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José Raúl Mulino, el delfín del exmandatario Ricardo Martinelli, inhabilitado por corrupción, fue elegido este domingo nuevo presidente de Panamá, imponiéndose con una amplia diferencia a sus adversarios directos, que vieron cómo se dividían los votos entre ellos, mientras se imponía el candidato que prometió devolver el dinero a los bolsillos de los panameños.
Con más del 87 % de los votos escrutados, Mulino logró un 34,4 % de los sufragios, frente al 25 % del antisistema Ricardo Lombana, del Movimiento Otro Camino (Moca), el 16 % del expresidente Martín Torrijos (2004-2009), del Partido Popular (PP), y el 11,2 % alcanzado por Rómulo Roux, de Cambio Democrático (CD).
Todos reconocieron la derrota, el último de ellos Lombana, quien se postulaba como el gran candidato contra la corrupción, atribuida a la figura del expresidente Ricardo Martinelli y, por extensión, a Mulino. “Somos la principal fuerza de oposición de la República de Panamá”, sentenció en su discurso de esta noche.
La victoria la dio a conocer el presidente del Tribunal Electoral panameño, el magistrado Alfredo Juncá, a través de una llamada telefónica que sostuvo con el mandatario electo, que fue transmitida por la televisión: “Me complace comunicarle que usted, en este momento, de forma extraoficial, es el ganador de la Presidencia de Panamá”.
Tras su triunfo, Mulino dijo no ser el “títere” de nadie. Además, en sus primeras declaraciones, llamó a un gobierno de unidad nacional, con el fin de resolver los problemas del país, que atraviesa una crisis económica ligada a la sequía del Canal de Panamá, y añadió que “habrá un presidente respetuoso de la libertad de expresión y de los derechos humanos”.
En horas de la mañana, Mulino depositó su voto en el Centro de Convenciones Atlapa, donde se encontró con detractores y simpatizantes. Unos le gritaron “corrupto, corrupto, no vas”, mientras que otros, en señal de apoyo, dijeron: “Se siente, se siente, Mulino presidente”.
Tiempo después, salió rumbo a la Embajada de Nicaragua, donde está asilado su padrino político, Martinelli, tras una condena de 10 años por lavado de dinero. En la reunión se dijeron: “¡Vamos a ganar!”. Algo parecido agregó en la noche del domingo, con los resultados en mano: la misión se cumplió. Entre quienes lo felicitaron están la Embajada de Estados Unidos en Panamá y el secretario de la OEA, Luis Almagro. Laurentino Cortizo, mandatario saliente, hizo lo mismo y se comprometió con una “transición ordenada”.
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