electoral, el sistema de elección presidencial en Estados Unidos que determina que el presidente no gana por voto popular sino por los votos de una representación demográfica de los estados.
Ver más: La pesadilla se hizo realidad en EE. UU.
Tras ganar Wisconsin y Michigan, la batalla se dirimió en Pensilvania, estado que Biden consiguió el sábado. Aún restan por decidirse los estados de Nevada (6 votos), Arizona (11) y Georgia (16). Las cosas quedaron así Donald Trump logró hasta ahora 214 votos en el Colegio Electoral y Joe Biden, 284, lo que le hace imposible al presidente arrebatarle la Presidencia. Aunque haya denunciado fraude y su equipo legal, encabezado por Rudolph Giuliani intentarán impugnar varios votos.
Ver más: Lo que los demócratas necesitan entender de EE. UU.
El triunfo de Biden en las urnas fue por partida doble. Además del Colegio Electoral, el demócrata se convirtió también en el presidente más votado en la historia del país, incluso más que Barack Obama, de quien fuera vicepresidente. La participación este año batió todos los récords, cerca de 160 millones de votantes, es decir el 65% del censo. La última ocasión que la participación alcanzó ese porcentaje fue en 1908, cuando votaron unos 14 millones de personas ya que el censo era muchísimo menor.
Biden suma casi 80 millones de papeletas, según los datos preliminares, pues falta contar aún varios votos por correo.
Dos días de infarto
No ha sido una semana normal en Estados Unidos. Tras una campaña inédita marcada por la pandemia, la tensión social y una participación inédita en las urnas, el resultado electoral de las del 3 de noviembre no se conoció ese mismo día como es tradición. Por primera vez desde hacía 20 años, los estadounidenses tuvieron que esperar dos días para conocer el nombre de su presidente.
Ver más: Al Gore y George Bush, las elecciones que dejaron en vilo a EE. UU.
Tras dos días llenos de tensión por el recuento de votos, concentraciones callejeras, declaraciones anticipadas de victoria y amenazas de llevar los resultados a instancias judiciales los números favorecieron al demócrata, que desde el miércoles en la mañana comenzó a despejar su camino a la Casa Blanca. Tuvo ventaja desde entonces en Arizona (11 votos electorales) y Nevada (6), que finalmente sellaron el triunfo.
Si suma Georgia (16) su triunfo sería más contundente y acabaría con los rumores expandidos por el presidente Trump de un supuesto fraude electoral y mostraría un Estados Unidos menos dividido.
Trump no acepta la derrota
Un resultado que no le gustó a Trump, que declaró que le habían robado las elecciones y presentó demandas para suspender el conteo en tres estados y revisar el sufragio en otros dos, llevando el resultado electoral, como había amenazado, a instancias legales. Este jueves, justo antes de que salieran los datos en esos estados clave en los que Biden remontaba, ordenó en su cuenta de Twitter parar el conteo de votos.
Ver más: Las imágenes de las marchas en EE. UU. tras las elecciones
El martes anunció que llevaría la batalla a la Corte Suprema los procesos en donde pierda por pequeño margen y promovió frenar el conteo en Georgia y Pensilvania.
Esto sume al país, ya presa de la polarización y la división social, en un escenario preocupante. “Lo que hace Trump con todo esto es que paraliza el sistema político, lo congela y a través de las impugnaciones lleva la decisión a las cortes, hace que el sistema electoral pierda legitimidad”, explicó Miguel Benito-Lázaro, historiador e internacionalista, quien agregó que cualquier cosa que no sea su reelección “será un fraude para Trump”.
. “En esta situación ya vemos que Trump va a intentar no reconocer a Biden... Habrá que ver qué hace Biden y hasta qué punto está dispuesto a litigar”, explicó el historiador.
Biden, la tercera es la vencida
Joe Biden vio como sus primeras ambiciones políticas quedaron truncadas con dos intentos infructuosos de llegar a la Casa Blanca. A los 77 años, Biden se convirtió, tras 50 años de vida política en Washington, en el mandatario con más edad en ocupar la Casa Blanca.
Ya no tiene la misma fuerza que durante los ocho años en los que fue vicepresidente de Barack Obama y aunque conserva una sonrisa de anuncio, su paso es más frágil y su pelo escasea. Por eso eligió una vicepresidenta joven, llena de energía como Kamala Harris, quien se perfila como la figura del Partido Demócrata para las próximas elecciones.
Ver más: 30 datos para conocer al nuevo presidente de EE. UU.
Como vicepresidente de Obama le encomendó supervisar la recuperación de la profunda recesión que sufría el país. Ambos diferían sobre la guerra en Afganistán y Biden se opuso a un aumento de las tropas en terreno. En sus 30 años en el Senado fue conocido por sus alianzas improbables y al igual que Trump, por su propensión a salirse del guión.
Deberá liderar una nación agitada por una pandemia que avanza y ha dejado más muertos que en ningún otro país y una presidencia que considera mancillada por las “mentiras” de Donald Trump.
Ha hecho un carácter fuerte a lo largo de toda su vida, marcada por varias tragedias; su primera esposa, Neilia Hunter, y su hija de un año murieron en un accidente de coche cuando iban a comprar un árbol de Navidad, en 1972.
Sus dos hijos quedaron heridos de gravedad, pero sobrevivieron, aunque el mayor, Beau, murió joven víctima de un cáncer en 2015.
Los retos
A pesar de las batallas legales que ya comenzó el presidente Trump, la Constitución de EE. UU. señala que el 20 de enero deberá haber un presidente. Y Biden es el elegido. Recibirá un país azotado por la crisis económica y los efectos de la pandemia del coronavirus. Expertos dicen que deberá subir los impuestos a los más ricos y subir el salario mínimo.
Ver más: Las acertadas predicciones de Bernie Sanders sobre las elecciones EE. UU. 2020
Recomiendan que recupere las relaciones que el presidente Trump dañó, como por ejemplo con la Unión Europea, la Otan y varios socios importantes de EE. UU. La fractura social es otra cuenta pendiente que deberá asumir, principalmente, cerrando la brecha entre afroamericanos y blancos.
Prometió una reforma migratoria tan pronto ganara la Presidencia y eso esperan muchos jóvenes ilegales en EE. UU. Frente a América Latina seguirá con la presión a Venezuela pero seguramente tomará distancia de mandatarios polémicos como Jair Bolsonaro y en Colombia promoverá el respeto por los derechos humanos así como la implementación del Acuerdo de Paz.
Las polémicas
Le llovieron críticas por ayudar a la redacción de una ley en 1994 que muchos demócratas creen que llevó a la encarcelación de una cantidad desproporcionada de ciudadanos negros. Recientemente Biden reconoció que esta iniciativa fue un error.
Ver más: Kanye West, el cantante que consiguió 60.000 votos en las elecciones de EE. UU.
Otros episodios en el Senado también hacen sombra a su campaña, como su apoyo a la Guerra de Irak en 2003 y su rol en la audiencia de confirmación del juez de la Corte Suprema Clarence Thomas en 1991 y su manejo de las acusaciones de acoso sexual contra el magistrado.
El año pasado, una polémica sobre su actitud especialmente propensa al tacto también sacudió la campaña. Entonces, Biden se disculpó y prometió tener en cuenta en el futuro el “espacio personal” de las mujeres.
El martes 3 de noviembre, día de las elecciones en Estados Unidos, Joe Biden llegó a su casa de infancia en la localidad industrial de Scranton, Pensilvania. “De esta Casa a la Casa Blanca con la Gracia de Dios”, escribió en una pared de la sala, detrás de un cuadro, plasmando su nombre y agregando la fecha “11-3-2020”.
Tuvo que esperar cuatro días para que el reñido conteo de votos en siete estados claves le dieran la victoria. Este sábado, tras tres días agónicos para el candidato, Biden logró los 270 votos necesarios para ganar el Colegio Electoral, el sistema de elección presidencial en Estados Unidos que determina que el presidente no gana por voto popular sino por los votos de una representación demográfica de los estados.
Ver más: La pesadilla se hizo realidad en EE. UU.
Tras ganar Wisconsin y Michigan, la batalla se dirimió en Pensilvania, estado que Biden consiguió el sábado. Aún restan por decidirse los estados de Nevada (6 votos), Arizona (11) y Georgia (16). Las cosas quedaron así Donald Trump logró hasta ahora 214 votos en el Colegio Electoral y Joe Biden, 284, lo que le hace imposible al presidente arrebatarle la Presidencia. Aunque haya denunciado fraude y su equipo legal, encabezado por Rudolph Giuliani intentarán impugnar varios votos.
Ver más: Lo que los demócratas necesitan entender de EE. UU.
El triunfo de Biden en las urnas fue por partida doble. Además del Colegio Electoral, el demócrata se convirtió también en el presidente más votado en la historia del país, incluso más que Barack Obama, de quien fuera vicepresidente. La participación este año batió todos los récords, cerca de 160 millones de votantes, es decir el 65% del censo. La última ocasión que la participación alcanzó ese porcentaje fue en 1908, cuando votaron unos 14 millones de personas ya que el censo era muchísimo menor.
Biden suma casi 80 millones de papeletas, según los datos preliminares, pues falta contar aún varios votos por correo.
Dos días de infarto
No ha sido una semana normal en Estados Unidos. Tras una campaña inédita marcada por la pandemia, la tensión social y una participación inédita en las urnas, el resultado electoral de las del 3 de noviembre no se conoció ese mismo día como es tradición. Por primera vez desde hacía 20 años, los estadounidenses tuvieron que esperar dos días para conocer el nombre de su presidente.
Ver más: Al Gore y George Bush, las elecciones que dejaron en vilo a EE. UU.
Tras dos días llenos de tensión por el recuento de votos, concentraciones callejeras, declaraciones anticipadas de victoria y amenazas de llevar los resultados a instancias judiciales los números favorecieron al demócrata, que desde el miércoles en la mañana comenzó a despejar su camino a la Casa Blanca. Tuvo ventaja desde entonces en Arizona (11 votos electorales) y Nevada (6), que finalmente sellaron el triunfo.
Si suma Georgia (16) su triunfo sería más contundente y acabaría con los rumores expandidos por el presidente Trump de un supuesto fraude electoral y mostraría un Estados Unidos menos dividido.
Trump no acepta la derrota
Un resultado que no le gustó a Trump, que declaró que le habían robado las elecciones y presentó demandas para suspender el conteo en tres estados y revisar el sufragio en otros dos, llevando el resultado electoral, como había amenazado, a instancias legales. Este jueves, justo antes de que salieran los datos en esos estados clave en los que Biden remontaba, ordenó en su cuenta de Twitter parar el conteo de votos.
Ver más: Las imágenes de las marchas en EE. UU. tras las elecciones
El martes anunció que llevaría la batalla a la Corte Suprema los procesos en donde pierda por pequeño margen y promovió frenar el conteo en Georgia y Pensilvania.
Esto sume al país, ya presa de la polarización y la división social, en un escenario preocupante. “Lo que hace Trump con todo esto es que paraliza el sistema político, lo congela y a través de las impugnaciones lleva la decisión a las cortes, hace que el sistema electoral pierda legitimidad”, explicó Miguel Benito-Lázaro, historiador e internacionalista, quien agregó que cualquier cosa que no sea su reelección “será un fraude para Trump”.
. “En esta situación ya vemos que Trump va a intentar no reconocer a Biden... Habrá que ver qué hace Biden y hasta qué punto está dispuesto a litigar”, explicó el historiador.
Biden, la tercera es la vencida
Joe Biden vio como sus primeras ambiciones políticas quedaron truncadas con dos intentos infructuosos de llegar a la Casa Blanca. A los 77 años, Biden se convirtió, tras 50 años de vida política en Washington, en el mandatario con más edad en ocupar la Casa Blanca.
Ya no tiene la misma fuerza que durante los ocho años en los que fue vicepresidente de Barack Obama y aunque conserva una sonrisa de anuncio, su paso es más frágil y su pelo escasea. Por eso eligió una vicepresidenta joven, llena de energía como Kamala Harris, quien se perfila como la figura del Partido Demócrata para las próximas elecciones.
Ver más: 30 datos para conocer al nuevo presidente de EE. UU.
Como vicepresidente de Obama le encomendó supervisar la recuperación de la profunda recesión que sufría el país. Ambos diferían sobre la guerra en Afganistán y Biden se opuso a un aumento de las tropas en terreno. En sus 30 años en el Senado fue conocido por sus alianzas improbables y al igual que Trump, por su propensión a salirse del guión.
Deberá liderar una nación agitada por una pandemia que avanza y ha dejado más muertos que en ningún otro país y una presidencia que considera mancillada por las “mentiras” de Donald Trump.
Ha hecho un carácter fuerte a lo largo de toda su vida, marcada por varias tragedias; su primera esposa, Neilia Hunter, y su hija de un año murieron en un accidente de coche cuando iban a comprar un árbol de Navidad, en 1972.
Sus dos hijos quedaron heridos de gravedad, pero sobrevivieron, aunque el mayor, Beau, murió joven víctima de un cáncer en 2015.
Los retos
A pesar de las batallas legales que ya comenzó el presidente Trump, la Constitución de EE. UU. señala que el 20 de enero deberá haber un presidente. Y Biden es el elegido. Recibirá un país azotado por la crisis económica y los efectos de la pandemia del coronavirus. Expertos dicen que deberá subir los impuestos a los más ricos y subir el salario mínimo.
Ver más: Las acertadas predicciones de Bernie Sanders sobre las elecciones EE. UU. 2020
Recomiendan que recupere las relaciones que el presidente Trump dañó, como por ejemplo con la Unión Europea, la Otan y varios socios importantes de EE. UU. La fractura social es otra cuenta pendiente que deberá asumir, principalmente, cerrando la brecha entre afroamericanos y blancos.
Prometió una reforma migratoria tan pronto ganara la Presidencia y eso esperan muchos jóvenes ilegales en EE. UU. Frente a América Latina seguirá con la presión a Venezuela pero seguramente tomará distancia de mandatarios polémicos como Jair Bolsonaro y en Colombia promoverá el respeto por los derechos humanos así como la implementación del Acuerdo de Paz.
Las polémicas
Le llovieron críticas por ayudar a la redacción de una ley en 1994 que muchos demócratas creen que llevó a la encarcelación de una cantidad desproporcionada de ciudadanos negros. Recientemente Biden reconoció que esta iniciativa fue un error.
Ver más: Kanye West, el cantante que consiguió 60.000 votos en las elecciones de EE. UU.
Otros episodios en el Senado también hacen sombra a su campaña, como su apoyo a la Guerra de Irak en 2003 y su rol en la audiencia de confirmación del juez de la Corte Suprema Clarence Thomas en 1991 y su manejo de las acusaciones de acoso sexual contra el magistrado.
El año pasado, una polémica sobre su actitud especialmente propensa al tacto también sacudió la campaña. Entonces, Biden se disculpó y prometió tener en cuenta en el futuro el “espacio personal” de las mujeres.